Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
DINAR LINEAS AEREAS

CAVALLO ENFRENTA LA REACCION NEGATIVA DE LOS MERCADOS INTERNACIONALES
Por ahora, sólo profeta en su tierra

El paquete de medidas, incluido el dólar diferencial para el comercio exterior, alteró a los mercados más cercanos. El riesgo país alcanzó a 1000 puntos, el dólar llegó a valores record en San Pablo y Santiago, y Uruguay aceleró su pauta de devaluación. Se desplomaron los títulos de la deuda en Nueva York y las acciones de empresas que operan en el país.

Por Claudio Zlotnik

La primera reacción de los mercados internacionales frente al último paquete económico resultó ampliamente negativa. El riesgo país escaló otra vez hasta los cuatro dígitos, cerró exactamente en los 1000 puntos, marcando una suba del 8 por ciento con respecto al cierre del último viernes. Pese al feriado en la plaza local, ayer los bonos argentinos se negociaron en las principales plazas del mundo y con las últimas novedades, desde temprano, los financistas eligieron desprenderse de los títulos públicos a precios de remate, ante el temor de una imninente devaluación del peso. Los esfuerzos del equipo económico para contener la ola vendedora no alcanzaron para mejorar el panorama. Ni siquiera el hecho de que el jefe de asesores, Guillermo Mondino, se hubiera reunido con analistas e inversores de Wall Street para explicar las medidas tomadas. La sensación de pánico ante la eventual caída de la Convertibilidad se trasladó rápidamente a otros mercados: en Brasil, el real se devaluó a su mínimo histórico; el peso chileno corrió una suerte similar, mientras que en la Bolsa de Madrid hubo una fuerte depreciación de los papeles de las empresas con presencia en la Argentina, que arrastró al resto. Los certificados de acciones argentinas que cotizan en Nueva York registraron fuertes bajas, de hasta 6,7 por ciento, como fue el caso del Grupo Financiero Galicia. Por la noche, Domingo Cavallo atribuyó el terremoto a que “los mercados no entendieron las medidas” y tranquilizó a la población asegurando que el riesgo país se desplomará cuando la economía se reactive. Pero no arriesgó cuándo sucederá.
Frente a la renovada disparada del riesgo país, a los funcionarios no les quedó otra alternativa que salir a templar los ánimos. Una vez más, descartar cambios en la paridad uno a uno entre el peso y el dólar y asegurar que el flamante “factor de empalme” (por el cual el peso equivale al promedio simple entre el dólar y el euro) rige sólo para el comercio exterior. “Muchos operadores son sensibles a cambios que no habían anticipado, y al ser sensibles, son también muy cautelosos. Pero no hay razón para estos temores”, señaló el viceministro Daniel Marx. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, aseguró a su vez que “no estamos hablando de cambiar el uno a uno con respecto al dólar a las operaciones financieras”. Cavallo, en declaraciones televisivas, aventuró que “como en el exterior no nos entendieron tenemos esta reacción negativa. Pero esto se solucionará cuando los argentinos empiecen a actuar a partir de los incentivos que da este nuevo paquete económico”. Federico Sturzenegger, secretario de Política Económica, admitió que a los inversores “les va a llevar un poquito” adaptarse a las medidas “positivas e ingeniosas” que anunció el viernes pasado el ministro. “Al mercado le gustan las cosas sencillas”, consideró.
