Por Nora Veiras
Los datos demuestran que
se va terminando la idea de que hay algunas orientaciones que sirven para
seguir estudiando y otras para trabajar. La gran mayoría de los
egresados del secundario quiere seguir estudiando y la gran mayoría
tiene que trabajar. La modalidad más favorecida es la técnica
porque los graduados siguen estudiando y, a su vez, son los que más
facilidades tienen para conseguir trabajo, cosa que no pasa ni con el
bachillerato ni con el comercial, explicó a Página/12
el secretario de Educación porteño, Daniel Filmus. El seguimiento
de los chicos que terminaron el colegio puso en evidencia que, después
de un año, uno de cada cuatro todavía debe materias, es
decir que terminan autoexcluyéndose de la posibilidad de seguir
una carrera terciaria o universitaria y, al mismo tiempo, generan un obstáculo
más en el difícil camino de la búsqueda de empleo.
Estas conclusiones surgen de la investigación realizada por Filmus
junto a Carina Kaplan, Ana Miranda y Mariana Moragues sobre la escuela
media y el mercado de trabajo que dio lugar al libro Cada vez más
necesaria, cada vez más insuficiente. Los investigadores decidieron
hacer un seguimiento de los estudiantes de la muestra (más de 600
egresados) para analizar cuál es la vinculación entre el
tipo y condiciones de empleo y las características del secundario.
Los primeros cruces de información dan cuenta de que dos de cada
tres egresados de escuelas técnicas están trabajando mientras
que entre los bachilleres se reduce a uno de cada cuatro. Por contraste,
el estudio alerta sobre el error inicial de la Ley Federal de Educación
sancionada en abril de 1993 que en su frondoso articulado
obvió a las escuelas técnicas. Filmus advirtió que
en realidad si las técnicas favorecen el acceso a la universidad
con un año más de estudio (se cursa durante 6 años),
la pregunta es qué formación para el trabajo les tenemos
que dar a los bachilleres y comerciales para que puedan conseguir empleo
y cómo hacemos más humanista la formación técnica.
Una alternativa son los Trayectos Técnicos Profesionales, o similares,
organizados en forma optativa, en contraturno para bachilleres y comerciales.
Pero no todo es optimismo a la hora de evaluar el funcionamiento de las
escuelas técnicas. Filmus señaló que también
tenemos que repensar esta modalidad porque es la que tiene más
deserción: llega al 50 por ciento mientras que en bachiller y comercial
es del 30 por ciento. Esto no es un dato menor, porque también
se puede deducir que es la más selectiva y por eso sus egresados
tienen mejor inserción en la universidad y en el trabajo. El tema
es que muchos pueden haber quedado en el camino por condiciones socioeconómicas.
La fotografía del sistema actual muestra que entre los egresados
del secundario que trabajan, el 63,8 por ciento proviene de las técnicas,
mientras que de los bachilleres y comerciales esa cifra desciende al 35
por ciento (ver cuadro). Además, estos últimos están
empleados en condiciones de mayor precariedad. Entre los desocupados,
el 33 por ciento estudió bachiller, el 50,5 comercial y apenas
el 21,9 por ciento se formó en un técnico. La misma fotografía
también pone en evidencia cómo actúa la desocupación
en las exigencias desmedidas del mercado laboral: tres de cada cuatro
egresados del secundario están sobreeducados para el
puesto que ocupan.
El nivel socioeconómico (NSE) es una variable de gran influencia
en el tipo de educación postsecundaria de los egresados. Entre
los que provienen del NSE bajo, el 48 por ciento sigue en la universidad,
del nivel medio el 79 por ciento y del alto el 91 por ciento. En los terciarios
se aglutinan el 24 por ciento de NSE bajo, el 8 por ciento del medio y
el 7 por cientodel alto. Entre los que sólo siguen formándose
en cursos predominan los de NSE bajo (27 por ciento, frente al 12 del
medio y apenas el 1 por ciento del alto). Filmus destacó que entre
los terciarios está la carrera docente y es una realidad que sólo
la eligen los más pobres y algunos de los sectores medios.
Si bien el origen social no es un factor determinante, es innegable que
existen muchas mayores probabilidades de un menor capital cultural lo
cual tiene un alto impacto a lo largo de la historia escolar de cada persona.
Una carencia que es más preocupante en una profesión como
el magisterio dedicada a la formación de las jóvenes generaciones.
La actualización del relevamiento analizado en el libro Cada vez
más necesaria... ratifica el razonamiento desglosado a lo largo
de ese trabajo. Por un lado, para los sectores medios de la población,
contar sólo con escuela media les significa cada vez más
una caída relativa. Por otro lado, la escuela media
es cada vez más necesaria, pues quienes no culminaron este nivel
quedan casi totalmente al margen de la posibilidad de acceder a empleos
de calidad, y en particular del sector moderno. Pero al mismo tiempo se
ha tornado insuficiente para ser una garantía de acceso a ellos.
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