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EL FMI Y LOS BANQUEROS REITERAN LA VIEJA FORMULA DE PEDIR MAS AJUSTE
No sea cosa que vuelva el intervencionismo

Stanley Fischer, número dos del FMI, advirtió que el dólar diferencial para el comercio exterior �podría llevar a una política en una dirección intervencionista�. Escasany, titular de ABA, pidió firmeza ante las protestas.

Por David Cufré y
Claudio Zlotnik

“Es más efectivo ajustar los gastos que aumentar los impuestos y la Argentina tiene que hacer más por el lado del gasto. Una administración de impuestos más compleja puede complicar la recaudación”. El subdirector gerente del Fondo Monetario, Stanley Fischer, no defraudó al millar de miembros del establishment financiero que lo escuchaban con atención en el auditorio del hotel Hilton, donde ayer dio inicio la convención anual de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). En otro tramo de su discurso, Fischer se refirió a las últimas medidas tomadas por Domingo Cavallo. Si bien admitió que “el incentivo implícito” en esas iniciativas “debería contribuir a impulsar la economía”, planteó sus dudas respecto de la implementación de un dólar diferencial para el comercio exterior. Sin mencionar directamente el “factor de empalme”, dijo que éste “podría llevar a una política en una dirección intervencionista que, si persiste, podría reducir la eficiencia y la confianza en el largo plazo”. En la misma línea que el vice del FMI, Eduardo Escasany, titular de ABA, también reclamó un ajuste. Pero Domingo Cavallo salió al cruce del trillado pedido de los banqueros. “Es muy fácil decir que es responsabilidad del Ejecutivo (nacional o provincial) bajar el gasto público en tantos miles de millones de pesos. Eso no ayuda para nada”, retrucó.
Como ya es tradicional, una vez al año los máximos responsables del sistema financiero se reúnen para repasar la agenda económica y, de paso, bajar línea al gobierno de turno sobre las políticas que deberían llevar a cabo. Esta vez, y en contra de los buenos presagios que los mismos banqueros realizaron en las últimas convenciones, el encuentro anual se desarrolla en medio de la profunda depresión de la economía, de la cual las entidades financieras quedaron a salvo gracias a los jugosos negocios que entablaron con el Gobierno (colocaciones de títulos de la deuda y megacanje mediante).
Aun así, y teniendo en cuenta que –con la única excepción del Galicia-los bancos integrantes de ABA están en poder de fuertes conglomerados internacionales, los miembros del establishment no pierden oportunidad de delinear lo que para ellos debería ser el rumbo de la economía. Es decir, ofrecer la receta del modelo que debería aplicarse para que la Argentina sea viable. Aunque, básicamente, esa fórmula ortodoxa se repite año tras año, omitiendo que es la misma que empantanó a la Argentina. En ese marco, Escasany, titular del Galicia y de ABA, aseguró que “la principal fuerza endógena que empujó a la recesión fue la dificultad para ajustar el gasto primario del Estado”.
Fischer, quien abandonará el FMI en setiembre, desautorizó a quienes se pronuncian en contra de practicar el ajuste sobre el ajuste. Quizás a sabiendas de que a Cavallo se le hará cuesta arriba cumplir con las metas firmadas con el organismo, Fischer interpeló a su selecto auditorio. “Ustedes me dirán que hacer un ajuste en medio de la recesión podría llevar a un círculo vicioso, a una recesión mayor. Debo confesar que esta preocupación se expresó en el último programa con la Argentina. Pero las experiencias en Italia, Dinamarca, Brasil y Jamaica demostraron que el ajuste puede llevar no a un círculo vicioso sino a uno virtuoso. ¿Cómo? Bajando las tasas. Cuando se mantiene la responsabilidad fiscal, se asegura al mundo que la dinámica de la deuda está controlada”. Según el funcionario, esta percepción de los inversores internacionales redundaría en una caída en el costo del dinero y en una reactivación automática.
La receta del FMI es añeja y bien conocida. Como lo son también sus resultados, aunque Fischer haya omitido mencionarlos. La Argentina viene buscando el círculo virtuoso desde hace años y fracasó pese al empeño de los últimos moradores del Palacio de Hacienda. Hasta ahora, la lógica del ajuste no hizo más que preanunciar un próximo recorte del gasto público, cada vez a un ritmo más acelerado. Antes que el representante del Fondo, Escasany pronunció un discurso que excedió el plano económico, y tuvo un fuerte contenido político. Tanto que, aun antes que definir los lineamientos económicos, el banquero mencionó que “hay una cuestión a resolver: la vigencia de la ley”. “Vivimos inmersos en un clima de violencia cotidiana por el auge del delito y por el hecho de que cualquier reclamo se expresa vulnerando el derecho de los demás: cortes de rutas, aeropuertos, calles”. Y añadió: “si no se asegura la vigencia de la ley, el Estado desaparece. Y si esto sucede, por que las autoridades abdican de su obligación básica, se entroniza la anarquía”. Después del discurso, Página/12 dialogó con un banquero muy cercano a Escasany. “El mensaje a De la Rúa es directo: se tiene que poner a gobernar”, aseveró el allegado.
Cavallo, por su parte, reiteró que “no habrá sorpresas: nada ni nadie puede ser afectado por una decisión que cambie el valor de la moneda argentina”. Incluso, se animó a hablar de una eventual futura “moneda del Mercosur” y de “América del Sur”. Precisamente, el futuro de la Convertibilidad fue uno de los temas dominantes en los diálogos entre banqueros. Y Cavallo intentó despejar las dudas.

