Entre los senadores volvió
a circular ayer un anónimo, aunque esta vez no referido al pago
de sobornos a cambio de la aprobación de leyes, sino con los nombres
de las personas y empresas que supuestamente figuran en las ocho cajas
enviadas por el Senado norteamericano para la causa en la que se investiga
las operaciones de lavado de dinero. Se trata de una lista que recibieron
varios peronistas legisladores incorruptibles de nuestro Parlamento,
según se los califica en el mismo anónimo foliada
con un sello de la Policía Federal. Es de (Juan José)
Galeano, denunció sobre la procedencia de la nómina
la diputada Elisa Carrió, a propósito del trabajo conjunto
que el magistrado viene realizando en el marco de la investigación
con la Federal. El menemismo había tratado sin éxito de
dar a publicidad la identidad de los mencionados en los documentos que
llegaron de los Estados Unidos, sin distinciones. Galeano deslindó
su responsabilidad en la filtración de los datos.
El listado que recibieron los senadores del PJ entre ellos el titular
de esa bancada, José Luis Gioja es de 12 carillas y contiene
una serie de nombres que hasta ahora estaban guardados bajo siete llaves:
el de las personas jurídicas y personas físicas que
surgen de las fotocopias de extractos de cuentas bancarias, desde noviembre
de 1996 en adelante, según anuncia el texto que llegó
a varios despachos de la Cámara alta. Las cuentas a las que hace
referencia pertenecen a la entidades financieras de los banqueros Raúl
Moneta y Aldo Ducler, que quedaron bajo la lupa de los investigadores
del lavado de dinero.
La denuncia de Carrió de que la nómina es de Galeano,
que está trabajando con la Policía Federal tiene razón
de ser: los papeles que llegaron a manos de los senadores no sólo
están foliados con un sello de la Federal cuya autenticidad,
de todos modos, no pudo ser corroborada, sino que además
llevan en su dorso otro sello de esa fuerza de seguridad y dos firmas
personales con sus correspondientes sellos al pie. Según indican
estos últimos, las rúbricas pertenecen a un inspector y
un comisario.
Le enviamos a Ud. los listados que contienen la información
consolidada, en orden alfabético, de los clientes de los bancos
República Argentina y American Exchange, la cual fue realizada
por orden del ministro de Justicia, Jorge De la Rúa, a partir de
la información contenida en las ocho cajas remitidas por el subcomité
de Investigación del Senado americano, se explica en la nota
a los senadores.
Entre los cerca de 900 nombres que aparecen en el anónimo, figuran
los de la mayoría de los bancos que operan en el país, incluidos
los de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes y Neuquén,
entre otros. También están mencionados Moneta, el ministro
de la Corte Suprema Enrique Petracchi y empresas como Aerolíneas
Argentinas, Acindar, Advance, Alpargatas, Pérez Companc, Telecom,
Telefónica e YPF.
El o los remitentes anónimos de la nómina destacaron también
que nuestra Nación no debe ni puede ser vista, injustamente,
por el mundo como un paraíso del lavado de dinero y del narcotráfico
a partir del mediático trabajo de algunos deformadores de la realidad
y no ocultaron sus intenciones: Dar a conocer a la opinión
pública toda la verdad contenida en las cajas remitidas por el
Senado de los Estados Unidos, dice primero la nota. Más adelante
insiste en que deseamos que todos los ciudadanos puedan conocer
el real contenido del listado de las cajas.
El objetivo es bastante similar al que se planteó el menemismo,
que tras el arribo de la información sobre lavado de dinero desde
los Estados Unidos propuso dar a publicidad los nombres contenidos en
las cajas del Senado norteamericano y cargarlos en Internet, con el argumento
de que así se contribuía a transparentar el caso y su investigación.
La diputada Ana María Mosso llegó, incluso, a exponer esa
idea en el recinto de la Cámara baja cuando se abordó el
tema, pero fracasó en su intento.
Carrió y Gutiérrez siempre consideraron que la finalidad
de los menemistas con esa propuesta no era otra que licuar la responsabilidad
delos realmente involucrados en el lavado de dinero, de quienes siempre
se sospechó que tienen fuertes vinculaciones con el menemismo.
