Por
Laura Vales
Los
disparos de los francotiradores y la represión a los piqueteros
de General Mosconi, en el norte de Salta, continuaron ayer durante todo
el día. Después del violento desalojo de la ruta 34, la
Gendarmería apostó en el lugar a 950 efectivos. La
ruta está habilitada y custodiada, fue el mensaje oficial.
Pero los manifestantes volvieron a concentrarse una y otra vez en la entrada
de la ciudad y hubo escaramuzas y corridas constantes. De un lado se lanzaron
gases lacrimógenos y del otro piedras. Un poco más lejos,
desde el monte, los tiros de los encapuchados. Poco después de
las seis y media de la tarde el aire ya era irrespirable por los gases.
Incluso en la ciudad, muchos vecinos sintieron el ardor en los ojos con
sólo asomarse a la vereda. En una de las tantas batallas del día,
una arboleda cercana a la refinería de Repsol, donde hay tanques
con 5 millones de litros de petróleo, se prendió fuego.
La Gendarmería intentó apagarlo, pero cuando se acercaban
al lugar fueron atacados con piedras.
Mientras las llamas se acercaban a los tanques de combustible, el jefe
de los bomberos voluntarios, Félix Mercado, de 63 años,
permanecía preso por orden del juez federal Abel Cornejo. La abogada
Mara Puntano dijo a Página/12 que el delito cometido por el comandante
de los bomberos consistió en hacer sonar la alarma del cuartel,
el domingo, cuando empezaron los enfrentamientos.
Hubo otros detenidos, en total 27. El juez Cornejo libró otras
38 órdenes de captura. Además del jefe de bomberos, dos
camilleros del hospital local, Jorge Fernández y Sergio Espinoza,
cuyo rol en los disturbios fue levantar a los heridos quedaron tras
las rejas, según detalló Puntano. Dieciocho detenidos fueron
trasladados a la capital salteña anoche, entre los que había
6 menores. La abogada denunció que todos fueron golpeados por las
fuerzas de seguridad.
La composición de la protesta es heterogénea. Muchos son
albañiles que mantenían el corte sobre la ruta 34 desde
el 30 de mayo, para pedir que se les pagara 2,50 pesos por cada hora de
trabajo y no 1,50 como hasta ahora. También están los desocupados
de las empresas privatizadas, ex trabajadores petroleros, y sus familias.
Hasta el lugar de los enfrentamientos no llegó ningún emisario
nacional o provincial para abrir un diálogo con los manifestantes
y era bastante claro que la estrategia del gobierno es terminar con el
conflicto mediante la fuerza. El juez Abel Cornejo, que dio la orden de
desalojo, permaneció en la ciudad de Salta. El titular de la Gendarmería,
Hugo Miranda, decidió trasladarse a esa ciudad.
Desde el gobierno nacional el secretario de Seguridad Enrique Mathov dijo
que en Salta hay personas entrenadas y que no cualquiera
es un francotirador. El gobernador Juan Carlos Romero habló
de un plan de acción política que empezó con
los cortes de ruta y que utiliza la legítima necesidad de la gente.
Romero incluso llegó a vincular el conflicto con el narcotráfico.
Esta es una zona de frontera y el problema aumenta porque los grupos
violentos tiene una retaguardia con el país vecino, con escape
y aportes de dinero, apuntó. Hasta puede ocurrir que
el narcotráfico financie a grupos violentos, como pasa en Colombia.
Me decían que esa idea es descabellada, Pero no es casualidad que
en la frontera se generen incidentes de este tipo. En consonancia
con estas declaraciones oficiales, allegados a su gobierno difundían
sus sospechas sobre la presencia en la zona de instructores
de las FARC colombianas.
La presencia de los francotiradores mantiene en vilo tanto a los funcionarios
como a los pobladores de General Mosconi y Tartagal, donde la gente se
resiste a creer que sean desocupados o ex trabajadores de las empresas
privatizadas. Ayer los encapuchados siguieron la táctica de moverse
permanentemente y hacer disparos esporádicos pero continuos, siempre
desde diferentes zonas del monte. La impresión es que tienen muchamunición
y armas largas. Hoy las fuerzas de seguridad usarán helicópteros
para ubicarlos.
El jefe de la Gendarmería se reunió con el juez Cornejo
y ofreció junto a él una conferencia de prensa en la que
consideró que los francotiradores se escudan entre el grupo
mayor de piqueteros. En la misma línea, el Cornejo apuntó
que es un grupo muy bien organizado de personas armadas que actúan
entremezclándose con la gente y aprovechando el reclamo de las
200 personas. Al margen de las declaraciones, nadie pareció
preparado para informar oficialmente sobre la procedencia de los tiradores.
Mientras tanto, se conoció que entre los civiles heridos hay dos
ex gendarmes (Sergio Araoz y Juan Carlos Figueroa), que habrían
participado de los piquetes. El dato aumentó los recelos y la desconfianza
de los manifestantes sobre el rol de la fuerza de seguridad.
El fuego seguía ardiendo anoche a 50 metros de los tanques de combustible
y se esperaba la llegada de una autobomba desde Orán, a 150 kilómetros.
Los piqueteros recordaron que Mosconi no tiene autobomba y que el punto
es uno de los reclamos repetidos en los cortes desde 1997. El personal
de seguridad de la empresa Refinol intentó llevar tranquilidad
a la zona y explicó que los tanques tienen un sistema de seguridad
y enfriamiento automático que evitaría su explosión.