Sin margen para más déficit
El déficit de las cuentas públicas de mayo ascendió a 1002 millones de pesos, lo que representa un incremento de 423,2 millones frente a igual mes del año pasado. El aumento se produjo, básicamente, por la incidencia en el pago de servicios de la deuda. De esta manera, el rojo acumulado de los primeros cinco meses del año llega a 4899,5 millones de pesos, 39,5 millones menor al tope semestral de 4939 millones comprometidos con el Fondo Monetario. Es decir que faltando los resultados de este mes, el Gobierno está incumpliendo el programa acordado con el organismo. Pero en el Palacio de Hacienda aseguran que en junio se lograría un superávit de entre 200 y 300 millones de pesos.

 

Discurso del establishment

Por Alfredo Zaiat

Hace mucho que no se escuchaba un discurso tan transparente del pensamiento del establishment, pronunciado por uno de sus representantes, Eduardo Escasany, en la inauguración de la Reunión Anual de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). Para los banqueros “la principal causa de la recesión fue la dificultad para ajustar el gasto público”, expuso su vocero. Y reclamaron inmediatamente su “disminución significativa”, como si esa tijera que operó el año pasado, tarea que le fue reconocida al Gobierno, no hubiese sido una de las razones que terminó por profundizar la crisis económica.
“Asistimos, además, a una ola de denuncias sobre presuntos delitos.. que parecen estar motivadas, en muchos casos, políticamente”, fijaron posición. El caso de la armas, con la prisión del ex presidente Carlos Menem, que durante su gestión nunca tuvo que enfrentar un discurso de ABA (antes ADEBA) tan “combativo”, y la investigación de las cajas de lavado parecen inquietar más de lo que aparenta a los banqueros.
“Vivimos en un clima de violencia cotidiana... cualquier reclamo se expresa vulnerando el derecho de los demás (cortes de ruta, de aeropuertos, de calles)”, en una descripción sin margen para dobles interpretaciones sobre la evaluación que hacen de la crisis social y su expresión en la protesta de los marginados del modelo. Los banqueros piensan que “esto contribuye a crear en la sociedad un clima de sospecha, de temor, de desconfianza”, y que “este ambiente de intrigas en nada ayuda a la salud de la República”.
En resumen, para los dueños de los bancos más poderosos del país el problema que explica por qué la Argentina no crece son las denuncias de corrupción, el gasto público y las manifestaciones de los excluidos. Toda una definición proporcionada a la sociedad por parte del establishment.

 

Promesa de bajar tasas
Roque Maccarone, presidente del Banco Central, anunció ayer que la entidad “desarrollará políticas que faciliten la reducción de las tasas de interés activas y el otorgamiento de crédito”. Durante su discurso, uno de los que inauguró la reunión anual de la Asociación de Bancos de la Argentina, no obstante, hizo una aclaración sobre esa promesa que pone nerviosos a los banqueros. “Esto requerirá tener cuidadosas políticas de liquidez y de provisionamiento”, dijo, desechando la posibilidad de resquebrajar la solvencia del sistema financiero.
En otro tramo de su discurso, el banquero dio muestras de que sus expectativas son optimistas: “con la actual recuperación en el ritmo de crecimiento de los depósitos habrá una provisión creciente de crédito al sector privado, a tasas cada vez más bajas, generándose un círculo virtuoso del crecimiento económico”, estimó. Al respecto, añadió que “el reciente canje de deuda despeja el camino para recuperar ese crecimiento”, puntualizó.
Por último, hizo mención de una tarea que deben emprender los banqueros. “Deben redoblar sus esfuerzos en aumentar la eficiencia de la intermediación bancaria, y permitir que esas ganancias de eficiencia se trasladen a sus clientes a través de precios más bajos de los servicios bancarios y tasas de interés más reducidas”.

