Por Marcelo Justo
Desde Londres
En medio de una intensa polémica,
los dos adolescentes que asesinaron a un niño de dos años
cuando tenían diez serán puestos en libertad en las próximas
tres semanas. En una declaración escrita a la Cámara de
los Comunes, el ministro del Interior de Gran Bretaña, David Blunkett,
anunció ayer que Robert Thompson y Jon Venables, que tienen 18
años, tendrán libertad condicional de por vida bajo una
nueva identidad provista por el Estado. En 1993 los dos se llevaron al
pequeño James Bulger de un centro comercial en Liverpool y lo mataron
cerca de las vías de un tren después de someterlo a horripilantes
torturas. Denise Fergus, la madre de James, rechazó la decisión
del gobierno y amenazó: Ellos creen que se salvaron, pero
yo sé que estén donde estén alguien los estará
buscando.
El gobierno justificó la decisión del comité que
aconsejó la libertad condicional de los dos adolescentes, el Parole
Board, porque ya no son un peligro para la comunidad y no
es en el bien público que se los mantenga detenidos a pesar de
ser culpables de un evento terrible que conmovió a la nación.
En un intento de apaciguar la polémica, la declaración del
ministro del Interior subrayó que los funcionarios a cargo del
caso tendrán atribuciones para detener a Venables y Thompson en
cualquier momento si es que evalúan que podrían cometer
un nuevo delito. Los dos adolescentes no podrán verse, no podrán
ponerse en contacto con la familia Bulger y deberán solicitar permiso
para ir a Merseyside, el barrio de Liverpool donde se criaron y donde
ocurrió el secuestro y asesinato de Bulger.
Bajo un régimen similar al de protección de testigos, Venables
y Thompson tendrán nuevos nombres, documentos y una historia vital
que deberán aprender de memoria para que ningún desliz deje
al descubierto su verdadera identidad. Los dos adolescentes no podrán
viajar, trabajar o cambiar de dirección sin la autorización
de los supervisores y hasta el contacto con sus padres estará seriamente
limitado y, en caso de que se tema por su seguridad, podría ser
eliminado por completo. Si los supervisores sospechan que los chicos están
experimentando con drogas, beben en exceso o forman relaciones desaconsejables,
pueden decidir que se los vuelva a detener.
La reacción de los padres de James Bulger a la noticia era previsible,
pero una encuesta publicada en Liverpool el pasado lunes demuestra que
el tiempo no ha curado las heridas que el crimen causó en el conjunto
de la sociedad. En una proporción de cinco a uno, los lectores
del periódico local Liverpool Echo respondieron que Venables y
Thompson debían ser transferidos de la unidad para menores de edad
a la cárcel para adultos. En enero pasado, el peligro de venganzas
al margen de la ley, sea de familiares o de grupos de vigilantes,
llevó a la Justicia británica a prohibir que se publicasen
fotos o detalles de los dos adolescentes que pudiesen permitir una identificación.
Sin embargo, un grupo de vigilantes indicó al dominical
The Mail on Sunday que publicarán en Internet una foto reciente
de Robert Thompson que habrían conseguido durante una de sus salidas
bajo supervisión el año pasado.
Entre los grupos de derechos humanos, la decisión del gobierno
fue recibida con beneplácito. Barbados, una ONG que vela por los
derechos de niños y adolescentes, indicó que transferir
a Venables y Thompson a una cárcel de adultos sería un grave
error. Chicos de esa edad salen de la cárcel de adultos convertidos
en peligrosos criminales. Esto no beneficiará a nadie. Ahora, en
cambio tienen una oportunidad, indicó elportavoz de la organización
Roger Singleton. Esta oportunidad tendrá un precio. En los próximos
años, los protagonistas de uno de los crímenes que más
conmocionaron a este país saborearán la libertad que perdieron
en 1993 pero vivirán ocultos, temiendo a cada minuto ser reconocidos,
bajo la hostilidad de los medios y un denso pasado a cuestas.
Uriburu
vio a sus hijos
Después de pasar más
de un año sin ver a sus tres hijos, Gabriela Arias Uriburu pudo
reencontrarse con ellos en Jordania. La reunión se logró
tras las gestiones del embajador Emilio Cárdenas ante el gobierno
jordano. Karim, Zahira y Shariff fueron secuestrados por su padre en Jordania
después de separarse de Arias Uriburu.
Han sido pocas las oportunidades en que la argentina pudo ver a sus hijos
desde fines de 1997, cuando su ex marido, Imad Shaban, se los llevó
a Jordania. El último intento había sido infructuoso: en
agosto de 2000 Arias Uriburu viajó, pero se volvió sin poder
pasar ni siquiera un momento con los chicos.
Ahora, la reunión se concretó tras la gestión de
Cárdenas nombrado por Fernando de la Rúa como emisario
ante las autoridades jordanas porque Shaban había planteado
una serie de condiciones para las visitas imposibles de aceptar. El embajador
se reunió con el vicecanciller jordano, quien aceptó interceder
ante Shabad.
A través de un comunicado de la fundación que preside, Arias
Uriburu contó que jugó y disfrutó del cariño
de sus hijos, les entregó múltiples regalos y una
copia de la carta que el presidente De la Rúa enviara al rey de
Jordania invitándolos a visitar la Argentina.
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