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DE LA RUA SE LIMITO A PEDIR UNA BAJA DE
TASAS A LOS BANQUEROS, EN EL CIERRE DE ABA
Faltó el golpe de autoridad en la mesa

Los banqueros aspiraban a que el Presidente respondiera con gestos contundentes el reclamo expuesto el día anterior por Eduardo Escasany, de un Estado fuerte para evitar la �anarquía�. De la Rúa optó por pedir perdón al faltazo de la inauguración y prometer reformas en el PAMI y Anses.
Fernando de la Rúa junto a los banqueros Escasany (Galicia) y
Sacerdote (BanbkBoston). Les pidió que bajaran las tasas de interés.


Por David Cufré y Claudio Zlotnik

Los banqueros esperaban ansiosos el discurso de Fernando de la Rúa. Aspiraban a definiciones fuertes y contundentes. Ambicionaban a encontrarse con un Presidente que los entusiasmaran. Pero Fernando de la Rúa eligió ser él mismo y no el que anhelan los banqueros. A pesar de que antes de que cerrara la Reunión Anual de ABA, Eduardo Escasany, titular de la cámara que reúne a los bancos más poderosos del país, insistiera con sus reclamos de que el Gobierno evite “la anarquía en la sociedad”, De la Rúa no cambió su discurso. El jefe de Estado se limitó a realizar una encendida defensa de su gestión. Y, lejos de cualquier reproche por las duras críticas que Escasany lanzó anteayer y anoche, De la Rúa tomó un atajo ya conocido por los banqueros: “Tienen que bajar las tasas de interés”, les pidió, a modo de tirón de orejas. Por otra parte, anunció que “en el plazo de seis meses” habrá “una profunda reestructuración” del PAMI y de la Anses.
Minutos antes de que el Presidente arribara al Hotel Hilton, donde durante dos días se llevó a cabo la reunión anual de ABA, los banqueros y economistas que ya colmaban el salón para escucharlo se preguntaban, ansiosos, acerca del contenido que tendría el mensaje presidencial. Si, efectivamente, De la Rúa replicaría el discurso de Escasany del día anterior, en el cual había reclamado, indirectamente, un ejercicio del poder más fuerte. “Si no se asegura la vigencia de la ley, el Estado desaparece. Y si esto sucede, se entroniza la anarquía”, había advertido Escasany. Precisamente, y aunque estaba prevista su presencia, De la Rúa faltó a esa primera jornada. Y, anoche, ya con el jefe de Estado en la convención, Escasany volvió a hablar de la “anarquía”.
En contra de lo que muchos de los presentes suponían, De la Rúa evitó contestar el cuestionamiento que le envió el establishment. Inició su discurso de 35 minutos pidiendo perdón por el faltazo del día anterior ante una cita “impostergable” por la conmemoración del 150º aniversario de la ciudad sanjuanina de Jachal. Y ante el millar de banqueros que lo escuchaban se limitó a reclamar dos cosas: la baja de las tasas de interés y que los banqueros “apoyen a las pequeñas y medianas empresas; acérquense al interior del país y a transmitir optimismo a la gente y a los inversores del extranjero”. “Siempre se lo pedimos y se lo seguiremos pidiendo: tasas más bajas y mejores condiciones de acceso al crédito”, enfatizó el primer mandatario, enfatizando el mismo reclamo que ya lo había pronunciado Domingo Cavallo el día anterior.
Además de esa solicitud, De la Rúa puso especial énfasis en defender su gestión. Y fue aplaudido por los banqueros en tres oportunidades: cuando mencionó que es “el primer presidente que bajó el gasto público en 1200 millones de pesos”; cuando rechazó “los sabotajes sin sentido” a las empresas españolas y cuando reclamó asistencia de los bancos para transmitir buenas ondas. “Los necesitamos ahora porque la Argentina está cambiado”, señaló, en lo que pareció la búsqueda de un acercamiento al sector financiero tras las ácidas críticas.
Flanqueado por medio gabinete nacional –en la larga mesa ubicada en el escenario estaban Chrystian Colombo, Domingo Cavallo, Nicolás Gallo y Adalberto Rodríguez Giavarini–, De la Rúa dividió su largo discurso en tres partes: los reclamos (baja de las tasas y apoyo a su gestión); la defensa de la gestión y los objetivos (mencionó la erradicación el déficit fiscal). Lejos de enfrentarse al establishment, De la Rúa prefirió endulzar los oídos de los banqueros, repitiendo varias veces que el enemigo a liquidar es el déficit fiscal.

La defensa

“Fui coherente en todos mis mensajes. La coherencia ha guiado las acciones de mi Gobierno, aunque esto no excluye que haya dificultades. Hansido muchas y más graves de lo que pensamos todos. Algunas medidas no tuvieron el resultado esperado, pero este tiempo es distinto”.
“Asumí la responsabilidad de cambiar las condiciones económicas en un clima de sospecha de los mercados financieros, potenciada por las crisis externas”.
“Se acabó el Estado que gasta lo que no tiene. Se acabó el tiempo de los políticos con impunidad. Se acabó el Estado inmóvil”.
“Nuestra economía es seria y previsible. Perdieron quienes apostaron por el default. Ahora, la apuesta es ser más competitivos”.
“Puedo decir que soy el primer presidente de la historia en bajar el gasto primario en 1200 millones. Se hizo eliminando gastos superfluos, gastos reservados y contratos políticos”.

