Por
Raúl Kollmann
Según
ustedes, los hombres más cercanos a Carlos Menem, ¿cómo
se hizo exactamente el tráfico de armas a Croacia y Ecuador?
El interlocutor, por años estrechísimo colaborador del ex
presidente, se acomodó en el sillón.
Antes que nada debo decirle que Menem no tuvo nada que ver. Ni siquiera
se enteró. Todo el negocio se puso en marcha desde Fabricaciones
Militares como una forma de encontrar la plata para pagar los sueldos.
Así que el principal impulsor fue Luis Sarlenga, el titular de
Fabricaciones.
¿Y Emir Yoma? ¿Y Erman González?
No sé... no sé.
A lo largo de la última semana Página/12 mantuvo varias
entrevistas con hombres del máximo nivel del gobierno anterior
y funcionarios que estuvieron y están pegados a Carlos
Menem. El objetivo era encontrar la explicación de los menemistas
sobre cómo se hizo el tráfico de armas y quiénes
fueron los responsables. La versión resulta poco creíble,
pero lo cierto es que apuntan a Sarlenga y, de hecho, sugieren que Emir
y Erman estuvieron de alguna manera metidos. En la serie de entrevistas
no faltó el ex funcionario que tomó un largo block en sus
manos y empezó a dibujar un diagrama en el que ubicó a traficantes
y hombres del gobierno anterior. Eso sí, al final de la charla
se cuidó muy bien de agarrar la hoja y romperla en pedazos. Pedazos
chiquititos.
Mire, el gran problema del tráfico de armas empezó
un hombre que tenía despacho en la Casa Rosada no es conseguir
a quien venderle las armas. Eso siempre se consigue: hay guerras y guerrillas
en muchos lugares. El punto clave y más difícil para el
traficante es conseguir las armas. El primer paso en las dos operaciones,
la de Croacia y Ecuador, fue conseguir lo que se llama un certificado
de destino final, o sea un pedido que les permitiera sacar las armas de
la Argentina. Por eso, los traficantes, (Diego) Palleros (actualmente
prófugo) y sus socios, lo primero que consiguieron fue un pedido
falso de dos países marginales en la compra de armas, Panamá
que no tenía fuerzas armadas y Venezuela. Eso seguro
lo lograron coimeando a generales de esos países.
Este diagnóstico inicial del ex funcionario flaco y alto, pone
sobre el tapete que hubo una primera jugada en la que la banda consiguió
los pedidos falsos porque era la única forma de lograr la firma
del decreto de autorización de venta de las armas, sacar el material
del país y hacer el negocio. Si los decretos decían que
las armas eran para Croacia y Ecuador obviamente no se firmaban, porque
vendiéndole a Croacia se violaba el embargo impuesto por las Naciones
Unidas y mandando a Ecuador se violaba la condición argentina de
garante la paz.
La pregunta que Página/12 le reiteró a todos los ex funcionarios
menemistas fue invariable:
¿Quién fue el impulsor del tráfico?
La respuesta también fue invariable: Luis Sarlenga. Los menemistas
dicen que él estaba a cargo de Fabricaciones Militares y que la
exportación de armas era la forma que tenía de pagar los
sueldos a sus trabajadores. Por eso, dicen, él mismo apuraba la
firma de los decretos. Tirándole de paso una patada al ex ministro
Cavallo, no faltó el menemista que agregara: A Economía
el asunto también le venía bien: no tenía que desembolsar
fondos del presupuesto.
Aunque los ex funcionarios quieren vengarse de Sarlenga porque fue el
que se quebró y contó buena parte de la historia, el hecho
de que culpen al ex titular de Fabricaciones Militares no es un dato menor:
era riojano por adopción, hombre totalmente de Menem, al punto
que el ex mandatario abortó un intento de Oscar Camilión
de sacarlo de FM. De todas maneras, la historia aparece como poco creíble:
Sarlenga era un personaje muy menor que dependía de otro riojano,
el entonces ministro de Defensa, Erman González. Este último
fue el que firmó los decretos.
¿Usted dice que Erman no tuvo nada que ver? preguntó
este diario a uno de los máximos colaboradores del ex presidente.
No, no. No sé. La verdad es que no sé.
Las dudas aparecieron en tres de los ex funcionarios con los que habló
Página/12. Es que las armas salieron de distintos cuarteles, Fabricaciones
dependía de Erman, la venta del material bélico era un asunto
de su ministerio y, además, obviamente está su firma en
los decretos. En los diálogos con esos ex funcionarios, ninguno
defendió a Erman con convicción.
