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VIDELA SE NEGO A DECLARAR EN LA CAUSA POR EL CONDOR
Dictador, fiel a sí mismo

El ex jerarca de la última dictadura, detenido por robo de bebés, fue trasladado a Tribunales. No habló pero hay argumentos para procesarlo.

El dictador Videla viajó de Belgrano a Comodoro Py.
Sólo habló para decir que
no iba a declarar.

Por Victoria Ginzberg

Los que lo vieron sentado en una silla en el pasillo de la secretaría federal de Oscar Aguirre, en el cuarto piso de los Tribunales de Comodoro Py, dicen que ayer Jorge Rafael Videla era la imagen de la soledad y la decadencia. Flaco, envuelto en un sobretodo, el dictador esperó que comenzara la audiencia de la causa en la que se investiga el Plan Cóndor y luego se negó a declarar. De todas maneras, en el expediente hay pruebas suficientes para que Videla sea procesado.
Videla fue trasladado por la mañana desde su departamento del barrio de Belgrano, donde cumple con el arresto domiciliario por su participación en el plan para apropiarse de hijos de desaparecidos durante la última dictadura militar. Ayer, el dictador iba a ser interrogado sobre su participación en el plan de coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur durante la década del ’70. En esta causa, que lleva adelante el juez Rodolfo Canicoba Corral, sería procesado por asociación ilícita, privación ilegal de la libertad y torturas.
El acusado –que fue asistido por Carlos Tavares y Alberto Rodríguez Varela– entró al despacho de Aguirre nervioso, sacó un papel y leyó con tono de comunicado :“Por las presentaciones que hicieron mis abogados este acto es nulo y me niego a declarar”. El dictador se refería a los escritos que sus representantes hicieron en la causa por robo de bebés. Allí Tavares y Rodríguez Varela defendieron a Videla alegando prescripción de los delitos y cosa juzgada. Estos argumentos ya fueron rechazados por el ahora ex juez Adolfo Bagnasco y por la Cámara Federal porteña. Ahora debe expedirse el procurador Nicolás Becerra y luego la Corte Suprema. Becerra no apoyará al dictador.
Canicoba Corral ya ordenó las capturas internacionales del dictador paraguayo Alfredo Stroessner y del ex jefe de la policía secreta chilena Manuel Contreras. Además, el fiscal Miguel Angel Osorio reclamó la extradición de cuatro militares uruguayos que fueron indultados por el ex presidente Carlos Menem: José Nino Gavazzo, Manuel Cordero, Jorge Silveira y Hugo Campos Hermida. Osorio expresó que como la desaparición forzada de personas es un delito que se sigue cometiendo hasta que no aparezca la víctima, los acusados pueden ser imputados porque el delito existió aún después del indulto.
Cristina Carreño Araya, de nacionalidad chilena, desapareció en Argentina el 26 de julio de 1978. Federico Tatter, paraguayo, también fue secuestrado aquí el 15 de octubre de 1976. Sara Méndez nació en Uruguay y fue detenida ilegalmente en Buenos Aires junto con su hijo Simón, que tenía veinte días; Sara salió en libertad pero Simón sigue desaparecido. Los argentinos Mónica Grinspon, Claudio Logares y su hija Paula fueron secuestrados en Uruguay, la niña fue recuperada en Argentina pero aún no se conoce el destino de sus padres. María Esther Ballestrino de Careaga era paraguaya y desapareció el 8 de diciembre de 1977 en la operativo de la Iglesia de la Santa Cruz. Estos cinco casos son los denunciados en esta causa, en la que Videla sería procesado en poco tiempo y en la que también están siendo investigados los dictadores Emilio Eduardo Massera y Augusto Pinochet.

 


 

LA JUSTICIA RECHAZO LA EXTRADICION A LA ARGENTINA
Cavallo, muy cerca de Garzón

Por V. G.

Las esperanzas del marino Ricardo Miguel Cavallo de recibir ayuda de la Justicia argentina para eludir su juicio en Madrid se esfumaron ayer. El juez federal Rodolfo Canicoba Corral rechazó la solicitud de extradición que había presentado el abogado José Scelzi en nombre de “Sérpico”. El represor de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) preso en México está ahora a un paso más cerca del juez español Baltasar Garzón.
Cavallo fue detenido en México el 24 de agosto del año pasado luego de que el diario Reforma revelara que el director del Registro Nacional de Vehículos (Renave) era en realidad un represor argentino conocido por sus víctimas como “Sérpico”, “Marcelo” o “Miguel Angel”. Luego, el juez mexicano Jesús Guadalupe Luna Altamirano expresó que el represor debía ser trasladado a España, donde está acusado de “genocidio, terrorismo y torturas”. Ante este panorama, nada agradable para su defendido, Scelzi se presentó ante el juez Adolfo Bagnasco y solicitó que el marino sea trasladado a Argentina para juzgarlo por los mismos hechos que se le imputan en Madrid. Además de apelar al principio de territorialidad y a diferentes pactos sobre derechos humanos, el abogado argumentó que las personas que podrían declarar a favor del represor no están en condiciones de viajar a España, porque serían arrestadas al cruzar las fronteras argentinas.
El hecho de que la presentación de Scelzi no se efectuara ante la Cámara Federal, que la hubiera sorteado, sino ante la Policía Federal, que la remitió al magistrado de turno, es decir Bagnasco, despertó ciertos recelos. El ex detenido Juan Gasparini denunció que el juez se había prestado a una maniobra del Gobierno y planeaba reclamar la extradición de Cavallo. Bagnasco lo negó y dejó su cargo sin cerrar el caso. El magistrado que lo reemplazó rechazó ayer la pretensión del represor.
Para fundamentar la resolución, Canicoba Corral se hizo eco del dictamen del fiscal Paulo Starc, quien había expresado que “no existiendo orden judicial argentina alguna que requiera la captura de Cavallo por los hechos que su letrado pretende sea extraditado, se entiende que debe rechazarse la solicitud de extradición y archivar los autos sin más trámite”.
“Sérpico” también había intentado que el gobierno argentino, al que no le gusta el principio de “extraterritorialidad”, interviniera oficialmente en su caso. Sin embargo, el marino tampoco tuvo éxito en esa jugada. En su momento la Cancillería afirmó que “no es el Poder Ejecutivo quien debe tramitar las extradiciones, son los jueces los responsables de actuar en tales circunstancias”.
Actualmente Cavallo sigue detenido en México, donde se está tramitando un recurso de amparo que interpusieron sus representantes en ese país para intentar evitar, o al menos dilatar, su viaje a Madrid, donde lo espera Garzón. El juez español acusó al represor de tener responsabilidad en 264 desapariciones (16 de ellas de mujeres embarazadas) y 110 secuestros. En su escrito, el magistrado señaló que Cavallo fue “uno de los pocos oficiales que pasó por todas las áreas represivas de la ESMA” y que por ende tuvo una “posición prevalente en cada una de las acciones allí cometidas”. Cavallo también fue interrogado en México por orden del juez francés Roger Le Loire por su participación en los secuestros de las monjas Alice Domond y Leonie Duquet, que estuvieron cautivas en la ESMA.

 

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