Por
Cledis Candelaresi
La
orden impartida ayer directamente desde Madrid para que Aerolíneas
Argentinas suspenda todos los vuelos que integran su menguado diagrama
por razones de seguridad dejó sin aliento a trabajadores
y al propio gobierno argentino: unos y otro interpretaron que se trataba
de un precipitado e inevitable final. A media tarde, la conducción
de la empresa dio la aliviadora contraorden, aunque sin disipar todas
las dudas que subsisten en torno del incierto futuro de la línea
de bandera. Desde España, la SEPI advirtió que dispone de
un mes para encontrar un sucesor. Si esto no ocurriera, según sugirió,
abandonaría las naves, aunque sin precisar cómo podría
formalizar esa partida. Asoman propuestas y eventuales compradores, pero
nada en firme hasta el momento.
El punto de partida para que la SEPI ordenara suspender todos sus vuelos
fue el informe firmado por el jefe de operaciones, Roberto Aróstegui,
advirtiendo que el conflicto empresario había hecho mella en el
ánimo de los pilotos, los que no estaban en condiciones apropiadas
para enfrentar su riesgosa tarea. El directivo eleva semanalmente a la
Fuerza Aérea reportes sobre el estado de la tripulación,
que hasta ahora habían sido positivos. Pero la advertencia contenida
en el último texto no sólo fue girada a la dependencia militar
local sino a los accionistas españoles.
Con ese informe en la mano, la SEPI dispuso de inmediato la suspensión
de los vuelos que aún le quedan a Aerolíneas después
que la empresa suprimió el grueso de los internacionales. Sin embargo
la oposición rotunda de los jefes de flota y del comité
de seguridad interno de Aerolíneas hizo que el holding ibérico
emitiera rato después la contraorden para que los servicios de
cabotaje se normalicen.
Hace poco más de un mes, ocurrió algo semejante con los
pilotos de Austral, quienes instrumentaron una medida de fuerza argumentando
que no estaban en condiciones psíquicas de hacer su trabajo. Sólo
una carta documento enviada por cada uno de ellos, en la que se retractaban
de esa advertencia, permitió normalizar el servicio.
Aquella gaffe ocasionó demoras en algunos vuelos pero no alcanzó
a paralizar los servicios de Aerolíneas, que operan con un nivel
de ocupación errático pero magro en promedio: difícilmente
este supera el 30 por ciento. De cualquier modo, APLA, el gremio de los
pilotos, desmintió terminantemente a través
de un comunicado que la seguridad de las operaciones se encuentre
afectada y aclaró que sus asociados no registran ningún
cambio en su capacidad psicofísica.
La SEPI no alcanzó a comunicar formalmente su orden y contraorden
al gobierno argentino, donde aún no hay una estrategia consensuada
para enfrentar el conflicto. A través de sus voceros, el holding
estatal aseguró ayer desde España que se fijó un
plazo de un mes para encontrar un sustituto o comprador a partir del 21
de junio, día en que su directorio dispuso ir a convocatoria de
acreedores. Los portavoces ibéricos no detallaron qué sucederá
el día treinta y uno si ese sucesor no apareciera, pero en varios
despachos oficiales argentinos se leyó ese autoemplazamiento como
una exigencia al Estado argentino para que encuentre un atajo.
Eduardo Eurnekian aún es un poco elíptico a la hora de admitir
su interés por hacerse de los restos de Aerolíneas Argentinas,
en lo posible sin aportar dinero fresco o con el menor aporte posible.
Pero lo que ya no oculta es su afán de dedicarse de lleno al negocio
aerocomercial, para lo cual abandonó la presidencia de Aeropuertos
Argentina 2000 y sumó una participación en Lapa a la que
ya tenía en Southern Winds.
Según rumores del mercado, el empresario se quedó con poco
más de un tercio de la empresa de Andy Deustch capitalizando acreencias
y con un modesto pago que no superaría los 15 millones, 3 al contado
y el resto en módicas cuotas. Junto a SW dispone de la plataforma
apropiada para explotar cabotaje y vuelos regionales, la crema del negocio.
