Por Eduardo Febbro
Desde
París
El ex secretario de Estado
norteamericano Henry Kissinger sigue en las redes de la Justicia francesa,
que investiga la desaparición de ciudadanos franceses durante la
dictadura del general Pinochet. Menos de un mes después de que
el juez de instrucción Roger Le Loire, a cargo de la investigación
del Plan Cóndor, fallara en su intento de interrogar a Kissinger
durante la estadía de este último en París, el magistrado
volvió ayer al ataque con una rogatoria internacional cursada a
las autoridades norteamericanas a fin de interrogar al Premio Nobel de
la Paz. Le Loire sigue así el camino propuesto el pasado 29 de
mayo por la embajada norteamericana, cuando la representación diplomática
sugirió que el juez francés presentara su pedido al Departamento
de Estado. El mismo día, Philip Reeker, portavoz del Departamento
de Estado, afirmó que el caso debía tratarse a nivel oficial
ya que en el momento de los hechos Kissinger era un funcionario norteamericano.
Al igual que en su primera demanda de interrogatorio, Le Loire se basa
en un pedido hecho por uno de los abogados de los desaparecidos franceses,
William Bourdon, quien estima que Kissinger tiene informaciones esenciales
para comprender el Plan Cóndor y la desaparición de personas.
El eje del caso judicial que hoy envuelve a Kissinger es el destino de
uno de los cinco franceses desaparecidos en 1975. La desaparición
de uno de ellos, Jean-Yves Claudet-Fernández, se produjo en el
marco criminal del Plan Cóndor del cual el juez Le Loire ha reconstruido
su rompecabezas. Los documentos desclasificados por la CIA a finales del
año 2000 vinieron a aportar datos esenciales sobre el mecanismo
del Plan y terminaron convenciendo al juez que en el año 1976 EE.UU.
estaba perfectamente al corriente de la existencia y de los objetivos
del Cóndor. Una vez que esos documentos fueron hechos públicos,
la Justicia francesa los examinó bajo la lupa y encontró
una serie de correspondencias que vinculan a Henry Kissinger, tanto más
cuanto que varios documentos fueron redactados por el ex secretario de
Estado. El exhorto remitido por el juez Le Loire le plantea a Washington
una serie de preguntas al tiempo que solicita el permiso para viajar a
EE.UU. a fin de interrogar a Kissinger. Fuentes judiciales francesas confirmaron
a Página/12 que las preguntas contenidas en la rogatoria internacional
remitida por Le Loire atañen a la participación de
EE.UU. en el golpe de Estado chileno y en el Plan Cóndor, donde
Kissinger aparece como un ejecutante. En París, los allegados
a esta investigación piensan que la respuesta de la administración
norteamericana va a ser seguramente de orden general, algo
que seguramente no va a ir más allá de lo que Kissinger
explicó en sus memorias. París no prevé que
Washington o Kissinger guarden silencio ya eso no sólo sería
una ofensa sino además una contradicción
con la solución propuesta por el mismo Departamento
de Estado.
Cabe recordar que el episodio que Kissinger protagonizó en París
en el momento de ser convocado por el juez Le Loire fue bastante vergonzoso.
A finales de mayo de este año la policía francesa se presentó
al hotel Ritz para entregarle a Kissinger la convocatoria y éste
se escapó literalmente de París por la puerta trasera. El
abogado William Bourdon había considerado entonces como lamentable
el esquive de Kissinger, tanto más cuanto que Kissinger
no tenía por qué tener miedo alguno del resultado de esa
audiencia. Sin embargo, la operación dio cierto resultado
ya que obligó a EE.UU. a reaccionar oficialmente luego de que varios
exhortos enviados desde París hubieran quedado archivados en los
cajones. El episodio Kissinger vuelve imposible toda forma oficial de
silencio. Sea cual fuere el contenido de esa respuesta, lo cierto es que,
dentro de los países occidentales, Francia ha acumulado una considerable
suma de información sobre el Plan Cóndor, su estructura,
su funcionamiento y sus ramificaciones, incluido el viejo continente y
una de sus sucursales, es decir, el Centro Piloto instalado
por los militares argentinos en un barrio residencial de la capital francesa.
Para los jueces franceses, y fuera de los militares de los países
que formaban parte del Plan Cóndor, Kissinger es una de las piezas
claves junto a los militares franceses que combatieron en la guerra colonial
de Argelia y que luego fueron a la Argentina a dar cursos de horror. Esas
conexiones exteriores al Plan permiten entender mejor su identidad
y el alcance de sus garras.
DENUNCIARON
UNA CONSPIRACION CONTRA PASTRANA
Conjura de los necios en Colombia
Casi dos años y medio
después de haber iniciado un proceso de paz sin alto el fuego con
las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC), con la polémica
del Plan Colombia apoyado por Estados Unidos, el presidente Andrés
Pastrana podía finalmente exhibir su primer resultado concreto
al respecto, que es el megacanje de prisioneros iniciado hace dos semanas
y que tendrá su máximo cumplimiento la semana próxima,
con la entrega de 300 prisioneros por las FARC. Pero un fantasma lo rodea:
el de un gobierno cívicomilitar que ex oficiales del ejército
y políticos de derecha querrían instalar en lugar de Pastrana.
¿Un golpe militar? No. La conspiración es más extraña:
pretende instalar una junta con los tres candidatos más votados
en las próximas presidenciales más oficiales del ejército.
Pastrana ordenó investigar el plan: Lo que está en
juego es la democracia colombiana, sostuvo.
Todo comenzó con una denuncia del líder del opositor Partido
Liberal, el senador Luis Vélez, sobre una propuesta de varios ex
oficiales del ejército y políticos de conformar una junta
cívicomilitar de gobierno. Vélez remitió a
los medios de comunicación copias de la iniciativa, que fue discutida
hace un mes y medio y que lleva la firma del general retirado Joaquín
Matallana, quien fue secretario del general (R) Rafael Navas, uno de los
cinco miembros de la junta militar que gobernó Colombia en 1957,
tras la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (195357). El
propio Matallana reconoció que sugirió integrar el gobierno
cívico-militar, pero siempre por las vías democráticas,
y que finalmente desistió al considerar que no están
dadas las condiciones para proponerla a la opinión pública
y el país, que tiene una tradición civilista, no vería
con buenos ojos esa línea de acción. En todo
caso, mi propuesta no suponía una conspiración porque apuntaba
a consultar directamente al pueblo. De acuerdo con la prensa de
Bogotá, en los encuentros con Matallana también participaron
el ex senador conservador Marino Jaramillo y la renombrada mezzosoprano
colombiana Martha Senn.
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