Por Cledis Candelaresi
El directorio de Aerolíneas
Argentinas dispuso ayer convocar a concurso de acreedores para enfrentar
su multimillonaria deuda, salida legal que nadie podía negar como
un paso previo a la temida quiebra. Aunque hasta el díscolo Ricardo
Cirielli, titular de APTA (técnicos aeronáuticos), por la
noche confiaba en que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales
aportará los fondos necesarios para que la compañía
siga funcionando, el portavoz del propio holding español, accionista
mayoritario, ayer eludió dar garantías sobre esa imprescindible
inyección de dinero. Por las dudas, un sector del Gobierno comenzó
a esbozar una propuesta para evitar el desbarranque de la aerolínea
de bandera. La iniciativa fue redactada por la Sindicatura General de
la Nación y, con el aval de Chrystian Colombo, será desmenuzada
hoy ante el líder de los técnicos aeronáuticos. Sus
líneas centrales, según pudo averiguar Página/12,
consisten en organizar un fondo de inversión privado del que participarían
trabajadores y proveedores, resignando salarios y acreencias, respectivamente.
Tanto las versiones que llegaron desde Madrid, a través del vocero
de la SEPI, Luis Hernández, como las declaraciones del jefe de
gabinete o de la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, apuntaron en
idéntico sentido: el holding español sólo aportaría
fondos en el caso de que las azafatas y los técnicos consientan
el ajuste previsto en el plan director.
Desde el punto de vista económico, este acuerdo es irrelevante
para la compañía, por el magro ahorro que produciría
retocar las condiciones de esos trabajadores. Pero conseguir que los gremios
admitan una reducción de costos a su costa sigue siendo crucial
para la reprivatización de la empresa, es decir, para encontrar
un inversor que suceda a la SEPI.
Poco después del mediodía, el directorio de Aerolíneas
Argentinas informó por escrito que lamentaba profundamente
llegar a esta situación debido a la actitud intransigente de dos
gremios (APTA y Aeronavegantes), en el comunicado que informó
su decisión de llamar a un concurso de acreedores bastante singular.
Poco tiempo atrás, Aerolíneas reconvirtió deudas
con diversos proveedores y entidades financieras por alrededor de 350
millones de dólares, transformándolas en obligaciones a
favor de un pool de bancos españoles que le prestaron esos fondos
contra la garantía del propio estado español. La nómina
de acreedores también incluye a la hispana Repsol, su principal
proveedora de combustible.
Ayer, el síndico adjunto de la Nación, Jaime Farji, sembró
más dudas de las que ya existen acerca del pasivo de la empresa,
privatizada libre deudas. El funcionario acusó a la gestión
ibérica de haber impedido que la SIGEN audite sus obligaciones,
con lo cual no se sabe hasta dónde éstas son reales
o ficticias.
Este singular concurso, que se resolvió con el voto de once directores,
incluido el representante del Estado, se organizará bajo el patrocinio
del estudio Fargosi y Asociados, especializado en derecho administrativo
y comercial. Horacio Fargosi conoce la intimidad de la empresa en su condición
de director por los accionistas privados.
Esta convocatoria genera una incertidumbre mayor a la que es propia de
cualquier concurso, no sólo por la particular relación del
accionista mayoritario con sus principales acreedores. La carga financiera
es apenas una de las demandas de caja que tiene todos los meses Aerolíneas,
que registra pérdidas operativas millonarias. Y hasta anoche no
estaba claro si la SEPI aportaría dinero fresco para combustible,
catering y demás insumos imprescindibles para seguir volando.
Fondos va a ver en la medida que haya un acuerdo con los gremios
(...). Si no hay acuerdo, la solución para la compañía
se va a tornar más dificultosa, sino inviable, advirtió
anoche Colombo, redoblando su presión para que Cirielli y Alicia
Castro (Aeronavegantes) firmen el plan que prevé modificaciones
convencionales y reducción de salarios. Hasta último momento,
Bullrich se lamentó que esos gremios no hayan aceptado antes rubricar
el acuerdo con los accionistas ibéricos. De hacerlo, insistía
la ministra de Trabajo, la SEPI habría capitalizado deudas por
350 millones de pesos, promesa de la que ahora estaría eximida.
La situación, en otros términos, es peor que la de unas
semanas atrás.
El futuro inmediato de Aerolíneas Argentinas aparece más
incierto con el reciente fallo del juez Martín Silva Garretón,
quien hizo lugar a una cautelar autónoma interpuesta por la diputada
Castro para evitar la quiebra de la compañía. El fallo obliga
a la empresa privatizada a volar todas las rutas que operaba en el momento
de la privatización, a mantener su staff actual en las actuales
condiciones, al tiempo que impone al Estado a no desmembrar los activos
remanentes, básicamente rutas y marca.
Según interpretó el propio juez ante este diario, su dictamen
obligaría a Aerolíneas a restituir los servicios internacionales
que suspendió días atrás, entre otras cosas. Pero
como muchas de estas imposiciones pueden estar en conflicto con las prerrogativas
de que gozaría la empresa concursada bajo la tutela de otro juez,
es factible que sea una Cámara la que termine resolviendo qué
puede y qué debe hacer la línea de bandera.
