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Muertos por un Zorro invisible, y
liberados de sanciones por la ONU

La aviación anglo-norteamericana habría causado 23 muertos y 11 heridos en Irak, según denunció Saddam Hussein. EE.UU. y
Gran Bretaña lo niegan, pero el veredicto final lo dará la ONU.

Una imagen de la TV iraquí muestra a un niño herido en la localidad norteña de Tel Afr.

Podría ser el peor ataque contra Irak desde la operación Zorro del Desierto de 1998, o un maquiavélico complot de Saddam Hussein para desprestigiar a sus archienemigos Estados Unidos y Gran Bretaña. Sea lo que fuere, sus resultados no pueden medirse simplemente anotando los 23 muertos y 11 heridos, la mayoría niños o jóvenes, que se habrían registrado en el norte de Irak por lo que Bagdad denunció como un bombardeo norteamericano. Primero, porque Washington y Londres negaron terminantemente haber realizado un ataque, incluso frente a las imágenes en la TV iraquí que mostraban cráteres y víctimas. Y hasta ahora los aliados intentaron minimizar los efectos de sus bombardeos, pero nunca negarlos de plano. En cualquier caso, el único veredicto importante será el que dé el Consejo de Seguridad de la ONU. Y lo que se discutirá no es la denuncia puntual de Moscú sobre los atropellos de los aviones aliados sino la modificación de las sanciones económicas contra Irak, especialmente aquellas relacionadas con la venta de petróleo.
“Toda acusación de que se hubieran producido muertos por las fuerzas estadounidenses y británicas en el norte de Irak es un invento”, disparó el portavoz del Pentágono, Bryan Whitman. Quizá esto pudo haber el fin de la historia, un final incierto para uno más de los innumerables choques que se producen entre las defensas aéreas iraquíes y los aviones aliados desde que Saddam decidió denunciar la validez de las “zonas de exclusión” que rigen sobre el norte y sur de su país desde la Guerra del Golfo. Pero había varios elementos inquietantes que impidieron descartar el tema. Primero, el número curiosamente exacto de víctimas que denunció la agencia oficial iraquí IRNA: 23 muertos y 11 heridos, todos jóvenes de la localidad de Tel Afr que habrían estado jugando al fútbol cuando cayeron las bombas. “Tres aviones enemigos bombardearon el campo de fútbol, matando a niños que acababan de terminar un partido”, relató a la televisión un vecino de las víctimas, quien aseguró que “no hay ninguna instalación militar cercana”. También se difundieron imágenes de los funerales, donde se veían a varias decenas de personas gritando “¡Venganza para los niños de Irak!”. Según un médico entrevistado, hay dos niños internados por “graves heridas en la cabeza y el pecho”. Después se pudieron ver imágenes de cráteres de varios metros de profundidad, pedazos de metal aparentemente de misiles y ropa ensangrentada en la cancha de fútbol.
“Podemos confirmar que aviones de la coalición fueron blanco de disparos, pero no respondieron”, fue todo lo que el ministerio de Defensa británico tuvo que decir al respecto. Sus primos norteamericanos no fueron mucho más explícitos, pero presentaron una variedad mayor de fuentes. Además de Bryan Whitman en el Pentágono, también salieron representantes del Comando Central y de la base aérea en Incirlik, Turquía, para desmentir las acusaciones de Bagdad. ¿Cómo se explicaban los cráteres, los muertos, los heridos y los funerales? Quizá, aventuró un funcionario de defensa británico, “las víctimas pudieron haber sido consecuencia de un proyectil antiaéreo iraquí que cayó a tierra”.
O quizá no. Moscú ciertamente no tenía dudas. “Condenamos este ataque y pedimos a Estados Unidos y Gran Bretaña que cesen inmediatamente sus actividades en las zonas de exclusión aérea”, fue la declaración oficial de la Cancillería rusa. París y Pekín no emitieron su reacción, pero es muy poco probable que sea favorable a los anglosajones. Normalmente la hostilidad de esos gobiernos no importaría demasiado, pero ocurre que ahora finalmente tienen la oportunidad de explotar decisivamente sus asientos en el Consejo de Seguridad. Es que en estos momentos se negocia la reforma del programa “Petróleo por Alimentos”, y así toda la estructura de sanciones contra Irak. Es seguro que el embargo será aligerado, ya que la administración de George W. Bush es muy sensible a las demandas de las empresas petroleras, y es seguro que Gran Bretaña seguirá la línea norteamericana. Pero a la hora de negociar en qué medida se aliviarán las sanciones, los 23 muertos y 11 heridos de ayer podrían pesar mucho más quelos 350 muertos y 1.000 heridos registrados, según Bagdad, en los últimos tres años.

 


 

POWELL VIAJARA A MEDIO ORIENTE
Un policía mundial ahí

“Hay suficientes progresos como para enviar al secretario de Estado, Colin Powell, a la región.” La declaración de George W. Bush podía ser una descripción veraz de la situación en Medio Oriente siempre que se invirtiera el significado de la palabra “progresos”. Ayer se cumplió la primera semana de la tregua negociada por el director de la CIA, George Tenet, y no es nada seguro que dure otros siete días. El gabinete israelí aprobó mantenerla no obstante “las violaciones cometidas por la Autoridad Palestina”, pero ordenó “operaciones puntuales” para eliminar a los supuestos militantes que Yasser Arafat se rehúsa a arrestar. Ayer mismo un militante de su partido Fatah fue gravemente herido por una bomba colocada en su teléfono celular. De su lado, Arafat denunció que la tregua israelí era “un engaño a la comunidad internacional”. Los palestinos contaban ayer un muerto y 20 heridos más, mientras que en Israel una bomba estalló en la ciudad de Haifa sin causar víctimas.
Ambas partes pudieron presentar sus quejas durante una reunión conjunta ayer con representantes de seguridad norteamericanos. Como en los últimos encuentros de este tipo, el de ayer fue básicamente un diálogo de sordos. Los israelíes enfatizaron cómo todavía no se habían implementado el arresto de terroristas y confiscación de armas que Tenet estableció como condiciones para la tregua, mientras que los palestinos denunciaron que Israel no había levantado significativamente el bloqueo económico sobre Cisjordania y Gaza. El propio Tenet se mostró incapaz de reconciliar estas posiciones cuando negoció su tregua hace una semana, y difícilmente podía esperarse que los anónimos funcionarios que lo reemplazaron tuvieran mejor suerte. Fue por esto que la Casa Blanca decidió ayer enviar a Colin Powell, quien había asegurado que no viajaría a la región hasta que se reanudaran las negociaciones políticas de paz. Pero hasta que llegue la semana que viene hay mucho tiempo para que la tregua colapse por completo.

 

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