Lo que ambos sostienen es que el dinero que muchos de los que aparecen
mencionados en el informe norteamericano tenían depositado en el
extranjero no era ilícito, sino que a lo sumo podía no haber
sido declarado a la AFIP ante la cual debían ser denunciados en
ese caso. Por esa razón, la comisión investigadora del tema
en Diputados que los tiene a los dos por protagonistas nunca reveló
nombres.
Tanto la chaqueña como el mendocino visualizaron la aparición
del anónimo en el Senado como una maniobra en ese sentido y coincidieron
en responsabilizar a Galeano. Se intenta desviar a la comisión,
pero no lo van a conseguir, evaluó Carrió, quien aclaró
que nosotros esa información no la tenemos. Gutiérrez
señaló que Galeano debe dar explicaciones sobre su
amistad con un vocero de Moneta.
El jefe de la Delegación Unidad de Investigación Antiterrorista
de la Federal, Jorge Palacios, negó que las listas hayan sido enviadas
por miembros de esa fuerza. Vamos a investigar de qué organismo
nacional se filtró la información, dijo Palacios,
y precisó que esas notas se cursan en el marco de una investigación
judicial y desde algún organismo nacional las fotocopiaron y las
distribuyeron.
DOS
JUECES FAVORECEN AL DENUNCIADO JUEZ GALEANO
El denunciante, procesado
Por Raúl
Kollmann
El juez federal Juan José
Galeano, sobre la base de la declaración de uno de sus secretarios,
fue denunciado por numerosas irregularidades en la causa AMIA. Lo curioso
es que a toda velocidad su par, el juez Jorge Urso, procesó al
secretario denunciante por violación de secretos, mientras
que el magistrado que debía investigar esa acusación contra
Galeano el juez Claudio Bonadío ni siquiera llamó
a declarar a los secretarios y empleados del juzgado en el que se cometieron
las irregularidades. Esta situación fue denunciada ayer por los
letrados de Memoria Activa, Alberto Zuppi y Pablo Jacoby, quienes, en
un escrito dirigido a Bonadío, alertaron que todo esto contribuye
a potenciar el clima de encubrimiento y sospecha en el caso AMIA.
En verdad, la historia se inicia con la aparición pública
del ex secretario de Galeano, Claudio Lifchitz, quien hizo una serie de
denuncias gravísimas contra el magistrado:
Con la venia del juez, se le
habrían pagado 400.000 pesos al imputado Carlos Telleldín
para que declarara en la causa.
Se habrían preparado
testigos, mostrándoles qué fotos debían señalar
en un reconocimiento fotográfico.
Se omitió denunciar
a la SIDE, que habría hecho desaparecer 600 cassettes de escuchas
telefónicas. También se señala que la SIDE tenía,
antes del atentado, una investigación avanzada sobre la operación
que se venía y que ocultó toda esa información.
Hubo falsedad ideológica
en numerosos documentos que se aportaron como pruebas.
Se le daba información
a alguna de las partes y se le negaba a otras.
Cuando el ex secretario Lifchitz apareció en el programa televisivo
Punto.doc hubo una denuncia contra él por haber revelado datos
supuestamente inéditos. En realidad esa información ya había
aparecido tiempo antes en Página/12 o en varios libros sobre el
tema, pero igualmente el juez Jorge Urso se apuró a procesar a
Lifchitz por violación de secreto, un delito del que
se puede imputar a un funcionario público.
Ahora, los abogados Zuppi y Jacoby de Memoria Activa señalan que
en la denuncia sobre irregularidades en la causa ya estaba imputado el
juez Galeano, que incluso había designado abogado defensor, pero
que Bonadío no sólo no avanzó en la investigación,
sino que retrocedió señalando que no hay ningún imputado
en el expediente. Además, sostienen que no disponer de inmediato
el cumplimiento de las medidas urgentes e impostergables ya propuestas
hace meses, destinadas a demostrar la veracidad o falsedad de las imputaciones
realizadas (contra Galeano), contribuye a potenciar el clima de encubrimiento
y sospecha. Por lo tanto Memoria Activa reclama que se convoque
a los testigos ofrecidos entre ellos el personal del juzgado de
Galeano y se hagan, si son necesarios, los careos para que se esclarezcan
las irregularidades en el caso AMIA.
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