Ya fuera por excesiva sensibilidad, incomprensión o por lenta adaptación, la lectura que hicieron los operadores internacionales fue bastante distinta a la pretendida por los funcionarios locales. Para ellos, el hecho de haber introducido un dólar diferencial para el comercio exterior no es más que el reconocimiento oficial de un retraso cambiario, y no demandará demasiado tiempo hasta que el uno a uno se quiebre para el resto de la economía. Por ese motivo, no bien abrieron los mercados, los financistas empezaron a desprenderse de sus tenencias en títulos públicos, provocando la escalada del riesgo país. Raúl Ponte, analista jefe del Dresdner Bank en Nueva York, dio su impresión, en diálogo con Página/12: “Para el mercado, el viernes la Argentina devaluó. La modificación en el régimen cambiario no fue asumida como una medida fiscal sino como el principio del fin de la Convertibilidad. Ante la duda, los inversores vendieron sus bonos”, explicó. A pesar de la percepción de los financistas, el ministro de Economía se mostró optimista. “Cuando en el exterior vean que la economía vuelve a crecer, el riesgo país se va a desplomar”, pronosticó. Durante dos horas y media, Guillermo Mondino se reunió en Manhattan con los principales analistas de Wall Street, que en una cantidad superior al de otras visitas oficiales habían llegado puntualmente al encuentro, a las 11 de la mañana. A su vez, los bancos JP Morgan y Deutsche lo pusieron en contacto directo con sus clientes inversores. El objetivo: descartar la devaluación. “Este es un paquete de medidas sobre política comercial, un programa de incentivos a las exportaciones”, les dijo el funcionario. Por lo menos ayer, sus dichos no tuvieron demasiado éxito: al mediodía, mientras Mondino disertaba, el riesgo país se disparaba hasta los 985 puntos y todavía le quedaba margen para escalar. “Tal cual lo previsto, tras los anuncios salió el cuco. Hay mucho miedo a que Domingo Cavallo vaya a una devaluación”, apuntó a este diario, desde Nueva York, Arturo Porzecanski, analista jefe del holandés ABN Amro Bank.
Si bien ayer no hubo actividad, directivos de los principales bancos de la city porteña intercambiaron información sobre lo que ocurrió con los cajeros automáticos, si hubo extracciones superiores a las habituales para un fin de semana largo y si se dio una masiva compra de dólares. De alguna manera, los cajeros se constituyeron en el único termómetro para medir cómo cayeron las medidas entre la población. Al respecto, Página/12 habló con tres directivos de bancos líderes, quienes aseveraron que hubo total normalidad en las operaciones.
Precisamente, todos los analistas consultados coincidieron en que la clave de lo que vaya a suceder de aquí en más en los mercados dependerá de la actitud que tomen los ahorristas argentinos. Para Raúl Ponte, del Dresdner, “mañana (por hoy) es el ‘Día D’. Si los inversores locales no se asustan y apoyan las medidas, la suba del riesgo país será anecdótica. Lo peor que puede pasar es que haya pánico y la gente retire sus depósitos bancarios”, advirtió. Arturo Porzecanski suscribió esa idea: “El destino está en manos de los argentinos. Si los inversores que vendieron observan que en la Argentina no hay una corrida, saldrán a recomprar esos títulos”, reseñó. Fernando Losada, también del ABN Amro, auguró directamente que hoy bajará el riesgo país “porque los operadores empezarán a entender cuáles fueron los cambios y se convencerán de que no habrá devaluación”.
Consultado por este diario, Marcelo Castro, gerente financiero del Santander-Río, desechó la chance de una corrida financiera. “Lo que pasó fue una sobrerreacción del mercado. Los inversores extranjeros interpretaron que el Gobierno tocó la Convertibilidad y por eso hubo confusión y nerviosismo. Pero todo volverá a la normalidad no bien los operadores entiendan las medidas. Es una cuestión de tiempo. A lo sumo, mañana (por hoy) veremos una mayor dolarización de los depósitos, una tendencia que, de todas maneras, ya se venía dando”.