En rigor, la suerte de Aerolíneas depende en gran medida de lo
que suceda en los tribunales argentinos, donde se acumulan denuncias por
presunto vaciamiento. A estas imputaciones se habría sumado en
las últimas horas la acusación formulada por el fiscal general
de la Nación, Maximiliano Rusconi, contra la gestión ibérica
por supuesta subversión económica. Parado en este terreno
fangoso, el gobierno aún no articuló una propuesta definitiva
que permita llegar a un nuevo operador privado, ya que la vía de
la reestatización está descartada. Un intento lo realizó
Rafael Bielsa, quien esta tarde intentará seducir a Cirielli, en
primer lugar, con una propuesta que requiere necesariamente el aval de
todos los gremios. Según el borrador de la SIGEN, Aerolíneas
Argentinas puede resultar rentable en dos años, siempre y cuando
la SEPI absorba todo el pasivo y se ejecute un plan con amplio diagrama
de vuelos. La iniciativa debería ponerse en funcionamiento bajo
el arbitraje del Estado, que tutelaría la reconversión de
Aerolíneas pero no la rescataría de las manos privadas.
Por el contrario, el proyecto de los síndicos, prevé crear
un fondo de inversión privado, que podría capturar el uno
por ciento de los ahorros concentrados en las AFJP (cerca de 220 millones
de pesos), más otros aportantes. El gerenciamiento se confiaría
a una sociedad anónima, relevable si a juicio de los otros socios
o el Estado no es eficiente. Los trabajadores tendrían estabilidad
garantizada pero a cambio tendrían que aceptar una quita salarial,
canjeando salario por una cuota parte en el fondo. Algo semejante ocurriría
con los proveedores, quienes deberían capitalizar hasta un 30 por
ciento de sus futuras acreencias: es decir, cobrar una parte de su provisión
con una participación en la sociedad. Pero sólo después
que tenga el visto bueno gremial el plan de la SIGEN podría ser
debatido en el gabinete nacional para conquistar el imprescindible aval
de Domingo Cavallo y Carlos Bastos, ajenos a la iniciativa.
Los efectos del concurso
La presentación
de un concurso preventivo de acreedores supone como primera instancia
la cesación de pagos por parte de la empresa. En un plazo
de 10 días, el juez comercial dicta un auto de resolución
de apertura del proceso y designa un síndico.
La apertura del concurso
preventivo deja sin efecto los convenios colectivos vigentes por
un plazo de tres años. Durante ese plazo, las relaciones
laborales se rigen por los contratos individuales y la Ley de Contrato
de Trabajo. La empresa concursada y la asociación sindical
legitimada negociarán un convenio colectivo de crisis por
el plazo del concurso preventivo y hasta un plazo máximo
de tres años.
Durante el concurso puede
surgir la posibilidad de la venta de la compañía o
la posibilidad de su capitalización.
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PLUNA
AL BORDE DE LA QUIEBRA
Un vecino en peligro
La estatal aérea uruguaya
Pluna y las autoridades de la brasileña Varig negocian la capitalización
de 5 millones de dólares en la sociedad anónima que ambas
compañías integran, con el fin de impedir su quiebra. El
ministro de Transportes de Uruguay, Lucio Cáceres, afirmó
que su gobierno exigirá a Varig que cumpla con las funciones que
le corresponden en la línea de bandera, de la que es copropietaria
y operadora.
Pluna no pudo cumplir con la ley local de asociaciones comerciales, que
establece que si una empresa pierde más del 75 por ciento de su
patrimonio no es viable como tal, por lo que se la considera en quiebra
y debe disolverse, explicaron las fuentes. El 30 de junio de 1996, al
cierre del primer balance de Pluna S.A. se presentó una situación
análoga a la actual, que se superó mediante la firma de
un convenio marco por el que Varig realizó un aporte de capital.
Fuentes de la Dirección General Impositiva uruguaya informaron
que de no recomponerse financieramente la situación, están
dadas las condiciones para que se solicite la quiebra. El estado uruguayo
posee el 48,75 por ciento del paquete accionario, 0,25 por ciento es del
personal de la empresa, un 2 de empresarios privados locales y el 49 restante
de Varig.
Pluna S.A. tiene un déficit de 52 millones y, según las
fuentes, para fin de mes cerrará el balance, por lo que es necesario
hacer un aporte de al menos 5 millones de dólares para seguir funcionando.
Las fuentes precisaron que la situación financiera de la compañía
no tiene la gravedad de la crisis de Aerolíneas Argentinas, pero
destacaron que su ecuación económica presenta serios síntomas
de deterioro. Salvo el puente aéreo Montevideo-Buenos Aires, todas
las líneas que explota Pluna arrojan pérdidas.
�Ya
no son necesarios 350 millones, sino 500�
El ex titular de Austral Néstor Farías Bouvier aseguró que
�con la actual estructura es imposible� hallar un operador local
sustituto de la SEPI.