Ahora no me conocés

Moneta fue a la convención de ABA, increpó al diputado Balter y al ex gobernador Lafalla, buscó hacerse ver y varios banqueros lo evitaron.

Por C. Z. y D. C.

“No vayas para allá que está Moneta”, le dijo un banquero de primera línea a otro. “Está armando un escándalo”, agregó. A unos metros de ellos, el amante de los caballos de carrera que se enriqueció durante el gobierno menemista le gritaba al diputado Carlos Balter que era un “canalla”. “El canalla sos vos, devolvé la plata”, le respondió el legislador. Balter es del Partido Demócrata de Mendoza, el mismo en que milita Gustavo Gutiérrez, diputado que junto a Elisa Carrió impulsa la investigación por lavado de dinero. Moneta es el principal sospechado en esa causa. Tal vez por eso fueron pocos los banqueros que ayer se animaron a saludarlo en la convención anual de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). Y menos aún cuando lo vieron en actitud de matón increpando a Balter –dos veces– y al ex gobernador de Mendoza Arturo Lafalla.
Hacía cuatro años que Moneta no concurría a las reuniones de los banqueros. “Vine porque me invitaron”, dijo cuando Página/12 le preguntó en calidad de qué se encontraba allí, si dejó de ser banquero luego de que las entidades que operaba –el República y el Mendoza– fueron inhabilitadas por el Banco Central, a pesar de los intentos de su ex presidente, Pedro Pou, por salvarlas. “La comisión directiva de ABA me cursó una invitación sin cargo”, puntualizó Moneta. “En el mailing de ABA hay cuatro mil personas y se les envían invitaciones a todas. Moneta pertenecía a la entidad y su nombre debe haber quedado allí”, explicó a este diario uno de los directivos de la asociación, a modo de justificación.
Moneta llegó al Hotel Hilton a la mañana temprano. Con evidente intención de mostrarse, se ubicó cerca del lugar reservado para los periodistas. Y después de escuchar los primeros discursos, se instaló en la puerta del auditorio central. Estuvo allí parado casi una hora, dando vueltas, esperando que los micrófonos se le pusieran delante. Fue a montar un show, como en los años de pizza y champán del menemismo. “Todavía no lo fui a ver a Menem, pero puede ser que lo haga en cualquier momento. No sé si estará con ganas de recibir visitas. Pero sí, me encantaría verlo”, declaró.
“Es patético, no se para qué vino”, se lamentaba uno de los organizadores, quien en otros tiempos lo abrazaba en público. Durante todo el tiempo en que Moneta estuvo parado frente a la puerta del auditorio, la reacción de los banqueros y empresarios que se lo cruzaban fue, en algunos casos, darle un rápido apretón de manos y, en otros, bajar la mirada y esquivarlo sin mayor elegancia. Lafalla fue uno de los que se topó con el ex banquero, quien lo tomó de un brazo y le gritó “vos sos el asesino del Banco Mendoza”. “No me provoques. Salí de acá”, le devolvió el ex gobernador mendocino.
Minutos después, se repitió una escena parecida, pero esta vez con el diputado Balter. “No tengo ningún interés en hablar con vos”, dijo el legislador. Pero Moneta siguió gritando y la tensión subió tanto que pareció que la pelea podía terminar a los golpes, por lo que intervino el personal de seguridad. Y un rato después, en el cóctel del mediodía, Moneta volvió a increpar a Balter. A esa altura, la presencia del ex titular de los bancos República y Mendoza era tema de conversación obligado entre los asistentes a la convención de ABA. Y se conjeturaba si terminará preso como Menem. “Jamás. ¿Preso por qué, si no hice nada? No existe ni la más remota posibilidad, si no cometí ningún ilícito en mi vida”, afirmó Moneta.
–¿Por qué cree que lo investigó el Senado de los Estados Unidos?, le preguntó este diario.
–Es parte de la maniobra de (Elisa) Carrió. Los norteamericanos son tipos crédulos. Va un diputado de otro país y le creen. La gorda fue y se los empaquetó a todos”, respondió, en forma despectiva. Moneta ya no es el presidente del Citicorp Equity Investment (CEI), que controlaba los principales canales de televisión y radios en todo el país. Tampoco es banquero, porque las entidades que manejó cayeron en desgracia.
Su mayor trascendencia actual es por la investigación de lavado de dinero, que lo tiene como el principal sospechoso. Y, por supuesto, como símbolo indeleble del ascenso y caída de los que crecieron al amparo del menemismo.

 

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