Claves
- La creación de un dólar diferencial para el comercio exterior generó un clima de desconfianza hacia la convertibilidad en los mercados mundiales.
- Cayó la cotización de los títulos de la deuda, elevando el riesgo país a 1000 puntos.
- La prima de riesgo por la venta de dólar futuro subió al 25 por ciento para operaciones pactadas a un año.
- Bajó el precio de las acciones de empresas que operan en el país y cotizan en el exterior, incluso las de compañías españolas en la plaza bursátil de Madrid.
- En Brasil, el dólar llegó a venderse a 2,47 reales y obligó al Banco Central a intervenir vendiendo divisas para calmar la corrida.
- En Chile, la divisa estadounidense alcanzó un precio récord.
- En Uruguay, las autoridades decidieron acelerar el ritmo de devaluación de la moneda local y ampliar la banda de flotación.
- Cavallo respondió que “los mercados no entendieron las medidas” y que las dudas se despejarán cuando la economía local empiece a reactivarse.
- Ayer fue feriado en la plaza financiera local. Hay gran expectativa sobre la reacción de los mercados locales.

 

El “empalme” los palmó
El último paquete de medidas de Domingo Cavallo convulsionó a los mercados. El riesgo país subió 74 puntos y cerró en 1000, ubicándose en un nivel similar al que mostraba antes del megacanje. Justamente, los nuevos títulos surgidos tras la operación registraron ayer fuertes caídas, de hasta el 5,4 por ciento. En tanto, los certificados de acciones argentinas que cotizan en Wall Street (ADR) tuvieron fuertes retracciones. Y el dólar futuro (a un año de plazo) terminó a 1,25 pesos. La ola negativa se expandió a los recintos de la región y hasta a la Bolsa de Madrid, donde están listados los papeles de empresas y bancos con presencia en la Argentina. Frente al temor de que Cavallo rompa el uno a uno entre el peso y el dólar, hubo devaluaciones importantes en Chile y Brasil: el peso chileno cerró en su mínimo histórico (620,90 unidades por dólar), lo mismo que el real, que terminó en 2,45. El bono que más bajó ayer fue el flamante Global 2008, el más importante de los títulos argentinos, un 5,4 por ciento. Le siguió el Global 2031 (5,2%); el Global 2018
(-4,4%) y el Brady FRB (-4,1%). En cuanto a los ADR, el Grupo Financiero Galicia cayó 6,7 por ciento, seguido por Telecom (6,3%); PC Holdings (-5,2%); Telefónica de Argentina (-3,7%) y Repsol YPF (-2,8%). Aún más temprano que en Nueva York, el impacto negativo de las nuevas medidas se notó en la Bolsa madrileña, que mostró una caída de 3,7 por ciento, la segunda baja más importante del año. Precisamente, las acciones que más cayeron fueron las de Repsol YPF, Santander Central Hispano, Telefónica y BBVA, todos bancos o empresas presentes en la Argentina. “La implantación de un sistema de cambio dual ha desconcertado a los mercados. El mercado teme que sea la primera medida para algo más agresivo,” dijo Rafael Seves, economista y experto en renta variable de Capital Markets en Madrid.

 

Una encuesta muy oportuna
No logrará cambiarles el ánimo a los mercados, pero al menos entusiasmará un poco a los seguramente preocupados funcionarios del Gobierno. Según una encuesta realizada por la consultora Analogías, casi el 70 por ciento de la gente apoya las medidas económicas anunciadas el viernes pasado. A su vez, el 59,2 por ciento de los encuestados dijo que confía en que el paquete ayudará a sacar a la economía del pozo recesivo. Estos datos fueron extraídos tras una compulsa entre 300 personas a través de llamados telefónicos, realizados con indudable urgencia durante el fin de semana, a menos de 48 horas de presentadas las novedades en sociedad.
Tras la reacción negativa de los mercados, seguramente esta encuesta mejorará los ánimos en Olivos y en el Palacio de Hacienda. Conforme a los resultados recogidos por los encuestadores, el 71,6 por ciento de la gente estima que con las medidas se incrementará el consumo y sólo el 23,7 por ciento se mostró desesperanzado. Frente a la polémica decisión de implementar un dólar diferencial para el comercio exterior, la mayoría -el 63,3 por ciento– se mostró de acuerdo y un 24,8 por ciento la rechazó. Finalmente, el 79,9 por ciento de los encuestados expresó su confianza en que el Gobierno mantendrá la convertibilidad; el 17,5 por ciento manifestó su desconfianza mientras que el 2,6 no respondió.

