El resto de los mandatarios
no podía salir de su asombro; algunos incluso pretendieron tomarlo
como una broma para no ponerse nerviosos. Jorge Batlle, presidente del
Uruguay, acababa de rematar su discurso proponiendo que tratemos
de imaginar una coordinación de política cambiaria; tenemos
a Domingo Cavallo, que tiene imaginación y talento, vamos a mandarle
el encargo de empezar a elucubrar un sistema de política cambiaria
para todo el Mercosur. Su par argentino, Fernando de la Rúa, no
pudo eludir el asedio del periodismo para arrancarle una respuesta. El
presidente Batlle se refirió a quien es mi ministro de Economía:
yo recojo su expresión como un homenaje cordial a alguien que respeta,
dijo para salir del paso elegantemente. Pero Batlle le subió la
apuesta: Yo a Cavallo no le hice ni un homenaje ni un ofrecimiento,
lo único que hice fue pedirle que piense en una solución
para un problema que tenemos. Hay mucha gente que piensa que Cavallo es
una persona creativa y yo soy una de ellas.
Mientras De la Rúa trataba de sacarse el peso del encargo
de Batlle, en el Palacio de Hacienda, en Buenos Aires, celebraban la proyección
regional que asumía la figura de su jefe. La intencionada referencia
de Batlle, que asumió ayer la presidencia pro-tempore del Mercosur,
reflejaba uno de los debates centrales que dominó la Cumbre del
Mercosur en Asunción: la necesidad planteada por los países
menores, Uruguay y Paraguay, de evitar fluctuaciones de las monedas regionales,
como la constante depreciación del real brasileño frente
al dólar y las recientes variaciones en el sistema cambiario argentino.
Nada se puede hacer si uno de nosotros, especialmente si es el más
grande de nosotros (en alusión a Brasil), devalúa continuamente
su moneda y acentúa en forma permanente el desequilibrio de precios
de la región, subrayó Batlle. El problema no
es la Argentina sino que el problema es Brasil, que ha devaluado su moneda
un 25 por ciento en lo que va del año, declaró, añadiendo
que fue en respuesta a esa situación que Uruguay y la Argentina
han adoptado medidas compensatorias a fin de evitar males
mayores para sus economías.
Pese a su presencia de apenas unas horas en Asunción, Cavallo se
convirtió en el centro de las discusiones. Los demás mandatarios
trataron de evitar condenar en forma directa la propuesta de Batlle, aunque
no disimularon su incomodidad. Más que una provocación
a Brasil, parece una provocación a las autoridades argentinas,
respondió Fernando Henrique Cardoso, al ser consultado, tratando
de ser irónico. Ricardo Lagos, presidente de Chile, señaló
que sin perjuicio de la capacidad de ciertas personas, lo que el
Mercosur ha planteado reiteradamente es la necesidad de tener una convergencia
de políticas macroeconómicas: se han establecido metas concretas,
y si los países estamos en condiciones de cumplir esas metas, buena
parte de los problemas producto de las devaluaciones de los países
serán superadas. Luis González Macchi, jefe de gobierno
de Paraguay, refirió simplemente que Batlle, como presidente pro-tempore
del bloque, nos representa a todos.
El mandatario uruguayo justificó el encargo del trabajo a Cavallo
afirmando que tenemos a la más grande de las personas con
imaginación al frente de la economía argentina; ya quisiéramos
tener cada uno de nosotros para un rato siquiera su capacidad y talento,
endulzando aún más los oídos de los funcionarios
de Hipólito Yrigoyen 250.
Las quejas de Paraguay y Uruguay por la sensación de marginalidad
frente a las políticas de los socios regionales mayores resonaron
en la jornada de cierre del encuentro. En su duro discurso de clausura,
Batlle había acusado a los presidentes de las naciones más
grandes del bloque de tratar de hablar sólo de las cosas buenas
que se lograron en los 10 años de vigencia del Mercosur, y no mencionar
los serios problemas que presenta el proceso, principalmente la cuestión
cambiaria. González Macchi, en tanto, reclamó que así
como comprendimos la necesidad de otorgar un waiver (perdón) a
la Argentina, es de esperar que esta actitud solidaria se traduzca en
medidas de comprensión hacia nosotros, (pero) encontramos falta
de disposición para tratar con equidad el tratamiento de nuestros
pocos rubros de exportación: pedimos el levantamiento de barreras
paraarancelarias en textiles, pollos y flexibilidades en las reglas de
tránsito fluvial, porque hay funcionarios francamente hostiles
a nuestro comercio.
Por otra parte, Venezuela, a través de su presidente, Hugo Chávez,
oficializó su pedido de integración al bloque regional como
miembro asociado. La XX Cumbre del Mercosur terminó ayer sin acuerdos
de fondo en los problemas arancelarios y macroeconómicos que acucian
a la región, pero con la unánime voluntad de que el bloque
sobreviva. Uno de los logros que podrá atribuirse Cavallo que
no participó de la reunión de ministros es haberle
arrancado el compromiso a Brasil de aceptar una eventual negociación
con miras a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, en la modalidad
cuatro más uno. Tanto la Argentina como Uruguay habían
sido tentados, en forma individual, para entrar en negociaciones directas
con la administración Bush durante la Cumbre de Quebec (de impulso
al ALCA). Esta respuesta fue exhibida, por algunos, como un fortalecimiento
de la unidad regional.