En la ruta desalojada la Gendarmería y la policía provincial
mantienen pelotones de 20 efectivos cada uno. En los accesos a General
Mosconi y Tartagal hay fuertes controles. En la segunda de estas ciudades
se vio poca gente en las calles y un fuerte patrullaje de la policía
provincial. Nuevos efectivos de Gendarmería llegaron a la zona
de conflicto desde el aeropuerto de Jujuy, provenientes de Córdoba
y de San Antonio de los Cobres y otro contingente de refuerzo fue enviado
desde Rosario de Santa Fe.
Las dos víctimas de la represión del domingo serán
enterradas hoy en el cementerio local, ubicado frente a la ruta 34, muy
cerca de donde se produjeron los disturbios. Los familiares creen que
los disparos no salieron del lado de los piqueteros, sino del de los uniformados.
El Colegio de Abogados de Salta enviará hoy una delegación
a la zona del conflicto para garantizar los derechos humanos
de los pobladores, informaron en esa entidad.
Los manifestantes reclaman de manera insistente que algún emisario
de los gobiernos provincial y nacional se presenten en el lugar. Pero
anoche no había señales en ese sentido. El gobernador Romero
aseguró a última hora que la paz en General
Mosconi y Tartagal la debe reestablecer la justicia y, a diferencia
de Mestre (ver nota aparte), descartó un eventual estado de sitio.
Los
rebeldes al Congreso
Hoy
a las 15, en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de
la Nación, los titulares de la CGT disidente, Hugo Moyano,
de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), Víctor
De Gennaro, y de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Carlos Perro
Santillán, darán una conferencia de prensa para repudiar
la represión en Salta.
Los líderes sindicales, que estarán acompañados
por representantes de organismos de derechos humanos, le pedirían
al Congreso que sancionen una declaración de repudio a la represión
y que den curso a un pedido de interpelación al ministro de
Interior, Ramón Mestre. Por su parte, la CCC acusó al
Gobierno de montar un plan sistemático de hechos
represivos. |
Balas
contra el hambre
Diversos
organismos de derechos humanos repudiaron a través de un comunicado
la represión en Salta, y acusaron al Gobierno nacional de lanzar
balas contra el hambre del pueblo. Los organismos que
firmaron el mensaje son la Liga Argentina por los Derechos del Hombre,
la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Plata, la Coordinadora
contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), el
Servicio Paz y Justicia (Serpaj), y la Asociación de Ex Detenidos
Desaparecidos.
La política de allanamientos casa por casa y el encarcelamiento
de decenas de dirigentes tiene por finalidad desarticular la protesta
de los trabajadores salteños, señalaron las organizaciones. |
EL
TRABAJO, RECLAMO REPETIDO Y NO ESCUCHADO DE LOS PIQUETEROS
Es
el único medio para que nos oigan
Por
Felipe Yapur
Es
la única manera que tenemos para que escuchen nuestros reclamos
de trabajo, fue el justificativo del corte de ruta que le dio a
Página/12 en mayo de 2000 uno de los piqueteros de General Mosconi,
Salta. Luego de dos sospechosas muertes y una violenta represión,
la negociación con los representantes del gobierno nacional y provincial
concluyó con el compromiso de otorgar planes Trabajar de apenas
160 pesos. Ese día, otra piquetera presagió: Vuelvan
a fin de año que habrá otro corte. No se equivocó.
En noviembre, la misma gente y otros más volvieron a la ruta. Los
planes Trabajar esa vez costaron una muerte en medio de la refriega con
la Gendarmería. El domingo, el mismo reclamo costó dos vidas.
Por lo que cualquier funcionario pragmático podría llegar
a la conclusión de que los salteños sólo consiguen
una respuesta a su falta de trabajo con muertes de por medio.
En mayo del año pasado el secretario de Seguridad Interior, Enrique
Mathov, afirmaba que tras la privatización de YPF no existió
por parte del gobierno nacional y provincial una vía para implementar
una actividad sustitutiva. Ellos debieron haber obligado a las empresas
privadas a absorber parte del personal. Si bien hasta esa fecha
el discurso de la herencia del gobierno anterior ya estaba
bastante desgastada, para el funcionario todavía servía.
Transcurrido un año exacto, nada cambió en Mosconi y Tartagal.
Las petroleras internacionales que se reproducen a la vera de la 34 continúan
sin contratar mano de obra local, y con la extracción de petróleo
y gas que, dicho sea de paso, ningún habitante de estos pueblos
tiene algo que abunda por esos pagos: gas en sus casas. Es más,
es preferible cruzar por Yacuiba a Bolivia y comprar allá las garrafas
porque salen más baratas. Una de las consecuencias de la convertibilidad.
Es verdad que esa zona nunca fue lo próspera que debería
si se tiene en cuenta las riquezas mineras. Ni YPF ni el estado de bienestar
anterior hicieron mucho por ellos. Los hombres de Tartagal suelen afirmar
que creímos que YPF nunca se iba a ir. Ahora, cuando
las indemnizaciones son un simple mal recuerdo y el desempleo supera el
40 por ciento, la única alternativa para sobrevivir son los planes
Trabajar, esos que cada seis meses se terminan y es necesario un corte
de ruta para hacerlos volver.
Ahora bien, el gobierno nacional sólo se acuerda de la región
cuando tiene que justificar la represión de Gendarmería.
Para el gobierno local prácticamente no existe. Juan Carlos Romero,
un ferviente defensor del detenido Carlos Menem, tiene dos muletillas
cada vez que el norte de su provincia estalla: Como gobernador asumo
toda la responsabilidad y los piqueteros responden a una organización
política que usa la violencia. En noviembre de 2000 desde
Mar del Plata, la vez anterior se encontraba de viaje por Israel, supo
agregar aquella que reza investigaré hasta las últimas
consecuencias. Sobre buscar soluciones a la pobreza de su provincia
nunca dijo nada.
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