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Una tragedia que se va develando
en cuotas en el barco del horror

El pesquero incendiado en
alta mar llegó a Madryn. Fueron encontrados los cuerpos de cuatro marinos. Buscan a otros tres.

El API II atracó en Puerto
Madryn con su carga lúgubre.
El rescate de los cadáveres se
dificulta por el calor.

El buque pesquero “API II” –que el martes a la noche se incendió en plena altamar, a la altura de Península Valdés– llegó finalmente a Puerto Madryn, llevando en su interior la más lúgubre de las cargas: los cuerpos sin vida de siete de sus tripulantes, que no pudieron ser rescatados de las llamas por sus compañeros. Aunque en las primeras horas que siguieron al incendio se especulaba con que podían estar vivos dentro de alguna de las cámaras frigoríficas del barco, el miércoles a la noche los marinos que trabajaban en el rescate dieron con el primero de los cuerpos, en la cocina de la nave, ubicada en la tercera cubierta de la nave. Ayer a media mañana, poco antes de que el API II atracara, se localizaron otros tres cadáveres, en el mismo nivel. Anoche, todavía no se había ubicado a los otros tres desaparecidos.
Durante todo el miércoles, el API II mantuvo su ruta original, con las máquinas a mínima potencia, en dirección a Puerto Madryn. Fue seguido de cerca por el guardacostas Prefecto Derbes, mientras 16 integrantes de la tripulación del API II trabajaban en la nave en tareas de enfriamiento. Aunque el fuego había sido controlado en las primeras horas de la mañana, las altas temperaturas mantenían latente el peligro de que se reiniciara el fuego. En especial porque el API II es un buque pesquero similar a un frigorífico: los ejemplares pescados son procesados a bordo del mismo barco, por lo que sus bodegas están compuestas de material altamente inflamable, como madera y plástico.
Alrededor de las 9 de ayer, el pesquero “Rocío de Mar”, que trasladaba a 35 miembros de la tripulación de la nave incendiada, atracó en el puerto Luis Piedrabuena de la ciudad de Puerto Madryn. Cinco marinos –un español y cuatro porteños– que habían sufrido cortes y fracturas de diversa gravedad fueron derivados al hospital local. Miembros de la delegación Madryn de Prefectura Naval indicaron además que muchos de los tripulantes “se encuentran en un profundo estado de shock, porque vieron cómo sus siete compañeros quedaban atrapados detrás de la línea de fuego sin poder salir ni ser auxiliados”.
“Escucharon una explosión, pero ninguno pudo definir cómo empezó el fuego”, contó Víctor Ascagorta, representante en Madryn del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), quien dialogó con varios integrantes de la tripulación del API II. “Hubo desesperación y pánico”, indicó el sindicalista, y agregó que todos los tripulantes coincidieron en que el fuego se extendió rápidamente: “A los cinco minutos de sonar la señal de incendio ya no se veía ni se identificaba nada”.
El primer cadáver apareció en la noche del miércoles, en el piso de la cocina del pesquero, ubicada en la tercera cubierta, es decir, por debajo de la línea de flotación. Se trataba de Manuel Silva Barra, un marinero español. Las tareas para rescatar su cuerpo complicaron la situación del API II: al abrirse el compartimento se desató un pequeño incendio que obligó al equipo de socorro a suspender su labor y cerrar la compuerta de la cocina, para evitar que el fuego se propagara.
Ascagorta informó que los otros marinos desaparecidos (entre los que se encuentran los encontrados ayer) son Angel Melgar, de Buenos Aires; Fernando Salazar y Adrián Ramón Acuña, de Santa Fe; Roque Clemente Gaitán, de Chubut; Carlos Alberto Iwasik, de Entre Ríos; y Adolfo Pelozo, de Corrientes. Los tres cuerpos rescatados ayer –dos en un pasillo de la cubierta interior y el otro dentro de un camarote– aún no fueron identificados. Ascagorta explicó que la tragedia alcanzó a estos hombres porque cuando se inició el fuego “estaban descansando en los camarotes, ya que habían finalizado su turno a las 13”. Aún falta ubicar a otros tres desaparecidos.

 

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