INTERVENCIONES CAMBIARIAS EN BRASIL Y URUGUAY
El efecto Mingo en la vecindad

Argentina padeció sucesivamente las crisis mexicana, del sudeste asiático, rusa, brasileña y, hace poco, hasta la de Turquía. Si se viera con ánimo revanchista, Domingo Cavallo debería estar muy satisfecho por el impacto de sus medidas. La decisión de abandonar el tipo de cambio fijo para las operaciones de comercio exterior produjo una enorme convulsión en los principales centros económicos de Brasil, Chile y Uruguay, y una fuerte caída de la Bolsa de Comercio madrileña, arrastrada por las bajas en las cotizaciones de empresas de ese país que operan aquí. La cotización del dólar en Brasil alcanzó un nuevo record, al cerrar a 2,45 reales, a pesar de la intervención del Banco Central para contener la corrida. En Uruguay fue el gobierno el que resolvió profundizar la devaluación del peso, en tanto que en Chile el dólar se disparó por sobre los 620 pesos, nivel que también es record.
La reacción de los países vecinos se asemeja peligrosamente a la que tuvieron los tigres y tigrecitos asiáticos tras la devaluación de Tailandia, en 1997. Aquel episodio produjo una cadena de devaluaciones en la región, que ahora parece repetirse en el Mercosur. Durante los próximos días se verá hasta donde llega la similitud. Pero la primer respuesta de los mercados y de los empresarios de Brasil, Chile y Uruguay fue ampliamente pesimista. Los gobiernos de esos dos primeros países evitaron agitar las aguas aún más, pero la administración uruguaya decidió intervenir en respuesta a las medidas argentinas. Dispuso una duplicación del ritmo devaluatorio del peso, del 0,6 al 1,2 por ciento mensual, a la vez que amplió la meta inflacionaria al 7,5 por ciento, contra el 5 anterior.
Las máximas autoridades uruguayas estuvieron analizando todo el día qué hacer ante la salida del 1 a 1 en Argentina para el comercio exterior. Por la noche, el ministro de Economía, Alberto Bensión, anunció la ampliación de la devaluación. “Además, decidimos un ensanchamiento de la banda de flotación que estaba situada en un 3 por ciento y ahora pasa a un 6 por ciento”, puntualizó. El presidente de la Unión de Exportadores uruguaya, Daniel Soloducho, había reclamado previamente “medidas urgentes” al gobierno para contrarrestar las tomadas por Argentina, y “evitar” así que el país se convierta “en el más caro del Mercosur”. “Lo que no puede hacer Uruguay es quedarse sin hacer nada, eso es imposible”, agregó. Su reclamo fue satisfecho unas horas más tarde.
En Brasil el principal tema de discusión en los ambientes económicos fueron las medidas argentinas. La Bolsa de San Pablo se desplomó un 4,2 por ciento, pero lo más importante fue lo que ocurrió en el mercado cambiario: el dólar tocó los 2,47 reales, motivando la intervención del Banco Central. Durante el último mes, el Banco Central procuró amortiguar la devaluación vendiendo títulos públicos con ajustes por la cotización del dólar. Pero ayer directamente salió a vender dólares. Y así logró que al cierre esa divisa se ubicara en 2,45 reales. Frente al nerviosismo en los mercados, el secretario general de la Cancillería brasileña, Luiz Seixas Correa, brindó una señal de apoyo al gobierno argentino. Dijo que “todo lo que sea bueno para Argentina será bueno para Brasil y para el Mercosur”. En Chile también se vivió un clima tenso, reflejado en el nuevo record en la cotización del dólar, que se ubicó por arriba de los 620 pesos. Hoy se verá qué ocurre en los mercados argentinos.


