Por Pablo Plotkin
Conclusiones a la hora del
almuerzo en una fonda de San Telmo. Lo bueno: a diferencia de Puerto Rico
donde lo que no es comida chatarra se paga una fortuna, en
Buenos Aires puede conseguirse un plato de ñoquis caseros por $2,50
y una garrafa de vino tinto de la casa por otros tres. Lo malo: Argentina
debe ser el único país del mundo, de acuerdo con el diagnóstico
de Sergio Rotman, donde las bandas deben cederle un 30 por ciento de la
recaudación de un show al dueño del local. Es un momento
raro, muy raro. Extremadamente psicodélico, se atreve a definir
Rotman, marido de Mimi Maura (la mujer) y saxofonista y compositor de
Mimi Maura (la banda). En este momento estamos todos igual: todos
remando contra la corriente en un bote que va en dirección a una
catarata. Frente a semejante paisaje apocalíptico, se le
pregunta al ex Cadillac, actual líder de Cienfuegos, por qué
cada vez más gente va a ver a Mimi. ¿Por qué?,
responde. Sencillamente porque es el mejor grupo de la Argentina.
La jactancia de Rotman viene seguida de una explicación relativizadora:
Es duro de aceptar, pero es la verdad. Vi a todos los grupos que
están tocando en vivo, y no me caben dudas de que le rompemos el
culo al que venga. Pero eso varía. Los grupos son un momento. Y
en este momento nosotros estamos muy bien, espiritualmente. Mimi,
la intérprete puertorriqueña y verdadera estrella al frente
de esta orquesta atípica de ska, reggae, rock steady,
boleros y calipso, observa que, en el último tiempo, el público
empezó a ponerse más caliente. Todo tiene que ver,
además, con una creciente presencia de las canciones del disco
debut (Mimi Maura) en algunas radios de la ciudad. La cantante, mucho
menos locuaz que el padre de su hijo (Leroy, un coloradito de tres años),
dice: Es increíble cómo la gente se sabe todos los
temas. Creo que es una muy buena banda para ver en vivo. Son shows para
festejar, pasarla bien. Aunque tengamos temas tristes, sigue siendo un
sufrimiento con alegría. Para comprobarlo, este domingo después
de la medianoche, en La Trastienda, la banda celebrará algo así
como el cierre de una primera etapa.
Lo que empezó como un proyecto desordenado de Rotman y el bajista
Martín Aloé, quienes grababan demos en el estudio de Guillermo
Piccolini sin ningún plan preciso, terminó convirtiéndose
en una de las mejores sorpresas del underground porteño. Después
de un álbum casi por completo de covers (en el que predominan las
versiones del padre de Mimi, Mike Acevedo, una celebridad de la música
puertorriqueña), el proyecto ya tiene entidad y material para un
segundo disco. En realidad, éste va a ser el verdadero primer
disco, corrige Rotman. El anterior fue el disco cero. El disco
uno está todavía por hacerse. Entre los catorce temas
nuevos, hay tres de la flamante dupla compositora Rotman/Maura, dos de
Aloé con la escritora Florencia Bonadeo, un par del baterista Fernando
Ricciardi, otro del guitarrista Maneco y algunas versiones (entre ellas,
una del beatle Its only love).
Empezamos a conocernos todos, explica Mimi. Hemos estado
tocando muy seguido, casi todos los fines de semana, y empezamos a entender
cómo es que suena: qué se escucha bien y qué no.
Hay más confianza y más atrevimiento. Está
bien: Mimi Maura es una banda, pero sus músicos son lo suficientemente
astutos como para pensar todo en función de la cantante. Después
de todo, no se encuentran voces como la de Mimi en cada cuadra. La
primera vez que la escuché me voló la cabeza, recuerda
Aloé. Ahí entendimos que había que laburar
todo en base a ella. Fue algo que yo nunca había escuchado acá.
Siempre había tocado para minas: con los Lions In Love, con Erica
(García), pero nunca había laburado con alguien que abriera
la boca y te dejara diciendo guau.... De verdad. Por eso laburamos
alrededor de ella, hacemos canciones pensando en ella. Porque lo mejor
que tenemos es Mimi. Canta como nadie, al menos en este género.
Invertimos la pirámide, agrega Rotman. Empezamos
desde la punta. Tenemos a la cantante. Mimi: Pero trabajamos
todos juntos, no hay nadiepor encima del otro. Yo siempre quise estar
en un grupo, no ser solista, aunque me presente así. No por ser
la cantante soy la que manda, sonríe.
La vibración rítmica de Mimi Maura proviene de Jamaica,
el ska y el reggae. Rotman reflexiona y predice la posición de
esos géneros en la Argentina siglo XXI: La lógica
indicaría que lo que pasó acá con el blues debería
pasar con el reggae. El otro día estaba viendo imágenes
del ascenso de Nueva Chicago, y en la hinchada había una bandera
con la cara de Bob Marley que decía Satisface mi alma. Eso es muy
grosso, y algún día tiene que explotar. Me parece que éste
es un país súper reggaero, súper marihuanero. Estamos
en la ciudad más marihuanera de Sudamérica. Entonces debería
armarse una movida de reggae y ska. Mimi interviene con cierta inocencia
extranjera: Bueno, acá están Los Pericos, ¿no?.
Es que eso es precisamente lo que no es, contesta Rotman.
Por eso la movida del blues acá es tan buena, porque no partió
de un blues pop: partió de un blues de raíz. Algún
día pasará, porque me parece que el reggae le recabe a esta
ciudad.
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