Por
Adriana Meyer
Aunque
sigue encerrado en el Comando de Arsenales de Campo de Mayo, el general
Martín Balza recibió una alegría. El ex jefe de las
Fuerzas Armadas ecuatorianas, general Paco Moncayo, le escribió
una carta en la que desmiente los dichos del teniente coronel José
Luis Cattenati, quien declaró ante el juez Jorge Urso que, cuando
fue observador en la Guerra del Cóndor, lo escuchó reclamarle
a Balza por el pésimo estado del armamento argentino adquirido
por Ecuador. Con esa carta y otras dos de sendos militares que acusan
a Cattenati de haber mentido, la defensa del ex jefe del Ejército
quiere que la Justicia lo investigue por falso testimonio.
Si Urso entiende que Cattenati faltó a la verdad se caería
una de las pruebas fundamentales contra el ex jefe del Ejército.
En tal caso, deberá promover que otro juez lo investigue por falso
testimonio. El teniente coronel fue observador militar de la guerra entre
Perú y Ecuador, entre agosto de 1995 y febrero de 1996. En su testimonial,
propuesta por el denunciante Ricardo Monner Sans, relató que accidentalmente
compartió un desayuno con Moncayo y éste le comentó
que había estado con el general Balza y que le dijo que no
había cumplido con lo que había quedado, porque las armas
que le envió no eran las acordadas, y que la munición era
vieja y no servía.
Según refieren fuentes cercanas a Balza, con fecha del viernes
pasado, Moncayo le escribió a Balza una extensa carta que inicia
con la fórmula apreciado amigo, y continúa diciéndole
que se enteró por los medios de su encarcelamiento y de los dichos
de Cattenati. ¿Puede alguien creer que el comandante en jefe
del Ejército podría ser tan poco inteligente e indelicado
como para expresarse en esos términos?, se preguntó
Moncayo, actual alcalde de Quito. A continuación, negó haber
compartido un desayuno con el teniente coronel que acusa a Balza pero
aventura que, en el caso de que lo haya invitado (...) ¿cómo
podía haber acuerdo posible conmigo que nunca participé
de la compra de ese armamento?. Y concluye enfatizando que jamás
hablamos de fusiles (...) no teníamos reclamo que hacer al gobierno
argentino porque el caso ya estaba en manos de la Junta de Investigaciones.
La semana pasada el juzgado recibió dos presentaciones que también
tienden a desacreditar a Cattenati. El coronel Iván Lanusse Show
indicó que los hechos que describe el teniente coronel son inimaginables,
no sólo por las circunstancias de orden castrense sino también
porque no se compadecen con mi experiencia vivida en Ecuador. Lanusse
fue subsecretario de la Conferencia de Ejércitos Americanos entre
1996 y 1998. En febrero hablé con Cattenati y no me refirió
nada relacionado a la venta de armas, agregó. El otro escrito
lo presentó el general de división Alfredo Noberasco, que
se desempeñó como comandante de la Brigada de Infantería
en Posadas, y relató que en 1996 cuando Cattenati volvió
al país pasó por Misiones. Según Noberasco, Cattenati
no informó al respecto (sobre el desayuno con Moncayo) y tampoco
trascendió que lo haya comentado informalmente. El abogado
Jorge Valerga Aráoz, defensor de Balza, concurrirá hoy al
juzgado para presentar estas cartas.
El preso Balza pasa sus días leyendo diarios y libros, y escribiendo
en una computadora. No tiene teléfono celular y no recibe visitas
salvo las de familiares y sus abogados. No puede hacer ejercicios físicos.
Fue detenido el 6 de junio, un día antes que el ex presidente Carlos
Menem, tras ser indagado como organizador de la asociación ilícita
que vendió armas en forma ilegal a Ecuador y Croacia, y en los
próximos días Urso le dictaría el procesamiento con
prisión preventiva.
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