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De cómo la derecha chilena no
puede sacarse de encima a Pinochet

La renuncia del jefe de la Armada para presentar su candidatura a senador es un signo de �repinochetización� de la derecha.

El almirante Jorge Arancibia en el centro de la tormenta;
a su derecha, el general Ricardo Izurieta.

Por Pablo Rodríguez

El anuncio de la renuncia del comandante en jefe de la Armada chilena, almirante Jorge Arancibia, para postularse como candidato a senador por Valparaíso del partido más pinochetista del espectro político, la Unión Demócrata Independiente (UDI), provocó “una tormenta”, según varios medios chilenos. El amago de tormenta dentro de la coalición de gobierno, entre quienes pedían la renuncia inmediata de Arancibia y quienes relativizaban la situación, quedó en la nada: el presidente Ricardo Lagos ordenó que la renuncia de Arancibia se haga efectiva este lunes y no en julio, como quería el almirante, y su sucesor será el vicealmirante Miguel Angel Vergara. Quizás haya alguna tormenta en las Fuerzas Armadas, ya que el ingreso de Arancibia en la política se da de bruces con la llamada “Doctrina Izurieta”, apellido del jefe del Ejército que quiere una despolitización de los militares después de la era pinochetista. Pero donde seguro hay tormenta es en la derecha, y las posiciones se juegan, otra vez, entre los sectores afines a Pinochet y los que quieren terminar con el influjo de su imagen menguante.
Parece un juego de espejos entre los dos sostenes de los largos años de Pinochet. El paso de Arancibia de una arena a la otra puede ser un problema para algunos sectores de las Fuerzas Armadas y de la derecha de la UDI y de Renovación Nacional (RN), pero en todo caso revela que, para estos mismos sectores, sacarse de encima a Pinochet es más complicado de lo que parece. Del lado del general Ricardo Izurieta, es claro que su intento de despolitizar el Ejército no es acompañado tan fervientemente por la Fuerza Aérea y la Armada. En la Fuerza Aérea, el caso del general Fernando Gabrielli, implicado en la Caravana de la Muerte, revela que allí no se cumple tan estrictamente la política que Izurieta busca imponer de frenar el ascenso de quienes están en relación con los crímenes de la dictadura. En la Armada, al almirante Arancibia siempre se le fue la lengua para defender a Pinochet, contrastando con el discurso más mesurado de Izurieta.
Del lado de la derecha, el problema pasa por el liderazgo de Joaquín Lavín. El actual alcalde de Santiago, ex candidato de la Alianza por Chile (UDI-RN), que llegó a obtener un 48 por ciento en las dos vueltas presidenciales de fines de 1999 y principios del 2000, es quien más defendió, incluso ante la oposición de sus propias filas, el alejamiento de la derecha de la figura de Pinochet.
Lavín pertenece a la UDI, el partido por el que aspira a presentarse Arancibia en Valparaíso. En esa región, el candidato de RN es su flamante titular, Sebastián Piñera, quien es de hecho quien más puede discutir la chapa de Lavín como candidato presidencial para el 2005. La conclusión parece, entonces: “Alianza de guerra: la UDI lanza a un almirante para frenar a Piñera”, como tituló ayer el diario electrónico chileno El Mostrador. Sin embargo, es extraño que Lavín elija, para frenar a Piñera, justamente a Arancibia, quien además lo ha atacado por su posición de alejamiento respecto de Pinochet. En realidad, Lavín pierde más de lo que gana con la candidatura de Arancibia. Quizás la jugada se pueda explicar mejor aludiendo a los sectores más pinochetistas de la propia UDI, encabezados por su propio presidente, Pablo Longueira. Hay que tener en cuenta que el candidato a diputado de la UDI por el mismo distrito es nada menos que Hernán Guiloff, vicepresidente de la Fundación Pinochet. Es el sector de Longueira, contrapuesto a la política de Lavín, quien podría estar impulsando la candidatura del actual jefe de la Armada.
Desde la Concertación, lo de Arancibia es un escándalo. “Ha incurrido en delitos de deliberación y tal vez de sedición, porque de alguna manera ha estado participando con una fuerza opositora al gobierno en la definición de candidaturas”, denunció el diputado democristiano Andrés Palma. “Debe colgar hoy el uniforme”, y no en julio como está previsto, dijo el socialista Camilo Escalona. El mismo presidente Lagos siguió la interpretación de Escalona, al pedir la renuncia inmediata de Arancibia. El ministro de Defensa, Mario Fernández prefirió aludir a la paradoja de que un jefe militar pueda renunciar pero no ser removido por el presidente, como indica la Constitución pinochetista de 1980. De este modo, el gobierno tendrá otro motivo para insistir en la reforma de la Constitución.

 


 

ESTADOS UNIDOS CESARA LAS PRUEBAS EN PUERTO RICO
No bombardeen a nuestros “amigous”

Después de dos años de protestas, ayer Estados Unidos acepto parar –en el futuro– los bombardeos a la isla portorriqueña de Vieques, que ha sido usada para entrenamiento militar durante 60 años. “Mi actitud es que la marina debería encontrar otro lugar para llevar a cabo sus ejercicios”, dijo el presidente George Bush, cuyos comentarios fueron luego explicados técnicamente por el secretario de Defensa Donald Rumsfeld. “Hubo algún daño en el pasado. Estos son nuestros amigos y vecinos y no nos quieren ahí”. Pero pasarán casi dos años antes que los 9400 residentes de Vieques sean dejados en paz. Mientras tanto, los bombardeos continuarán el lunes.
En muchos aspectos el anuncio es académico. La Marina ya aceptó retirarse en mayo de 2003, si eso es lo que los isleños votan en un referendo en noviembre. Y eso es lo que la gente, que eligió a un alcalde arrestado dos veces por ir al lugar de pruebas prohibido, seguramente hará. La marina ocupó dos terceras partes de la isla caribeña durante los últimos 60 años. Llama al lugar “una joya de la corona irremplazable para nuestro entrenamiento”, porque ahí es posible combinar ejercicios de aire, tierra y mar. Más de 180 manifestantes, incluyendo al activista de Nueva York, reverendo Al Sharpton, el actor Edward James Olmos, y el abogado ambientalista Robert F. Kennedy Jr., fueron arrestados durante los últimos ejercicios de abril. Sharpton está cumpliendo 90 días en prisión y estuvo en huelga de hambre dos semanas para llamar la atención sobre Vieques.
La última ola antibombardeos comenzó hace dos años cuando unas municiones perdidas mataron a su guarda de seguridad portorriqueño. Los manifestantes establecieron un campamento en el lugar y desafiaron a la Marina. Fueron sacados hace un año y el entrenamiento recomenzó con municiones de fogueo. Los isleños dicen que tienen un índice de cáncer 27 por ciento más alto que el promedio de los portorriqueños, sufren de daños nasales y tienen un índice de incidencia más alto de problemas cardíacos.

 

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