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Un sector del Gobierno piensa cómo sacar a Alfonsín de carrera

 

 

Preocupados por una posible debacle en Buenos Aires, varios delarruistas duros quieren cambios en las candidaturas.

 

Por Fernando Cibeira

Algún sector del delarruismo duro comenzó a mostrarse preocupado por las oscuras perspectivas que se le presentan al Gobierno frente a las elecciones de octubre. Según las encuestas que manejan en la Rosada, uno de los distritos con mayores problemas será el bonaerense. Por eso, ya empezaron a evaluar una hipótesis que se compondría de dos movimientos simultáneos: que Raúl Alfonsín abandone su candidatura a senador y que la Alianza sume al cavallismo a su lista. Creen que de esa forma se preservaría la figura de Alfonsín de una derrota abultada y, al mismo tiempo, le daría al Ejecutivo una imagen de mayor coherencia al evitar que la fuerza del ministro Domingo Cavallo se sume a la oposición, asegurándose que la actual administración se mantenga hasta el 2003.
Algunos de los hombres más cercanos al presidente Fernando de la Rúa comenzaron a plantearse la arriesgada hipótesis en reuniones informales.
La variante todavía no tiene candidatos alternativos. Uno de los funcionarios que estudia la idea mencionó la variante de “un intendente o un diputado”. Pero lo que en verdad varios delarruistas desean es que el ex ministro Federico Storani o el senador Leopoldo Moreau asuman la responsabilidad y reemplacen a Alfonsín con alguno de sus hombres. Básicamente, lo que se habló en esos encuentros en los que se analizan las chances electorales del gobierno, es que la Alianza está perdiendo por cerca de un millón de votos en la provincia, en donde el PJ lleva como candidato a senador a Eduardo Duhalde. Y que esa diferencia no sólo es indescontable en el resto del país, sino que hasta podría estirarse. Ante esa perspectiva, los delarruistas entienden que no deben quedarse de brazos cruzados.
Así, imaginaron que una coalición con el cavallismo podría funcionar como “ayuda” para que Alfonsín desista de su intención de postularse en octubre. El ex presidente ya dijo que no sería candidato si lo obligaban a compartir listas con el partido del ministro. Es más, Alfonsín hizo de su distancia con Cavallo un símbolo de sus diferencias con el modelo. Hace pocos días, sin ir más lejos, el titular de la UCR remarcó que con el jefe de Hacienda no tiene diálogo, además de indicar que Acción por la República tiene propuestas de derecha. “Fíjense que pretende que no haya voto obligatorio y ésa es la expresión que simboliza la derecha”, dijo Alfonsín.
Además de funcionar como salida elegante para Alfonsín, el delarruismo duro ve otras ventajas en la unión con Acción por la República.
u No permitiría el fortalecimiento de la figura de Cavallo dentro del Ejecutivo. Piensan que si la Alianza pierde mientras el ministro salva la ropa al juntarse con el peronismo triunfante en la provincia y cumple una elección aceptable yendo en forma independiente en la Capital, lo dejaría injustamente de pie dentro de un panorama de caídos. Según esta línea de pensamiento, luego de octubre sería muy difícil evitar que Cavallo no quede hacia afuera como el hombre que lleva las riendas del Ejecutivo.
u Una imagen de mayor coherencia y unidad dentro del gobierno. A los funcionarios le es muy difícil explicar –por ejemplo, cuando viajan al exterior– cómo es que el principal miembro del gabinete participa de las listas de la oposición en el distrito más importante del país. Cavallo integrando la Alianza despejaría cualquier duda y lo comprometería a continuar en el gobierno hasta el 2003.
u El aporte de votos del cavallismo. Nadie se anima a pronosticar exactamente cuántos son los votantes bonaerenses del ministro, porque cuando AR fue con sus propias listas apenas si superó el 1 por ciento pero, en la última elección para gobernador, su aporte fue decisivo para el triunfo de Carlos Ruckauf.
Por el contrario, si continúa en pie la idea de no sumar al cavallismo a la Alianza, los hombres del Presidente ven dos consecuencias negativas.
u Mayor necesidad de los diputados de AR en el Congreso. Temen que la Alianza quede a merced de la voluntad de los diputados cavallistas quienesal no ser electos por las listas de la coalición no se sentirán obligados a apoyar todos los proyectos del oficialismo con los que –a excepción de los de materia económica– no siempre coinciden.
u La responsabilidad por la derrota de Alfonsín. La diferencia en la provincia podría ser indescontable, lo que dejaría maltrecha la figura del ex presidente, el único dirigente que logra aunar a los radicales. Con Alfonsín fuera de la cancha, los delarruistas temen una atomización del radicalismo y una posible fuga sectores progresistas hacia la agrupación de Elisa Carrió. De esa forma, entienden los delarruistas, volverían a salvarse Moreau y Storani, a quienes sienten enemigos y responsabilizan por no haber construido una imagen que los convierta en buenos candidatos.

 

 

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