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OPINION
Por Eduardo "Tato" Pavlovsky 
Bienvenidos los piqueteros

Los piqueteros �inclasificables para la sociología� han ingresado en la lista de los movimientos civiles insurreccionales importantes del continente latinoamericano, que posee el más alto porcentaje de pobreza relativa del mundo. Junto al movimiento de Chiapas mexicano, los sin tierra de Brasil, los movimientos indígenas de Ecuador y Bolivia, los piqueteros argentinos se incorporan a la lista de los movimientos micropolíticos de resistencia. Estos movimientos, singulares en sus formas de lucha en cada región, sólo anhelan como objetivo salir del miserable subdesarrollo de recursos humanos que poseen. Dejar de ser excluidos, pasar de la miseria a la pobreza digna. Como dice Lugones, el obispo de Orán de Salta, �la mayoría de las familias en General Mosconi carecen de leche para alimentar a sus niños�. Las condiciones de miseria superan toda fantasía. Son movimientos extrapartidarios y la única �infiltración� que poseen es la miseria que todos comparten. Se trata de una lucha por la dignidad, por la búsqueda de los mínimos recursos que les permita sentirse potencialmente humanos. Se escucha un murmullo sordo que empieza a recorrer Latinoamérica. Sólo que hay que saber escucharlo. Los piqueteros resisten, inventan nuevas formas de resistencia, son rápidos, velocísimos, contagian. Son formadores de nuevas subjetividades sociales, su pasión por la lucha los vuelve imbatibles, son inextinguibles. Siempre persisten, como testimonio de una lucha, de las desigualdades sociales. Son movimientos diferentes, pero semejantes en un anhelo único: recuperar el derecho a �vivir�. Sólo a vivir. Nuevos estallidos sociales requerirán nuevas formas de represión. Pero también surgirán nuevas formas creativas de resistencia. El 30 por ciento del territorio colombiano está ocupado por las FARC. Toda Latinoamérica se agita. Bienvenidos los piqueteros argentinos y a no olvidarse de las palabras del obispo: �en Mosconi no hay leche para los niños.� Allí se acabaron las palabras. Y empieza la acción.


 

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