En la búsqueda de la versión menemista de las operaciones,
no faltó la cuestión del dinero. En ese terreno apareció
la figura de Emir Yoma.
El cuñado del ex presidente cobró dinero de Palleros.
El traficante lo sugiere, Sarlenga lo confirma y Lourdes Di Natale, la
entonces secretaria de Emir, también aporta datos. ¿Usted
dice que Emir no tuvo que ver?
La respuesta en este caso viene de otro íntimo colaborador del
ex presidente. Uno de los incondicionales.
No, no le digo eso. Le digo que no sé. Usted me preguntó
cómo decimos nosotros que se hizo la operación de las armas
y yo le doy nuestra versión. Eso es todo. Hay partes en las que
le tengo que contestar que no sé, porque no lo sé.
En verdad, la respuesta es sorpresiva, como lo fue con los demás
ex funcionarios consultados. Ninguno puso tampoco las manos en el fuego
por Emir, igualmente riojano e igualmente hombre de Carlos Menem. Uno
esperaba contestaciones del estilo de todo es una infamia, un ataque
contra la familia presidencial, pero en cambio, más de uno
levantó las cejas en gesto dubitativo.
Quedó para el final el nombre mayor: Carlos Menem, principal firmante
de los decretos. Ahí sí las respuestas fueron categóricas,
unánimes, aunque no por eso creíbles. La línea de
contestación fue la siguiente:
Vea. A Menem se le llevaban a veces cien decretos en un día.
Se sentaba en el escritorio y preguntaba: ¿esto a qué
se refiere?. El funcionario le explicaba muy brevemente y él,
casi sin revisar, firmaba. En el gobierno es así. En todos los
gobiernos es así. Cuando yo fui funcionario, mis colaboradores
me traían papeles para que yo les pusiera la inicial, yo preguntaba
un poco por arriba y lo inicialaba justificó un ex integrante
del Gabinete.
El cuestionamiento a esta versión es evidente: la venta de armas
fue por millones de dólares a un país que no tenía
ejército y a otro que no le compraba a la Argentina. Además,
hubo avisos desde Croacia y Ecuador de que se estaban utilizando armas
argentinas y, por supuesto, fue clave que Menem haya dejado en el lugar
fundamental, FM, al hombre que ahora ellos mismo acusan: Sarlenga. El
argumento de los menemistas es que Menem no se enteró de nada y
que la mejor prueba de que no tuvo vinculación con la maniobra
es que nunca se preocupó por la causa judicial. Hace unos días
lo dijo públicamente Carlos Corach: Este expediente empezó
en 1995, cuando Menem tenía el máximo poder. Nunca hizo
nada por cerrar esa causa.
En verdad, la historia, tal como la cuentan los hombres del ex presidente,
tiene puntos que no cierran. En el tráfico realizado a Croacia
y Panamá alguien se quedó con 60 millones de pesos y ese
alguien no parece ser el personaje al que ellos acusan, Sarlenga, quien
al final del camino no tuvo plata ni para pagar la fianza. Pero ese es
otro tema tabú: ninguno quiere hablar del tema del dinero argumentando
que a Menem no se lo acusa por haberse quedado con dinero de esas operaciones.
Menem no es Salinas de Gortari ni Collor de Mello, imputados por
corrupción, alegan. Esa es una defensa fundamental porque
los hombres del ex presidente tratan de centrar todo en que se está
juzgando la decisión política de mandar armas a dos países,
Croacia y Ecuador en sintonía con la política de EE.UU.
A Croacia, porque se trataba de armar a los que enfrentaban a Milosevic
y a Ecuador porque no querían que creciera la figura de Fujimori.
Eso sí, tras el desmentido del Departamento de Estado norteamericano,
ahora argumentan: No decimos que Estados Unidos haya pedido que
se envíen las armas, sólo decimos que hizo la vista gorda
cuando se actuó de acuerdo a lo que ellos querían.
El gran problema de la argumentación de los hombres de Menem es
que, a simple vista, la impresión es casi la contraria: el culpable
mayor sería Sarlenga, un personaje menor muy ligado al ex presidente;
el que aparece un poco por encima es Erman, otro hombre del entorno, y
en la cuestión del dinero asoma el ex cuñado Emir, cuyo
poder devenía obviamente de su parentesco y cercanía con
Menem. No obstante, el punto que une a los menemistas es uno solo: el
ex mandatario no tuvo nada que ver, no supo nada.
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