Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ESTE FIN DE SEMANA HABRA DOS ESPECIALES DE “GRAN HERMANO”
Todo el fin de semana a puro llanto

Cuando un participante es eliminado por el público, después de ser votado por sus compañeros, éstos suelen llorar a moco tendido. El sábado uno se irá de la casa, y el domingo, en una aceleración de los tiempos, nominarán a otro.

Tamara Paganini se ha convertido en una figura central del programa, pero ahora está nominada.

Por Verónica Abdala

Los tiempos de Gran Hermano se acelerarán este fin de semana, en que habrá dos especiales consecutivos, el sábado y el domingo por la noche.El sábado se concretará la séptima eliminación de un participante y el domingo se nominará al octavo en salir de la casa, según informó ayer la producción. Cuando a partir del sábado 23 queden sólo cuatro participantes el programa habrá entrado en la recta final. Y ya no habrá mas nominaciones ni salidas de la casa. Desde el 23 al 30, la gente podrá votar telefónicamente en positivo, para decidir al ganador del juego. Hasta ahora, la gente ha votado en negativo, decidiendo que participantes van siendo eliminados. El sábado 30 se cumplirán los 112 días de encierro de los sobrevivientes. El público que ha convertido al programa en uno de los grandes éxitos del año, en rating y repercusión, tendrá a disposición un “Gran Hermano 2”, seguramente desde mediados de julio, según anunció esta semana el responsable de la programación de Telefé, Claudio Villaruel.
El sábado, en el especial que con tono épico conduce Soledad Silveyra, se sabrá si el séptimo eliminado es Tamara Paganini, Marcelo Corazza o Fernando Navarro. Es la primera vez en lo que va del programa que hubo triple nominación. Es que el voto de los participantes arrojó un empate entre Tamara y Fernando en el segundo lugar. El domingo, de 22 a 24, después del programa de Susana Giménez, Telefé pondrá el en aire una emisión especial, en que se conocerá el nombre de los dos últimos nominados del ciclo, que serán votados por los integrantes de la casa apenas unas horas antes de la emisión. Marcelo, que ingresó en reemplazo de un participantes que se fue de la casa por propia voluntad, Gustavo, está seguro de que será el próximo eliminado.
Los chicos que compiten a esta altura, al cumplirse hoy 98 días de programa, son Santiago, Daniela, Gastón y los tres nominados de esta semana. Cuando sólo sean cuatro, los televidentes decidirán quien se lleva los doscientos mil dólares de premio, el doble del botín para los ganadores de los realitys de América y el 13, “El bar” y “Expedición Robinson 1 y 2”. Sin embargo, podría afirmarse que hay otro premio, que ya lograron incluso algunos de los eliminados, como Martín –que aparece protagonizando un aviso del propio programa, en postura de conductor– o Natalia –que ha desfilado como modelo profesional y posado para varias producciones– que es el acceso sin demasiada escala a la fama.
Dentro de la casa, las probables nuevas estrellas de Telefé (adentro no se sabe casi nada de la enorme repercusión del programa) cada vez se esfuerzan menos por disimular los sentimientos encontrados. Los casi cien días de aislamiento del mundo exterior parecen haberlos convertido en conejillos de indias de la producción, aunque a sueldo. En el marco del aburrimiento que padecen la mayor parte del tiempo, varios empezaron a soñar en voz alta con lo que harán con el dinero, si lo ganan. Santiago, –uno de los favoritos tanto del público como de la producción– aseguró que invitaría a todos sus amigos a pasar unos días en Ibiza para celebrar el triunfo al mejor estilo la vida loca. No especificó quienes entre sus actuales compañeros de cuarto integrarían esa lista. Gastón y Fernando idearon un viaje a Buzios en caso de que uno de ellos gane el juego. En la idea inicial estaba Eleonora, que se comprometió con Gastón dentro de la casa, flirteó con Fernando y luego fue eliminada por la gente, tras una denuncia de la producción que afirmó que los tres habían urdido un complot para expulsar a Tamara, una candidata cantada al triunfo. Eleonora todavía sostiene que el viaje se hará, aún después de haber visto por la tele al chico con el que se comprometió frente a cámaras diciendo, entre otros piropos: “no me da ni tocarla, porque está muy gorda”. Y de saber que Gastón confesó que deseaba intensamente que de una buena vez abandonara la casa.
Tamara, por su parte, sueña con poder comprar una casa para su familia, sin sospechar que su padre se pasea por programas de toda laya defendiéndola a capa y espada de las malas lenguas, después de que manos anónimas filtrasen a los medios filmaciones y fotos suyas en su trabajo de bailarina erótica. Con el fallecido cantante Rodrigo y otros hombres, Tamara demuestra en esas imágenes que bailando podía hacer que los hombres se volviesen locos. Adentro de la casa, no le ha sido tan fácil seducir, si se tiene en cuenta que mañana podría ser eliminada. El que jamás hasido nominado es Gastón, el gran manipulador. Entre Gastón, Santiago y Tamara, si sobrevive a mañana, debería estar el nuevo millonario. Pero esto es un juego, y los juegos, juegos son.