Tras el paquete, una alarma sobre el futuro del dólar

Por Maximiliano Montenegro

En solo un fin de semana, Domingo Cavallo consiguió convencer de que va a devaluar el peso, y no sólo para los exportadores. Ayer, el dólar a un año –los “mercados” también hacen negocios a futuro– duplicó la tasa sobre el peso respecto del viernes: 1,25 peso por 1 dólar. Traducido: si una empresa tiene que cobrar dentro de un año 100 pesos y quiere asegurarse de que podrá convertirlos en 100 dólares, tendrá que pagar al vencimiento una prima al banco de 25 pesos. Semejante nivel de riesgo cambiario no se había alcanzado nunca en los últimos años, ni en el pico de la crisis rusa ni en las bizarras horas de la caída de López Murphy.
El desafío de Cavallo es que ofreció un paquete para recomponer la confianza de la clase media, después de constatar que sin reactivación del consumo interno no habría salida del pozo, pero debe disipar un temor: que lasmedidas diseñadas para favorecer a los exportadores no terminen siendo percibidas por los consumidores como un peligro para su futuro.
El feriado por el Día de la Bandera no impidió que los “mercados” en Estados Unidos y Europa operaran con papeles de la deuda argentina. Y arrojaran su veredicto sobre el riesgo-país, que volvió a subir arriba de los 1000 puntos, como antes del megacanje. La diferencia es que antes había incertidumbre sobre la capacidad de repago de la deuda estatal, la que fue despejada con la postergación de vencimientos que supuso el trueque de bonos. Ahora, en cambio, temen que Cavallo haya empezado el camino de la devaluación del peso.
Ayer, las versiones de una corrida cambiaria se multiplicaron. Y bajaban desde esas usinas inagotables de rumores que son los brokers de los principales bancos extranjeros, aquí y en Wall Street. En Brasil, de hecho, el “efecto Mingo” desató una corrida y el dólar tocó el pico de 2,45 reales, que hubiera sido más a no ser por la intervención del Banco Central.
El indicador que mejor mostró que, para los “mercados”, Cavallo devalúa fue el llamado dólar futuro. A un año, cotizó hasta 1,25 pesos por dólar. El viernes estaba 1,12, un nivel de por sí ya alto. Históricamente, durante la Convertibilidad, se ubicó en promedio en 1,03. Durante la crisis rusa, también estaba en 1,12; en la crisis preblindaje de Machinea llegó a 1,13; y cuando el blindaje se derritió, en las horas en que López Murphy se ahogaba, llegó a 1,20.
De continuar esta incertidumbre, esto significará que en los próximos días los bancos ofrecerán tasas exorbitantes para captar depósitos en pesos, una forma de cubrirse ante una eventual devaluación. Del otro lado, los créditos en pesos, demandados por quienes antes de los últimos anuncios olían una devaluación, se encarecerán tanto que tenderán a extinguirse. Así, nadie habrá contribuido tanto a la dolarización como Cavallo, quien decía combatirla frente a las posiciones de Pou, Menem y Roque Fernández.
El viernes, durante la conferencia de prensa en Olivos, el presidente Fernando De la Rúa se preocupó por interrumpir en más de una oportunidad a su ministro para que aclarase que el “factor de empalme” no significaba salir de la Convertibilidad, ni modificar para la gente la regla de oro 1 peso igual a 1 dólar. Es lógico pensar que ya entonces se sospechaba que anunciar que a los exportadores el gobierno les reconocería el cambio 1 dólar igual a 1,08 pesos podía sembrar dudas entre aquellos que están endeudados en dólares; es decir, la misma clase media que, en el discurso oficial, sería la destinataria de las medidas proconsumo.
Visto desde los “mercados”, la interpretación es que Cavallo, por primer vez en diez años de Convertibilidad, rompió con la idea de que la política cambiaria en Argentina, a diferencia de casi todos los países, era un instrumento vedado a la política económica. Y si lo hizo desdoblando el tipo de cambio mediante una resolución del Ministerio de Economía, ¿qué asegura que no lo extenderá a otros sectores en el futuro?
Sea como fuere, las percepciones en economía son importantes. Y resulta difícil entender que lo desconozca ahora Cavallo, el ministro que en los últimos años mejor interpretó que las expectativas era un instrumento tan poderoso como la política fiscal.
El 90 por ciento de la economía se mueve por decisiones de consumo e inversión tomadas mirando al mercado doméstico, porque el peso de las exportaciones todavía es marginal en términos del producto.
El diagnóstico que guió las últimas medidas de Cavallo fue que era necesario encontrar la chispa que encendiera el motor del crecimiento, porque esperar a una baja del riesgo país era un callejón sin salida, como lo descubrió tardíamente Machinea. Por eso, las rebajas en el impuesto a las Ganancias para la clase media y los incentivos para tomar créditos hipotecarios.
Sin embargo, no hay incentivo fiscal para la clase media que llegue a compensar el miedo que provoca una devaluación. Como tampoco hay reactivación del crédito posible con tasas de interés –o, lo que es lo mismo, riesgo país– por las nubes.
“En el exterior no nos han entendido. Pero cuando la economía se reactive el riesgo país se va a desplomar”, dijo ayer Cavallo, describiendo la trampa en la que se encuentra desde que volvió al Ministerio. Claro que en este caso, la trampa la colocó él mismo, al anunciar una medida que, descontada la baja de reintegros, nadie sabe siquiera si servirá para promocionar las exportaciones.

 

 

PRINCIPAL