Promesas y objetivos

“Cada año habrá más ahorro. Mi meta es el superávit fiscal”.
“Todos los meses se reducen partidas presupuestarias. Los recortes no se anuncian pero se implementan”.
“El déficit empobrece a la gente y hace que las tasas sean usurarias, Voy a abolir el déficit fiscal”.
Habrá una profunda reestructuración del PAMI y de la Anses. No se trata de privatizarlos ni desnaturalizarlos sino de que no hayan sobresueldos ni corrupción”.
Pese a las definiciones, importantes banqueros consultados por Página/12 fueron contundentes al evaluar el discurso presidencial: “No hay nada nuevo. Seguimos pensando que debe mostrar hechos concretos para demostrar que el gobierno es fuerte y capaz de sacarnos de la crisis”, dijo uno de ellos, con un gesto de resignación.

 

Un resbalón monetario

Guillermo Mondino, jefe de asesores de Cavallo, explicaba ayer muy concentrado los planes del equipo económico en materia tributaria hasta que tropezó con un fallido. “Hay que recuperar flexibilidad en la política monetaria”, dijo, y se quedó callado por unos segundos. “Me pisé”, se disculpó, pero sin reírse. Y aclaró que se refería a la política “impositiva”. Algunos se quedaron pensando si el inconsciente no le hizo decir a Mondino que se prepara una devaluación. Ninguno de los presentes se animó a preguntar.

 

BAJA DE GASTOS, ECHAR EMPLEADOS, PRIVATIZAR EL NACION
El Plan FIEL que no pudo ser

En una de sus tribunas por excelencia, la reunión anual de los banqueros de ABA, la ortodoxa Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) propuso una vez más su tradicional receta de hiperajuste del gasto público. La versión aggiornada incluye recortes presupuestarios por 11.500 millones de pesos, la supresión de casi 100.000 puestos de trabajo, la eliminación de la Anses, la privatización del Banco Nación y la reducción de gastos en salud y educación.
El paper “Una Política Económica para la Década”, que tuvo como presentador estrella ante los banqueros al ex secretario de Hacienda de la última dictadura Manuel Solanet, no escatimó ninguna de las propuestas más caras al establishment: la supresión de 314 unidades administrativas en el Poder Ejecutivo, el recortes de 94.850 puestos de trabajo y la flexibilidad laboral para los agentes públicos. Quizá antiguas fidelidades llevaron a Solanet a remarcar que deben exceptuarse de la flexibilización a “los agentes de seguridad y las Fuerzas Armadas y al personal diplomático”. A su turno, Juan Luis Bour, director de FIEL, agregó las controvertidas propuestas de eliminación del PAMI y de la Anses.
Entre las principales propuestas de política restantes se destacan las siguientes:
La continuidad de la convertibilidad.
En materia impositiva: la descentralización de la AFIP, la reducción de aportes patronales –como forma de “combatir el desempleo” y el trabajo informal– del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias, y eliminación de impuestos indirectos.
En la relación Nación/Provincias: eliminación del régimen de coparticipación y su reemplazo por un Fondo de Redistribución Regional, traspaso a las provincias de los tributos a la transferencia de combustibles y sobre consumos específicos.
En el plano internacional, vía una “inserción internacional en el marco de un regionalismo abierto”, la propuesta sugiere una negociación bilateral con el ALCA (“a la chilena”). Para el Mercosur se propone una rebaja del arancel externo común promedio al 6 por ciento a partir del 2005 y la eliminación de los aranceles específicos.
En cuanto a las “regulaciones laborales” FIEL propone que las negociaciones entre empresarios y trabajadores se realicen “a nivel de firma o establecimiento, a elección de la firma”, la eliminación del “sindicato con personería gremial” a fin de evitar “el monopolio en la negociación”, y la imposibilidad de que el Ejecutivo homologue convenios que abarquen a más de una empresa.
En materia previsional se aboga por la eliminación del sistema de reparto, de modo tal que cada nuevo trabajador pueda ingresar sólo al sistema de capitalización. Mientras tanto, se demanda el aumento de los años de aporte de 30 a 35, edad mínima de retiro de 65 años para ambos sexos y reducción progresiva de aportes patronales hasta una tasa del 4 por ciento. En largo plazo, fusión de la Anses con la Superintendencia de AFJP.
El documento de FIEL reclama por los fondos públicos destinados a educación. Para reducirlos propone el arancelamiento de la educación superior, la eliminación del Fondo de Incentivo Docente y la derogación del Estatuto del Docente y la transformación de las escuelas “públicas en autónomas”. Sin embargo, no se demanda que el Estado deje de subsidiar a la educación privada.
Reducción de los gastos destinados al PAMI en 500 millones y reemplazo progresivo del financiamiento público de la salud por un sistema de “capitalización” individual.
Solanet, que recibió entusiastas y prolongados aplausos de la platea, concluyó que la “no aplicación” de este programa no se debe a conflictos ideológicos, sino a la “falta de sentido común y voluntad política”. El mismo sentido común que determinó que los hombres de FIEL, con RicardoLópez Murphy a la cabeza, hayan debido retirarse precipitadamente de su asomo a la gestión gubernamental.

 

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