Paraguay se asfixia
El canciller paraguayo, José Moreno Ruffinelli, dijo ayer
que Paraguay lanzará hoy un paquete de medidas unilaterales
si no logra una compensación del Mercosur a las recientes
devaluaciones de Argentina y Brasil. Mañana (por hoy)
seguramente anunciaremos medidas unilaterales en caso que no se
logre compensación arancelaria de los socios del Mercosur,
para lo cual presentaremos las dos o tres alternativas que
tenemos al presidente paraguayo, Luis González Macchi.
Si en la reunión de la Cumbre no conseguimos nada,
nos reuniremos con el ministro de Hacienda, Francisco Oviedo,
agregó el canciller, para tratar la lista de medidas
que están listas. La TV asunceña adelantó
ayer al mediodía que los decretos en manos del Poder Ejecutivo
incluyen aumento de impuestos a la venta de productos lácteos
y cárnicos importados, incluso los procedentes de los países
socios del Mercosur. Ya el presidente paraguayo, Luis González
Macchi, había dicho el jueves a la noche ante los demás
mandatarios, durante el acto por los diez años del Mercosur,
que el aniversario nos encuentra a todos en plena crisis.
Sería bueno que nuestros hermanos (en referencia a
Argentina y Brasil) tengan el gesto regional y solidario de no asfixiarnos
con medidas inconsultas, concluyó.
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EL
RIESGO PAIS CERRO EN 990 PUNTOS. APOYO DEL FMI
Costumbre del Fondo Monetario
El Fondo Monetario Internacional
respaldó las medidas anunciadas por Domingo Cavallo para superar
la recesión, y en particular el nuevo sistema de paridad del peso
con el dólar y el euro. Pero el visto bueno del organismo financiero
no alcanzó para que los mercados locales se recuperaran. En línea
con las plazas internacionales, las acciones líderes perdieron
1,9 por ciento. El riesgo país volvió a subir hasta los
990 puntos. En tanto, desde el otro lado del Atlántico, el Banco
de España reconoció su preocupación por la crisis
argentina, pero consideró que esto no pone en peligro a los bancos
ibéricos que operan en esta región.
El portavoz del FMI, Thomas Dawson, dijo que las nuevas medidas anunciadas
por Cavallo apuntan a reactivar el crecimiento económico, a la
vez que no crean una tasa de cambio múltiple. Las medidas
fueron bien recibidas en Argentina. Pensamos que las metas de crecimiento
que inspiran las iniciativas del Gobierno son alcanzables y el FMI sigue
apoyando sus esfuerzos en ese sentido, completó Dawson.
Pero los buenos augurios del Fondo no alcanzaron para revertir los efectos
en contrario provocados por el mal humor neoyorquino, donde el Dow Jones
cayó 1,0 y el Nasdaq 1,2 por ciento. La baja de Wall Street se
reflejó en todos los mercados emergentes. En una rueda caracterizada
por una nueva baja de los volúmenes negociados, apenas 23,8 millones
de pesos que reflejan el escaso interés que despiertan los papeles
locales, el Merval cayó 1,9 por ciento. Los bonos también
redujeron su cotización impulsando nuevamente al riesgo país
hasta los 990 puntos. La tasa interbancaria (call money) se negoció
a 8 por ciento en pesos y a 4,5 por ciento en dólares. En tanto,
en San Pablo, luego de una semana agitada por el temor de los inversores
a una devaluación en Argentina, el dólar, que el martes
alcanzó una cotización sin precedentes de 2,48 reales, terminó
la semana en 2,31.
En tanto, desde España el subgobernador del BCE, Gonzalo Gil, consideró
que las nuevas medidas económicas han funcionado y
que por ello no teme en el destino de los bancos españoles que
operan en el país.
Una apuesta
desesperada
El semanario británico The Economist, revista de cabecera
de los principales hombres de negocios del mundo, calificó
las últimas medidas anunciadas por Domingo Cavallo de apuesta
desesperada. Y se pregunta si si se está gestando
una nueva crisis en los mercados emergentes, esta vez, con
epicentro en Argentina. Es un principio bien conocido entre
los presidentes de bancos centrales y ministros de Economía
que si se está planificando una devaluación de la
moneda, se debe negar tanto como sea posible que se tenga esa intención.
Por una buena razón: ¿Por qué permitirles a
los especuladores una apuesta sin riesgo a costo de los contribuyentes,
dice The Economist en su última edición. El artículo
explica que la Argentina ha llevado esta noción un
paso más allá: introdujo un subsidio para exportadores
y una tarifa para importadores, mientras niega que eso signifique
una devaluación. En tanto, concluye: que esta
estrategia funcione es vital para las esperanzas argentinas de superar
la recesión y de evitar otra crisis financiera que podría
potencialmente afectar a los mercados donde quiera que sea.
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