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Los diez días (sin violencia)
que conmoverán a Medio Oriente

A su salida del encuentro con Bush,
el premier israelí Sharon pidió diez
días sin violencia a los palestinos. La Casa Blanca coincide en la prioridad de lograr un �período de enfriamiento�.

“Israel no negociará bajo
fuego”, repitió una vez más Ariel Sharon.
“Los avances se medirán por pulgadas, no por millas”, dijo un pragmático George W. Bush.

Fue el encuentro entre dos versiones del realismo que buscaron coincidir. Estados Unidos intenta que el frágil alto el fuego entre israelíes y palestinos se convierta en “un período de enfriamiento” que permita restablecer un mínimo clima de confianza entre las partes. Sólo así, según le subrayó ayer el presidente norteamericano George W. Bush al premier israelí Ariel Sharon en la Casa Blanca, la diplomacia estadounidense podrá apadrinar la reanudación de conversaciones de paz. A la salida del encuentro en la Oficina Oval, Sharon pidió a los palestinos “diez días sin violencia” para después iniciar negociaciones. Cualquier otra solución, indicó, arrojaría el proceso a la irrealidad. “Se progresa. ¿Tan rápidamente como nos gustaría? Ciertamente no”, dijo Bush. Pero se trata, agregó, “de encaminarse hacia lo realista y lo posible”.
Aunque el encuentro de ayer de Sharon con Bush es el de mayor jerarquía, es probable que más determinante resulte el que sostendrá el jueves en Israel con el secretario de Estado Colin Powell, quien también se entrevistará con el líder palestino Yasser Arafat. Con la misión de procurar ese “período de enfriamiento”, Colin Powell también se encontrará con el presidente egipcio Hosni Mubarak y el rey Abdulá de Jordania.
La reunión de ayer entre Bush y Sharon fue breve, pero constituyó la segunda celebrada en la Casa Blanca entre los líderes norteamericano e israelí. Bush, en cambio, no se ha visto todavía con el palestino Yasser Arafat, al que responsabiliza de no hacer lo suficiente para detener la Intifada popular y las acciones terroristas contra Israel. En su conversación con el primer ministro israelí, Bush le instó de nuevo a moderar sus posiciones y darle una oportunidad a las gestiones de Powell en Oriente Próximo.
La gira que comienza hoy miércoles significará el segundo encuentro directo de Powell con realidades y protagonistas del conflicto palestino-israelí desde la toma de posesión del actual gobierno republicano en Estados Unidos, el pasado enero. Powell no viaja con las manos vacías, señalaron ayer fuentes de la Casa Blanca y el departamento de Estado. Lleva una propuesta de calendario para convertir rápidamente el inestable alto el fuego conseguido por el director de la CIA George Tenet en “un período de enfriamiento y adopción de medidas de restablecimiento de la confianza”.
“El presidente Bush quiere que Powell transmita en Medio Oriente un claro signo de interés y compromiso estadounidense”, afirmó Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca. Powell tenía fijadas citas con Sharon, Arafat, Mubarak y el rey Abdullah. En esencia, su posición será la contenida en el informe de la comisión internacional que presidió el ex senador demócrata estadounidense y mediador en Irlanda del Norte, George Mitchell. Ese informe subrayó que sin un período sin agresiones mutuas no puede imaginarse la reanudación del proceso de paz.
Washington cree que Arafat tiene en estos momentos “las cartas más importantes en sus manos”. Powell le pedirá que demuestre su voluntad de paz con la detención de los militantes islámicos que desencadenan atentados suicidas en Israel y la adopción de medidas policiales para impedir los ataques populares en Gaza y Cisjordania contra los israelíes.
En Israel, el gobierno de unidad nacional vivió ayer una severa división entre su derecha y su izquierda por el plan de desmantelar 15 asentamientos judíos “ilegales” en Cisjordania y Gaza. El ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, dijo que había ordenado al ejército que asegurara que si había resistencia los asentamientos fueran levantados por la fuerza la semana que viene. El anuncio buscaba preparar mejor el encuentro de anoche de Sharon y Bush. Pero sirvió sobre todo para enfrentar a los miembros del Likud y del laborismo que integran el gabinete.
Durante una visita a la colonia de Shiloh en Cisjordania, el ministro de Seguridad Uzi Landau insistió en que Ben Eliezer “no estaba autorizado” para afirmar lo que afirmó, y dijo que lo refutaría en la próxima reunión de gabinete. Los líderes colonos se enrolaron rápidamente en la crítica a Ben Eliezer: Yehudit Tayar prometió la “resistencia” ante cualquier desalojo.
La violencia continuó ayer en Cisjordania. Israel añadió Hebrón a la lista de áreas palestinas selladas del mundo exterior. Un palestino de 15 años, Mahmud Mumtir, herido hace seis meses por disparos del ejército israelí en Cisjordania, murió este martes en Ammán, donde estaba hospitalizado. Las Brigadas Ezzedin al Qassam, brazo armado del movimiento islámico palestino Hamas, reivindicaron la responsabilidad de un atentado con explosivos en Gaza, contra un tanque israelí. No hubo víctimas.

 

Días diferentes, las mismas manos

Aziz Tsalha, de 20 años, fue identificado como quien mostró orgulloso a la multitud en Ramalá sus manos bañadas en sangre en octubre, cuando dos soldados israelíes fueron asesinados. La foto de la derecha, publicada ayer por los diarios Yediot Aharonot y Maariv, fue tomada por el servicio de inteligencia interna Shin Beth, en la misma pose que adoptó el palestino después de las muertes; el fotograma de la izquierda, el original, ya había dado la vuelta al mundo. Según el Shin Beth, que hizo una excepción difundiendo la imagen, Tsalha confesó estrangular a uno de los soldados.

 

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