 


 

Un reality show al gusto de Seineldín y Aldo Rico

El programa se llama �Boot camp� y plantea una competencia de supervien-
cia a los rigores del entrenamiento militar estadounidense. Sus imágenes evocan a �Nacido para matar�, de Stanley Kubrick.

El premio para el pobre ganador
será de medio millón de dólares.
El programa se ve desde esta noche,
a las 20 por la señal AXN.

Por R. C.

¿Hasta dónde llegará el morbo de quienes idean y concretan reality shows? Seguramente hasta el punto en que soporte el hígado de los televidentes. Y es muy probable que muchos argentinos precisen de algún protector hepático si pretenden seguirle los pasos a los reclutas de “Boot camp”, el primero de estos programas en el que los participantes son sometidos a un riguroso entrenamiento militar. En un país donde todavía está muy fresco el recuerdo y los resultados del terrorismo de Estado, y en el que la colimba torturó generaciones –hasta que fue eliminada después de la muerte del conscripto Omar Carrasco– se hará difícil soportar los gritos destemplados y los malos tratos de los cuatro ex marines encargados de bailar a los concursantes. Pero así son las cosas en este programa que la señal AXN emitirá todos los viernes a las 20, a partir de esta noche.
Ocho hombres y ocho mujeres sin entrenamiento militar previo fueron seleccionados para “Boot camp”. Entre ellos había un director de cine que trabajó con Spike Lee, un plomero, un instructor de snowboard, un profesor de arte, una criadora de cerdos, una agente de policía, una defensora pública y un ama de casa. Como en todos los reality shows, uno solo fue el ganador y se alzó con 500 mil dólares. Aunque, en éste ciclo, al segundo tampoco le fue tan mal, porque se llevó 100 mil. Las reglas del juego son bastante simples, lo que no quiere decir que sea fácil soportarlo. Los participantes deben cumplir misiones que requieren de esfuerzo individual y de trabajo en equipo. En cada una, se elige a un líder que, en caso de que la misión salga bien, tendrá una “amnistía” y no podrá ser eliminado esa semana. En cada emisión son dos los reclutas que abandonan el cuartel: uno es votado por sus compañeros; el segundo lo escoge precisamente el que acaba de ser echado. Esto, se supone, garantiza que no haya alianzas destinadas a perjudicar a un participante en especial.
Los dos finalistas deben cumplir con misiones especiales (especialmente terribles), en las que el ganador se lleva condecoraciones. El premio en efectivo le corresponde al que junta más galones, pero hay un detalle: los últimos seis reclutas en abandonar el cuartel forman un tribunal militar y eligen a cuál de los dos concursantes les otorgan sus propias jinetas. ¿Final inesperado? Habrá que esperar hasta el último capítulo.
Entre las misiones que debieron completar los participantes de “Boot camp” hubo demoliciones, evacuaciones, reconocimiento de campo, rescate de rehenes a través de un laberinto de láseres y búsqueda de supuestos antídotos para un veneno. Cuando todo salía bien, había premios sorpresa, como una cena con los platos favoritos de cada uno, una hora en un jacuzzi y hasta una noche en un hotel cinco estrellas. Pero si no podían cumplir con la misión, se racionaba la comida (la opción era alimentarse con gusanos vivos), se acortaban las pocas horas de sueño o se aumentaba el entrenamiento físico hasta niveles extremos. Muy edificante. Eso se sumó a los bailes habituales, a los gritos permanentes y a costumbres de los ex marines tales como entrar en las barracas golpeando tachos de basura a las cinco de la mañana. Hubo un participante que no aguantó y pidió irse, y algunos debieron retirarse por problemas de salud. Aunque hubiera sido hasta lógico, nadie reaccionó como la película Nacido para matar, de Stanley Kubrick, donde un recluta asesina a su entrenador-torturador. Los dos finalistas se sometieron a pruebas aún más agotadoras durante 48 horas, prácticamente sin comida y sin tiempo para dormir. Todo por medio millón de dólares y la (dudosa) fama que da participar de un reality show. Eso sí, a ninguno le dijeron tagarna.

 

PRINCIPAL