Por
Pedro Lipcovich
El
resultado hasta ahora más importante de la Sesión Especial
de las Naciones Unidas sobre Sida, que empezó ayer en Nueva York,
se produjo... en Ginebra: en esta ciudad, sede de la Organización
Mundial de Comercio (OMC), Estados Unidos aceptó retirar su demanda
contra Brasil, por producir medicamentos antivirales sin pagar patentes
a laboratorios norteamericanos. El acuerdo con Brasil le sirve a Estados
Unidos para atenuar las críticas que lo aguardaban en la conferencia
por obstaculizar el acceso a tratamientos en países en desarrollo.
Entretanto, un grupo de países fundamentalistas católicos
y musulmanes sigue negándose a aceptar que la declaración
que se firmará mañana incluya a homosexuales y usuarios
de drogas endovenosas. Ayer, 11 países islámicos se retiraron
de una votación donde se aceptó que la International Gay
and Lesbian Association participara en una mesa redonda.
El anuncio del acuerdo entre Estados Unidos y Brasil se hará a
la vez en Washington, Brasilia y Nueva York, en el marco de la Sesión
Especial de la ONU sobre Sida. El año pasado, Estados Unidos había
formulado su demanda por estimar que Brasil violaba el acuerdo TRIPS,
de 1994, sobre propiedad intelectual relacionada con el comercio, que
da protección por 20 años a las patentes de medicamentos.
El TRIPS, sin embargo, autoriza excepciones en situaciones de especial
riesgo para la salud pública, y sobre esta base, en 1996, Brasil
dictó la ley por la cual el Estado ya produce ocho de los 14 antirretrovirales
que se usan contra el VIH. Precisamente en los últimos meses, el
programa brasileño contra el sida basado en el suministro
gratuito de medicación y en la verificación del cumplimiento
de cada terapia fue reconocido internacionalmente y tomado como
modelo para países en desarrollo por Onusida, dependiente de la
Organización Mundial de la Salud.
Así las cosas, la demanda de Estados Unidos generó creciente
rechazo en la opinión pública internacional; fue repudiada
por prestigiosas organizaciones civiles como Médicos Sin Fronteras
y por países como Francia, Dinamarca, Suecia y Noruega.
El acuerdo ahora logrado entre los dos países incluye, por parte
de Brasil, el compromiso de efectuar consultas con Estados Unidos antes
de aplicar su legislación a productos de compañías
norteamericanas. La ley brasileña ya preveía buscar
en cada caso un entendimiento entre el Estado y el titular de la patente
pero, si el acuerdo no se alcanza, el Estado puede emprender la producción
del medicamento. Este mismo criterio se seguirá aplicando,
aseguró a este diario Pedro Chequer, asesor de Onusida para el
Cono Sur y ex jefe del Programa de Sida brasileño, y señaló
que la cláusula de consulta previa se admitió sólo
para evitarle a Estados Unidos el desgaste de retirar unilateralmente
su demanda ante la OMC.
Chequer observó que cuando Brasil empezó a fabricar
el antirretroviral Indinavir, el laboratorio norteamericano titular de
la licencia presionó a su gobierno para que presentara la demanda.
El asesor de Onusida comentó que el Estado brasileño
está en conflicto con otro fabricante pero es probable que, ahora,
el gobierno de Estados Unidos presione al laboratorio para que baje sus
precios para no reiniciar la pelea. Ayer en la ONU, representantes
de la Federación Internacional de la Industria del Medicamento
acordaron con el retiro de la demanda por Estados Unidos pero pidieron
un nuevo mecanismo bilateral de consultas.
Entretanto, la Sesión Especial se inauguró con un minuto
de silencio en memoria de los 22 millones de personas que murieron por
el sida. El Secretario General de la ONU, Koffi Annan, pidió una
acción sin precedentes ante una crisis sin precedentes:
hay 36 millones de personas enfermas en el mundo, y 13 millones de niños
huérfanos por el sida.
Persiste la incertidumbre sobre la declaración final, que debe
firmarse mañana: varios países islámicos y católicos
estos últimos liderados por el Vaticano se oponen a
que mencione como grupos vulnerables (y por lotanto merecedores
de campañas específicas) a hombres que tienen sexo con hombres,
trabajadoras/es del sexo, usuarios de drogas endovenosas y presos. En
defensa de este texto, Annan pidió que nadie crea que podemos
protegernos del sida levantando barreras entre nosotros y
ellos.
Precisamente ayer, la presencia de la International Gay and Lesbian Association
en una mesa redonda generó un áspero debate, ya que once
países islámicos, encabezados por Egipto, objetaron su acreditación.
Un grupo de países encabezado por Canadá e integrado por
Estados Unidos, Alemania, Suecia y Noruega pidió entonces que se
decidiera por votación. El grupo islámico se retiró
sin votar, y el resultado fue de 60 votos a favor (incluido el de Argentina)
y 30 abstenciones.
En la Sesión participan unos 3000 delegados de los 189 países
de la ONU. Hay 28 jefes de Estado (casi todos de Africa y el Caribe),
y más de cien ministros de Salud. Hay también representantes
de empresas farmacéuticas y centenares de organizaciones no gubernamentales.
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