En su criterio, la convocatoria �puede crear una impasse, pero
no soluciona el problema financiero ni el de operación�.
Néstor
Farías Bouvier, primer presidente de Austral después de la privatización.
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Por C. C.
Néstor Farías
Bouvier fue el primer presidente de Austral privatizada, cuando esta empresa
de cabotaje, hoy también controlada por la SEPI, se confió
a manos de Enrique Pescarmona, en la década del 80. Al frente de
su consultora especializada en temas de transporte, Sapin, intentó
hace poco el difícil y fallido cometido de buscar inversores privados
para Aerolíneas Argentinas, tema que sigue de cerca, tal vez por
su proximidad política con Rodolfo Terragno. La convocatoria, a
su juicio, no es ninguna solución a los problemas que generó
la mala administración ibérica.
¿La convocatoria es un principio de solución para
la situación de Aerolíneas Argentinas?
De ninguna manera. Puede crear una impasse breve, pero no soluciona
el problema financiero ni el de la operación. Aerolíneas
puede no tener capacidad de operar mañana. Si no hay un acuerdo
con los sindicatos, la SEPI no garantiza que absorba la deuda y si el
Estado argentino no acerca un interesado que aporte dinero, creo que está
más cerca de la quiebra. Ahora ya no hacen falta capitalizar 350
millones sino 500.
¿Si recibiera aporte de fondos, podría recuperar rápidamente
la capacidad operativa que perdió con esta última crisis?
Este es un momento crítico para el mercado doméstico,
ya que hay baja actividad estacional y los vuelos de julio, tanto locales
como internacionales, se perdieron por la incertidumbre. ¿Quién
se arriesga a hacer una reserva en Aerolíneas? De todos modos,
el cabotaje es recuperable. Pero los vuelos al exterior son más
difíciles. Por más que los accionistas privados pongan plata
ahora, la empresa no va a funcionar sin un drástico plan de reorganización
empresaria que corrija sus propios errores. Y, básicamente, los
de American Airlines. El gobierno argentino debería haber reparado
más en los desastres de esta gestión: los norteamericanos
vendieron un sistema de reservas por 136 millones de dólares y
aportaron sólo alrededor de 25 millones para ingresar a Aerolíneas.
Prueba de una serie de dislates que cometieron.
¿Cree que en Aerolíneas hubo vaciamiento?
De lo que no tengo ninguna duda es que no hubo neutralidad de intereses.
Por el contrario, los administradores de Iberia actuaron naturalmente
a favor de esta compañía, aunque eso fuera en detrimento
de los intereses de su controlada Aerolíneas. Seguro que adoptaron
una serie de decisiones desventajosas. Yo me pregunto, por ejemplo, si
Iberia le pagó algo a Aerolíneas por los mostradores que
fue ganando en los HUB, un espacio con alto valor comercial.
¿Cuál cree que fue la principal debilidad del gobierno
argentino?
No haber designado un interlocutor único. Por el Estado abrieron
negociaciones un conjunto de personas, incluido un grupo de diputados.
¿Le parece que se justifica el empecinamiento de la SEPI
en hacer firmar el acuerdo al gremio de Ricardo Cirielli?
No tiene razón económica. Pero es cierto que no se
puede tener algunos trabajadores en condiciones internacionales y otros
con convenios de excepción en plena Argentina en crisis.
¿Ve factible encontrar un operador argentino sustituto de
la SEPI?
Con la estructura actual, imposible. Primero hay que eliminar la
incertidumbre acerca de qué pasará con los trabajadores
y cuál es el plan operativo que el Estado argentino está
dispuesto a avalar. También hace falta que la SEPI compense sus
errores absorbiendo deuda. Yo estuve consultando a algunas empresas locales
para ver si estaban interesadas en revitalizar Aerolíneas. Pero
la falta de certezas, y el esfuerzo económico las desalentó.
¿A qué hay que atribuir el déficit operativo
de Aerolíneas: a la competencia o a la deficiente administración?
Fundamentalmente a la mala administración. A esto se sumó
una situación complicada en el mercado, con desregulación
y sobreoferta. Pero muchos costos se podrían bajar. Aerolíneas
gasta 150 millones de pesos enel área de mantenimiento, que fácilmente
se podrían reducir entre un 20 y un 30 por ciento. En lugar de
tercerizar muchos servicios podría aprovechar mejor la estructura
propia y, también, achicar gastos en personal: aquí hay
un margen del 40 por ciento para abaratar costos. Si además la
SEPI asumiera la deuda financiera, se le quitarían entre 50 y 60
millones de dólares anuales de déficit. No estamos frente
a un incendio incontrolable.
¿Aerolíneas puede llegar a una quiebra fraudulenta?
Estoy seguro que hay situaciones ridículas, de mala administración,
como contratar servicios de una competidora, facilitarle el sistema de
reservas y darle vuelo propio hasta que se independice. Esto hizo Aerolíneas
con Southern Winds, contrariando la tendencia natural de cualquier empresa
de no fomentar la competencia.
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