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Para la selección Sub-20 es el momento de la pausa

Ni la abulia tras la victoria contra Finlandia, ni la euforia tras la goleada ante Egipto: el equipo de Pekerman va madurando de a poquito...

Los chicos del Sub 20 trotan en Ezeiza esperando mañana a Jamaica.

Por Ariel Greco

La actuación que produjo la selección argentina Sub-20 ante Egipto avivó una catarata de aplausos. Los siete goles, dos de ellos tras jugadas magníficas, y un segundo tiempo de superioridad absoluta con incontables toques sucesivos sirvieron para desempolvar todos elogios a José Pekerman, algo que no ocurría desde que el técnico decidió convertirse en el coordinador de las selecciones. Sin embargo, este equipo es el mismo que unos días antes generaba dudas que, salvo Saviola y Romagnoli, no tenía grandes figuras, y que no despertaba interés en la gente. Con llamativa facilidad consiguió revertir esos prejuicios y perfilarse como el principal candidato a quedarse con el título. ¿Alcanza con esa goleada? No, pero...
Más allá de las ventajas del rival, no es sencillo convertir siete goles en un partido. De hecho, nunca antes un seleccionado juvenil había concretado una goleada semejante en un Mundial. Pero no menos cierto es que difícilmente en la segunda ronda se le presente un rival tan ingenuo como Egipto. Del repaso surge que en tres de los tantos hubo responsabilidad directa del arquero africano, uno de los defensores regaló el segundo gol y otro cometió un penal innecesario para el cuarto. Así, casi sin méritos propios, más allá del oportunismo de sus delanteros, el conjunto de Pekerman resolvió el compromiso. Recién después, con el triunfo asegurado, los chicos brindaron su exhibición.
De la misma forma en que la fragilidad del rival invalida en parte cualquier análisis, también es para destacar que ante adversarios similares en muchas ocasiones no se consigue plasmar tanta diferencia. Ese es el mérito del Sub-20. La impresión que deja es que en cualquier momento puede llegar al gol. Tiene en Saviola a un delantero que la categoría le queda chica. Si deslumbra por su velocidad ante jugadores consagrados, es lógico que marque una diferencia abismal ante jóvenes inexpertos. Y como a la capacidad goleadora del pibe de River le suma otras variantes ofensivas, el equipo es temible de mitad de cancha hacia adelante. Luego de una primera fase más que tranquila, con el partido ante Jamaica incluido, ahora el equipo deberá afrontar lo que resta con la serenidad que le entregaron los resultados.

 

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