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“HUESITO CARACU, REMOLINO DE LAS PAMPAS”, DE H. MIDON
Una escena con olor a campo

El nuevo espectáculo del gran especialista en obras destinadas al público infantil se concentra más en la historia que en las las canciones. Y lo muestra a la altura de su rico historial.

Huesito Caracú, “duro por fuera pero blando por dentro”, debe enfrentarse al malvado Cocorito.

Por Inés Tenewicki

Después de La familia Fernandes y Objetos maravillosos, sus dos últimos espectáculos, ambos estructurados desde lo coreográfico-musical, Hugo Midón retoma su vocación de narrador y vuelve a contar una historia con fuerte predominio argumental. La de Huesito Caracú es una historia de poder, entre el empresario rico de un pueblo al que somete y una familia de humildes paisanos que tiene el atrevimiento de revelarse contra un orden injusto. El enfrentamiento ideológico, sin embargo, aparece mediatizado por el relato ejemplificador de un triángulo amoroso, en el que triunfa el amor sobre el dinero y el hijo del empresario pierde no sólo a su chica sino también su poder sobre la comunidad rural.
Huesito Caracú, “duro por fuera y blando por dentro”, es el nombre del protagonista de esta saga, un adolescente campesino algo bohemio que no atiende ni obedece las reglas sociales y se enamora de la novia del heredero de la empresa de electricidad del pueblo. En contraste con lo que dictaminan las “buenas costumbres”, la obra de Midón no sólo no cuestiona sino que premia ese amor desatinado con un final color de rosa. Con el humor y el ingenio ya clásicos de Hugo Midón, el espectáculo transcurre con fluidez, combinando músicas con preponderancia folklórica pero que transitan todos los ritmos, una acción ininterrumpida y coreografías de muy buen nivel.
Caracterizados como paisanos ortodoxos, definidos por una estética campestre pura, los personajes de Huesito Caracú, de la mano del vestuario de Renata Schussheim, parecen salidos de un cuadro de Molina Campos. La escenografía de Alberto Negrín redondea y completa la postal que propone esta puesta: un rancho sencillo, el aljibe, la mesa de campo, el mate, el puente sobre el río, las estrellas de la noche clara y fría, la estación del ferrocarril. El público es verdaderamente transportado a una atmósfera del campo más inmaculado. Para completar el cuadro, ahí están también el piar de los pájaros y las luces y sonidos del atardecer.
El duelo verbal y físico que se sucede a lo largo de todo el espectáculo entre el remolino de las pampas, Huesito Caracú, y su adversario, el millonario Cocorito, se resuelve con excelentes actuaciones de ambos: Diego Reinhold y Gustavo Monje ostentan una plasticidad admirable que les permite desplazarse con fluidez del folklore al rap, del parlamento al baile, del enfrentamiento en serio a la caricatura más desopilante. También es destacable la actuación de la mamá de Huesito, la actriz Laura Silva. El desenlace, sin embargo, es lo más flojo de la obra. Sucede abruptamente, sin una evolución que sugiera la idea de un proceso que lleva a un pueblo a triunfar sobre sus dominadores con todos los mecanismos del poder en su contra. El espectador queda con la sensación de que se perdió alguna escena.
Es cierto que la simplicidad de la historia no da lugar a un desarrollo del conflicto con demasiados matices. Pero la obra vale más allá de la historia que se propone contar, y se disfrutan elementos que son más que recursos al servicio de un relato, como laexcelente propuesta musical de Carlos Gianni, los juegos de lenguaje y las letras de las canciones, la interrelación entre los valores modernos y los tradicionales, las coreografías de Doris Petroni y la estética del vestuario y la escenografía. Quedan en el aire algunas reflexiones y un gustito a campo, reminiscencias de un paraíso perdido en el que es posible no sólo pararse a escuchar el trino de los pájaros, sino que incluso los pobres y débiles pueden triunfar sobre los ricos y poderosos.

 

Para ir

La flauta mágica. Versión de Eduardo Rovner, Marcelo Katz y Martín Joab, con arreglos y dirección musical de Carlos Libedinsky. Por la Compañía Clun. C. C. Recoleta, Junín 1930, hoy y mañana a las 17.
Piedra libre, de Liliana Quartuccio. Una pedagogía artística sobre el sida, los derechos de los niños y la discriminación, con música y títeres. Teatro El Vitral, Rodríguez Peña 344, mañana a las 15.30.
El parque japonés. Opereta circense para todo público, por el grupo Catalinas Sur. Av. Benito Pérez Galdós 93, mañana a las 18.30.
Blancanieves y los siete enanitos. Versión libre de teatro-danza de Yamil Ostrovsky. C. C. Adán Buenosayres, Asamblea 1200. Mañana a las 17. Gratis.

 

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