Por Javier Valenzuela
Desde Washington
De los 20 habitantes del corredor
de la muerte de la prisión federal de Terre Haute (Indiana), sólo
2 son blancos; los otros (14 negros, 3 hispanos y 1 asiático) pertenecen
a minorías raciales o culturales. Esta extraordinaria desproporción
fue subrayada ayer por los enemigos de la pena capital con motivo de la
ejecución en Terre Haute de Juan Raúl Garza, para el que
habían negado clemencia la noche anterior tanto el presidente George
Bush como el Tribunal Supremo de EE.UU. Antes de recibir la inyección
letal, Garza, de 44 años, pidió perdón por
todo el dolor y sufrimiento que reconoció haber causado.
Garza, nacido en México pero nacionalizado estadounidense, nunca
negó su responsabilidad en tres asesinatos cometidos a principios
de los años 90, en el marco de ajustes de cuentas en el seno
de la red de tráfico de marihuana que él dirigía
en Texas. Pero, como informó el Centro de Información sobre
la Pena de Muerte, una organización abolicionista de
Washington, muchos otros delincuentes blancos cumplen condenas de cadena
perpetua por hechos semejantes. Al jurado que sentenció a Garza
a vérselas con el verdugo nunca se le planteó la alternativa
de condenarlo a vivir el resto de sus días entre rejas.
Tras una moratoria que duraba desde 1963, el gobierno federal de EE.UU.
se ha sumado al entusiasmo de 38 Estados de ese país en la aplicación
de la pena federal. En tan sólo ocho días el gobierno federal
ha ejecutado en su penitenciaria de Terre Haute a dos condenados: el terrorista
de ultraderecha Thimoty McVeigh y el narcotraficante Garza. Aún
más inquietante, la gran mayoría de los que están
en capilla en Terre Haute son miembros de minorías.
En setiembre de 2000, en el último tramo de la presidencia de Bill
Clinton, el Departamento de Justicia de EE.UU. reconoció que los
acusados eran negros o hispanos en el 80 por ciento de los casos en los
que sus fiscales solicitaron a los jurados sentencias de pena de muerte
en los últimos cinco años. La entonces titular de Justicia,
Janet Reno, se declaró amargamente perturbada por este
dato, pero Clinton se negó a proponer la abolición de la
pena de muerte a escala federal, o establecer una moratoria en su aplicación.
El político de Arkansas se limitó a aplazar las ejecuciones
más inminentes, empezando por la de Garza. Le dejó la papa
caliente a su sucesor y éste terminó siendo un Bush, célebre
por el récord de ejecuciones que estableció como gobernador
de Texas. A comienzos de este mes, el muy derechista John Ashcroft, titular
de Justicia con Bush, rechazó que exista racismo en la pena de
muerte. Según Ashcroft, si hay muchos negros en los corredores
de la muerte es porque esta minoría está más implicada
que otros grupos en asuntos de drogas.
Como McVeigh, Garza murió con los ojos abiertos. Su última
comida consistió en un bife con aros de cebolla y papas fritas,
y una bebida gaseosa. En sus últimos momentos se mostró
tranquilo y estuvo acompañado por un sacerdote católico,
pero reiteró que hubiera preferido ver su sentencia conmutada por
la de cadena perpetua. Garza tenía dos hijas y quería ahorrarles
el vivir el resto de sus días con el horror de la ejecución
de su padre.
Sólo 50 personas se manifestaron ayer contra la pena capital frente
a la penitenciaria de Terre Haute, de donde habían desaparecido
por completo los 1.400 reporteros y las decenas de camiones con antenas
parabólicas que cubrieron el circo de la ejecución
de McVeigh. México, donde había nacido Garza y que lo extraditó
en 1992 a EE.UU., tuvo una reacción moderada. Garza,
señaló el ministro de Exteriores Jorge Castañeda,
era ciudadano norteamericano. En cambio, el presidente Vicente
Fox reiteró su preocupación por el destino de Gerardo Valdez,
un compatriota cuya ejecución en Oklahoma ha sido aplazada hasta
el 16 de julio. Comoocurrió con el español Joaquín
José Martínez y muchos otros extranjeros detenidos en EE.UU.,
la policía estadounidense no respetó la Convención
de Viena en la captura de Valdez y no le informó que tenía
derecho a entrar en contacto con su consulado.
El apoyo a la pena de muerte sigue siendo mayoritario en EE.UU., pero
se está erosionando de modo significativo. Otra polémica
en el candelero es la relativa a la ejecución de retrasados mentales.
Jeb Bush, hermano del presidente y gobernador de Florida, firmó
hace poco una orden prohibiendo que en su Estado sean ejecutadas personas
con evidentes minusvalías mentales. Pero Rick Perry, el nuevo gobernador
de Texas, acaba de vetar la introducción de esa misma medida en
su territorio. EE.UU. es el único país democrático
que envía a la silla eléctrica o la inyección letal
a gente que ni siquiera comprende los crímenes que cometió.
EL
BRAZO POLITICO DE ETA RADICALIZA SU DIRIGENCIA
Los más puros y duros de los duros
Ante la derrota electoral de
mayo pasado, el brazo político de ETA tenía dos opciones:
o radicalizar su posición o acercarse a la de los partidos nacionalistas
vascos. Todo indica que ganó la línea más dura. El
sábado, Herri Batasuna (HB) concluirá un proceso de renovación
interna al proponer una nueva dirección dominada por los sectores
más jóvenes y radicales. La nueva ejecutiva de HB pasará
a llamarse Batasuna (unidad en lengua vasca). Estará
compuesta por 32 miembros (siete más que en la actualidad) y coordinada
por Joseba Permach, concejal de San Sebastián y ex integrante de
la organización juvenil Jarrai (prohibida por las autoridades españolas
que la consideran semillero de ETA).
Batasuna, nombre que previsiblemente también será la nueva
marca electoral de la coalición independentista (en la actualidad
es Euskal Herritarrok, EH), actuará en los países vascos
español y francés y en Navarra. Es decir, en todos los territorios
en los que la organización armada independentista vasca ETA pretende
crear un estado independiente. La prensa española coincidió
ayer en valorar la refundación de HB como un triunfo de las posiciones
más radicales de la coalición, que, estiman, cierran sus
filas en torno a ETA y arrinconan a las corrientes favorables al fin de
la violencia.
Arantxa Urkaregi, una de las responsables del proceso de renovación
de la coalición independentista, explicó que en la elección
de la nueva ejecutiva se presentará el sábado una única
candidatura, que refleja las distintas sensibilidades de la
formación política. En esa candidatura, que previsiblemente
aprobarán los militantes, repiten 13 de los 25 miembros de la actual
dirección, entre ellos Arnaldo Otegi, quien podría ser elegido
de nuevo como portavoz de la coalición. Sin embargo, estarán
ausentes algunos de los integrantes de la anterior dirección que
tenían más peso político e histórico, como
Karmelo Landa, Floren Aoiz, Gorka Martínez, José María
Olarra o Rufi Etxeberria.
Diecisiete miembros de la dirección ya fueron designados. Los otros
están siendo elegidos por aproximadamente 300 asambleas locales
del partido. Los resultados oficiales de la elección serán
divulgados el sábado en Pamplona, capital de Navarra. Como el nuevo
partido representará a toda Euskal Herria, contará con representantes
de las tres provincias del País Vasco francés. EH, coalición
cuyo principal partido es HB, obtuvo el 10,1% de los votos el pasado 13
de mayo en las elecciones regionales al Parlamento vasco. Esto significó
que la formación independentista radical perdiera siete de sus
14 escaños en la Legislatura saliente.
|