Ayer aseguróque las rutas internacionales que Aerolíneas
dejó vacantes deberían ser explotadas por capitales argentinos,
tarea para la que se mostró dispuesto. Con los restos de Aerolíneas
su marca y líneas al exterior consagraría su
proyecto de dominar el mercado aerocomercial. Pero para mantener este
interés, el adjudicatario de los aeropuertos planea una categórica
exigencia al gobierno argentino: que mantenga los cielos cerrados para
evitar la competencia de las poderosas aerolíneas extranjeras,
en particular de las norteamericanas.
Mientras, otras propuestas siguen en estado latente. Ayer continuó
la ronda de consulta que la SIGEN inició con éxito el viernes,
planteándole a Ricardo Cirielli, líder de los técnicos
aeronáuticos, su idea de integrar un fondo de inversión
directa para capitalizar Aerolíneas, al que aportarían trabajadores
y proveedores. Desde el radicalismo también se bosquejan alternativas.
Rodolfo Terragno insiste en buscar un socio estratégico
que complemente sus rutas con las de Aerolíneas. El ex presidente
Raúl Alfonsín, en tanto, sueña con una especie de
bono patriótico, que permita a los argentinos que estén
en condiciones aportar dinero para salvar la línea de bandera.
Los
dichos de Eurnekian
- Hay
que renacionalizar, reargentinizar Aerolíneas. La SEPI viene
informando que no le interesa y quiere venderla: conformemos un
grupo empresarios que no sólo se haga cargo de Aerolíneas,
sino que ayude a llevar adelante una política de desarrollo
regional.
- Hicimos contacto con la SEPI, hablamos, negociamos. Pero
es muy difícil poder llegar a un acuerdo, ya que tampoco
en ese aspecto hay apoyo a una solución por vía de
un empresario local. Si el objetivo es reestatizar, entonces yo
me abro. No puedo hacer absolutamente nada.
- Si Aerolíneas sigue con un operador internacional,
honestamente no le tengo miedo. Me preocuparía la desnacionalización
y me parecería ridículo que Argentina permita a un
operador extranjero explotar las líneas internas del país.
La otra variante sería que aparezca un grupo de empresarios
locales. En ese caso, entraremos a competir.
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Pasajeros
de Iberia en lucha
Los pasajeros
de un vuelo de Iberia a Buenos Aires, que debía haber partido
el domingo a la noche desde Madrid, protagonizaron ayer un enfrentamiento
con la policía española en el aeropuerto de Barajas,
después de ser desembarcados del avión por segunda
vez en 12 horas a causa de una avería. El vuelo IB-6841 tenía
previsto partir a las 21.30 GMT del domingo, pero fue cancelado
por una avería y los 350 pasajeros de esta ruta fueron trasladados
a distintos hoteles madrileños a pasar la noche. Ayer por
la mañana fueron conducidos al aeropuerto y emprendieron
vuelo a Argentina a las 10.00 GMT, pero tras media hora de trayecto
el piloto comunicó a los viajeros que regresaban a Madrid
porque uno de los motores del avión no funcionaba a
plena potencia. Según fuentes de la compañía,
se trató de una avería no muy grave que permitió
al avión aterrizar con normalidad, aunque era preferible
retornar a la base antes que atravesar el océano.
Al ser desembarcados en la Sala 1 de Arribos del aeropuerto madrileño,
los pasajeros comenzaron a protestar, momento en el que un
joven sacó la cámara y fotografió a una agente
de la Policía Nacional, que le requirió el rollo,
explicó uno de los viajeros. El joven se negó
a dárselo y entonces dos policías comenzaron a correr
detrás de él, contó el pasajero, y
como en una película de Fellini, todos los pasajeros fueron
corriendo detrás de ellos. Fuentes del aeropuerto de
Barajas confirmaron que dos agentes del cuerpo nacional de policía
tuvieron que ser atendidos en el servicio médico de la terminal
de pequeñas heridas.
Iberia indicó que el avión averiado no pudo ser reparado
de inmediato, por lo que los pasajeros regresaron a los hoteles
hasta anoche, cuando estaba previsto que viajaran a Buenos Aires
en otro aparato.
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