No nos interesa que el
asesino sea condenado a muerte, expresó Raquel Pelosso, la
madre de la joven que fue asesinada en los Estados Unidos junto a dos
amigas. Pese al dolor tras escuchar la confesión de Cary Stayner,
en la que el asesino develó hasta los más siniestros detalles
del triple crimen cometido en febrero de 1999, los padres de la joven
cordobesa no apoyaron el castigo que la mayoría de los presentes,
incluido el fiscal de la causa, desea para Stayner: la pena de muerte.
Lo que queremos es sacar a esta persona de circulación, para
que no pueda dañar a más gente, aseguró Raquel.
Raquel y José Pelosso, junto a su hija Paula, viajaron desde Córdoba
hasta Estados Unidos para asistir a las audiencias previas al juicio contra
Cary Stayner. El jueves pasado, el FBI hizo pública una confesión
grabada de Stayner, en la que éste explicó pormenorizadamente,
hasta los detalles más escabrosos, el modo en que estranguló
a Silvina, de 16 años, y a Carole Sund, y mató y violó
a la hija de ésta, Juli, de sólo 15 años.
Luego de escuchar la estremecedora confesión, que provocó
una gran conmoción entre todos los presentes en la sala, el juez
Thomas Hastings concluyó que existen pruebas suficientes para juzgar
a Stayner por homicidio múltiple agravado, aunque no
determinó la fecha de inicio del juicio.
Después de la dura semana que le tocó vivir, Raquel Pelosso
expresó: A mí no me interesa que Stayner sea condenado
a muerte. Creo que no tengo mucha influencia sobre la decisión
o el pedido que pueda hacer la fiscalía, pero por razones culturales
nosotros estamos alejados de todo eso. Aquí la pena de muerte existió
durante bastante tiempo y toda la gente la está pidiendo.
Agregó que lo que su familia quiere es que el asesino sea
sacado de circulación para que no pueda dañar a más
gente. Más allá de su posición, Raquel señaló
que no interferirá con lo que pida la fiscalía: Creo
que en su momento vamos a aceptar lo que ellos decidan, aseguró.
Ahora, el deseo de la familia Pelosso es que el juicio sea pronto.
La madre de Silvina recordó que las audiencias preliminares abrieron
la puerta al juicio, lo que nosotros queremos, y dijo que la familia
tiene la sospecha de que no está todo dicho, a pesar de la
confesión del asesino.
Presos
por una gota de semen
Los dos policías, acostumbrados
a patrullar la noche, quisieron pasarse de vivos pero fueron arrestados.
No previeron que la coima cobrada podía dejar rastro: en Córdoba,
una prostituta denunció que dos subayudantes la obligaron a brindarles
un servicio a cambio de no ser detenida. Y presentó
una prueba irrefutable: una muestra de semen de uno de los agentes.
Dos policías cordobeses fueron arrestados, acusados de haber abusado
sexualmente de una prostituta, con quien acordaron un servicio
para cada uno, a cambio de hacer la vista gorda y no detenerla. Se trata
de dos subayudantes, cuyas identidades fueron mantenidas bajo reserva,
detenidos por orden de la fiscalía.
La mujer los denunció. Relató lo que le ocurrió una
noche en la que estaba haciendo su trabajo. Dos policías se le
acercaron, y tras amenazarla con llevarla detenida, le exigieron que les
brinde una prestación gratuita. Pero ellos no contaron con la astucia
de su víctima: sin que pudieran advertirlo, la mujer tomó
una muestra de semen de uno de los agentes, que luego entregó a
la justicia.
El fiscal de instrucción, Juan Manuel Ugarte, ordenó pruebas
de ADN sobre esa muestra, lo que podría complicar definitivamente
la situación de los imputados. Los dos policías fueron pasados
a situación pasiva y alojados en la cárcel de la localidad
de Bower, en las afueras de la ciudad de Córdoba.
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