Por
Lourdes Gómez
Desde Londres
El
prestigio de la BBC en el rubro de los programas de investigación
periodística cayó en picada ayer, después de que
trascendiese que llegó a un acuerdo económico con la agencia
internacional de modelos Elite, para evitar llegar un juicio, que aparentemente
iba a perder, por un especial que denunciaba una serie de supuestos oscuros
procedimientos en el mundo de la moda. El caso judicial que propulsaba
Elite iba a centrarse en las conclusiones sobre el mundo de la moda a
las que llegó la BBC en base a una serie de alegatos racistas y
fanfarronadas sexuales que altos ejecutivos se dejaron grabar por una
cámara oculta. El programa, que enlodó la imagen de la agencia
de modelos más importante del mundo, fue una realización
del as del periodismo de la BBC, Donald McIntyre, y consiguió
una enorme repercusión internacional, porque fue tomado como una
prueba definitiva de la corrupción del mundo de la alta moda. Uno
de los puntos centrales de la controversia que iba a rodar el caso es
la manipulación de la verdad que logran los canales con su edición
de la realidad. Ese debate parece mucho más interesante incluso
que el caso en sí.
La clave de la defensa de Elite era que sobre la base de los testimonios
reales, conseguido con cámaras ocultas, el programa presentó
una imagen distorsionada de la industria de la moda como una hervidero
de abusos sexuales de menores y otras prácticas deshonestas. De
hecho, los más altos mandos de Elite dimitieron al día siguiente
de la transmisión del programa, hace 18 meses, y la propia empresa
inició trámites legales para intentar limpiar su nombre.
Lo sorpresivo es que ahora es la BBC la que propuso un arreglo extrajudicial
para limpiar su imagen que, según sus abogados, iba a quedar seriamente
afectada si prosperaba el juicio, ya que se demostraría que con
el objetivo de probar una tesis manipuló de modo arbitrario la
realidad.
Los abogados de ambas partes enfrentadas alcanzaron un acuerdo confidencial
que evita sacar a la luz los trapos sucios de la investigación
de McIntyre y, quizá también, de la casa Elite en una cumbre
celebrada el domingo por la noche. Como ocurre en estos casos, ninguna
de las partes consiguió una victoria total. La BBC, el modelo de
televisión privada de calidad más elogiado del mundo, acepta
que Elite, como organización, previene y trata de proteger
a sus modelos adolescentes de la explotación sexual u otros peligros
potenciales (como las drogas ilegales) y reconoce que esta cuestión
no se reflejaba en el programa. En lo que a este aspecto
se refiere, continúa en un texto en conjunto, la imagen
que se ofreció de Elite fue injusta. En el mismo texto, la
casa de modelos acepta que los comentarios de algunos ejecutivos
fueron ciertamente inapropiados.
Elite se adjudica la victoria moral en tanto que ambas partes reconocen
que el programa de televisión no probó ninguna explotación
sexual de los modelos por partes de sus ejecutivos. Por eso es que
recuperaron sus cargos el presidente en Europa, Gerald Marie, que la cámara
captó ofreciendo aparentemente unos 300 dólares a una periodista
encubierta por sus servicios sexuales, y su colega Xavier Moreau, que
afirmó en el programa que un Estado africano sería un
gran país si todos fueran blancos. Para la BBC, la polémica
continúa. Sobre la BBC se cierne un posible juicio criminal por
presunta intimidación de un testigo, hecho que sus abogados niegan
rotundamente. Este último coletazo del pleito afecta al productor
Feisal Ali, quien supuestamente engañó y chantajeó
a un ex empleado de Elite para que declarase ante el juez en contra de
sus antiguos patronos.
El director de la BBC, Greg Dyke, tiene pocos motivos para sonreír,
pese a que evitó el juicio. Sigue apostando por McIntyre, quien
regresó estasemana a la pantalla con un programa sobre la ejecución
del estadounidense Timothy McVeith y prepara una serie para el otoño.
Pero, al abandonar un pleito que la dirección prometió contestar
hasta sus últimas consecuencias, el prestigio internacional de
la institución como manantial de investigaciones informativa está
seriamente dañado. Como satisfacción leve no tiene al menos
que indemnizar a la casa de modelos. Al zanjar la denuncia de difamación
en los despachos legales, las cintas de video que grabó McIntyre
y no se incluyeron en la edición final del programa no verán
la luz. En ellos se centraba la ofensiva legal de Elite, cuyos directivos
se disponían a alegar esta semana que la BBC manipuló los
videos, montó imágenes y declaraciones fuera de contexto,
y distorsionó ex profeso la realidad. Expertos en tribunales sugerían
ayer que un buen abogado tendría escasa dificultad a la hora de
presentar la edición, una práctica común en la realización
de documentales, como una deliberada tergiversación de los hechos.
La serie McIntyre Undercover fue un éxito de público,
pero también una fuente de polémicas. Luego de que Elite
denunciase por falso y malintencionado el programa sobre la industria
de la moda, el propio periodista, a la policía de Kent por unos
comentarios sobre el capítulo dedicado a un centro residencial
de discapacitados. Las alusiones de malos tratos llevaron al cierre de
la institución, que las autoridades locales lamentaron poco después,
y a acusaciones de la policía de montaje selectivo
de imágenes. Sólo el dedicado a los hooligans del fútbol
inglés aportó un resultado satisfactorio con la detención
y enjuiciamiento de dos cabecillas descubiertos por McIntyre.
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