Por Cecilia Hopkins
Las características
generales de la producción de los nuevos dramaturgos será
el tema excluyente de la edición de hoy de Imágenes del
Rojas, el programa que ocupa el horario de trasnoche, desde la 1, de Canal
7. El programa cuenta con la participación del crítico e
historiador teatral Jorge Dubatti y los dramaturgos Rafael Spregelburd,
Patricia Zangaro, Alejandro Tantanian y Daniel Veronese. Los responsables
no planearon la edición como una confrontación de ideas
u opiniones sino que recogieron testimonios por separado, mechando fragmentos
de algunos de las obras escritas y en algunos casos, también
dirigidas por los convocados. Es bastante lógico que este
tema de debate teatral llegue a la televisión en el marco de un
programa originado en el Centro Cultural Rojas, que desde los 80 fue un
espacio importante para la exhibición de obras de ruptura con las
estéticas más tradicionales, lo que le generó un
público mayoritariamente joven.
Lo primero que surge de los reportajes expuestos es el rechazo que manifiestan
los autores frente a la necesidad de los críticos e investigadores
de rotular las obras producidas en los últimos años bajo
la denominación de Nueva Dramaturgia. Lo más interesante
del envío será entonces, observar el modo en que los dramaturgos
mismos relativizan y cuestionan casi con resignación el nombre
bajo el cual se los unifica, frente a la pasión didáctica
de Dubatti, que brinda el background teórico que legitimiza el
nombre elegido. Yo soy enemigo de las definiciones afirma
Veronese, quien prefiere el sencillo y genérico nombre de nueva
camada de autores para hacer referencia a todos aquellos que escriben
desde parámetros diferentes a los ya instituidos.
Por el grado de diversidad de las estéticas que están
conviviendo en la ciudad de Buenos Aires, opina Tantanián, no se
puede apresar el fenómeno bajo un nombre, para tranquilidad de
no se sabe quien. Obviamente, queda claro que ninguno de ellos niega
la existencia de este fenómeno en crecimiento, pero los cuatro
manifiestan una cierta incomodidad a la hora de evaluar el nombre que
intenta englobar a tantos autores que ni siquiera pertenecen a una misma
generación. ¿Existe una nueva dramaturgia y una vieja dramaturgia
argentina? El caso es que la noción de lo .nuevo. no convence demasiado
a ninguno de los entrevistados.
Más que hablar acerca de la novedad u originalidad
de los autores, Patricia Zangaro encuentra que uno de los rasgos distintivos
es la forma de producción que han elegido estos dramaturgos que
ya no escriben en soledad sino que se asocian tanto para la creación
como para la publicación de obras. También destaca que están
más integrados al fenómeno escénico ya que
no solamente escriben para la escena sino que también actúan
y dirigen y a veces hasta cumplen con los tres roles a la vez.
Sin embargo, más allá de este reparo preliminar, los dramaturgos
coinciden con el investigador en todos los demás puntos de abordaje
de la cuestión. Si para Spregelburd el teatro ha sido durante
siglos igual a sí mismo y ha estado signado por el paradigma causa
y efecto, los cambios en la dramaturgia tienen .que ver con los
discursos de la posmodernidad, el fin de la historia, la manera en que
el hombre empieza a verse a sí mismo. Así entonces,
estas afirmaciones ratifican la opinión de Dubatti: una nueva
dramaturgia es aquella que se hace cargo de las nuevas condiciones culturales
signadas por la extinción de las explicaciones. Cuando Veronese
subraya que los dramaturgos trabajan desde una mirada individual
y fragmentada que responde a la atomización de las ideas de la
sociedad, el crítico complementa lo idea afirmando que se
trabaja con una multiplicidad de sentidos metafóricos por
el cual el fenómeno de la comunicación estalla en una infinidad
de direcciones. En esto,Spregelburd es tajante: Si yo quisiera
comunicar, escribiría un artículo teórico: el teatro
es una muy mala herramienta de comunicación.
Los entrevistados coinciden cuando se mencionan los rasgo que hacen de
cada autor un caso particular. Dubatti habla de un paisaje de proliferación
de mundos al referirse a este panorama diverso, en el que sin embargo
encuentra rasgos homogéneos, como la relectura de las tradiciones
culturales argentinas, que implican una manera inteligente
de entender el pasado nacional. En medio de tanto consenso, tal
vez, la opinión más polémica sea la de Veronese,
cuando afirma que estas nuevas formas ya fueron asimiladas
por la sociedad. Las nuevas propuestas, subraya ya no le producen
conmoción ni extrañamiento al público: creo que éste
es el momento de romper esas formas para crear otras.
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