Por Esteban Pintos
Desde
Madrid
Mercedes Sosa, pachamama, sentada
en el centro del escenario. A su lado, cual hijos pródigos y de
pie, Víctor Heredia y León Gieco. Juntos, los tres protagonistas
de la primera noche de la Semana Argentina en Madrid concluyeron el espectáculo
que tal vez mejor pueda resumir los últimos 30 y pico de años
de la música popular argentina. Madre e hijos cantaron Carito,
Todavía cantamos y el himno internacional Sólo
le pido a Dios. Volvieron sobre sus pasos por impulso de Mercedes
Sosa y remataron con el festivo coro de María, María.
Ese fue el final de un recital en la que cada uno a su debido momento
hechizó una vieja y recoleta sala el Teatro Lope de Vega
ubicada sobre la tradicional Gran Vía madrileña, cubierta
anoche con unas 1500 personas. Heredia, tan sobrio como emotivo. León,
festivo y rendidor como siempre. Mercedes, venerable y vital.
Así se inicio el tiempo de la música, mientras continúa
la muestra de cine de reciente producción argentina, en dos salas
del centro. Hoy, además de las proyecciones del día (Los
cuentos del timonel, de Eduardo Montes Bradley, El asadito, de Gustavo
Postiglione, Cabeza de tigre, de Claudio Etcheverry) será el turno
del rock, con Divididos, Attaque 77 y Babasónicos como atracciones
únicas de un género que por aquí suma ciertamente
más prestigio que atención popular. Será una buena
oportunidad para empezar a revertir una situación que lleva décadas
y de la que sólo han emergido victoriosos Moris y Andrés
Calamaro. Que justamente están en Madrid, en estos días
también.
Puede decirse que el final con un público entregado y de pie, y
su posterior repercusión mediática que cabe esperar, cerrarán
una sensación extraña que circula por estos días
cada vez que se habla de algo que vincule a España y Argentina.
La imagen de los encapuchados dándole a un cabina de teléfonos
de la empresa española Telefónica, además del constante
seguimiento periodístico del caso Aerolíneas, alertó
aquí sobre una generalizada ola de opinión y acción
anti-española. Es un tema del momento, tanto como la
represión a la marcha anti-globalización del domingo en
Barcelona, el posible pase del futbolista francés Zinedin Zidane
al Real Madrid y el discurso sobre el estado de la Nación que dio
durante todo el martes el presidente del gobierno José María
Aznar. Por eso no extrañó que el lunes por la tarde, durante
la conferencia de prensa que presentó el festival, el tema fuera
eje de declaraciones de artistas y funcionarios. El mensaje fue una
cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, sin que se agregaran
posibles interpretaciones. Descolló en este caso Mercedes, con
una declaración espontánea de solicitar preguntas y no recibir
ninguna. El show de anoche, con semejante buena respuesta del público
y con la sensibilidad de los artistas involucrados expresada en canciones
para la historia de la música popular argentina y latinoamericana
(Todavía cantamos, La cultura es la sonrisa,
Gracias a la vida, Himno de mi corazón,
esta última la gran sorpresa de la velada en la voz de Mercedes),
hizo bastante para retirar esa sensación rara.
Heredia eligió la intimidad de algunas recientes canciones para
iniciar su set, entregó una seguilla compuesta por Razón
de vivir e Informe de situación, cantó
los clásicos tribuneros como Sobreviviendo y Todavía
cantamos, e incluyó dos canciones clave de su gran obra Taki
Ongoy (Encuentro en Cajamarca y Taki Ongoy II),
de fuerte contenido simbólico por el tema sobre el que giran: la
conquista española de América. Heredia se fue ovacionado.
Al rato, León hizo de las suyas que siempre son buenas
con un repertorio capaz de levantar un muerto. Disparó Cachito,
campeón de Corrientes y Kilómetro 11 de
entrada y se ganó al público. León se sostiene en
su correcta banda y en sus canciones, pero ante todo pisa fuerte en cualquier
escenario y, con esa presencia,gana todos los partidos. Local y visitante.
Luego de la demoledora secuencia que incluyó Guantanamera,
Pensar en nada, Los salieris de Charly y Ojo
con los Orozco (en donde se permitió bromear e incluir a
la flamante esposa del ex presidente preso), junto a Heredia, recreó
Cinco siglos igual, otra canción de testimonio y denuncia
más profunda que una pedrada a destiempo.
Al turno de Sosa, estrella de la noche, todo cobró sentido aún
más espiritual y de tierra adentro argentina. La señora
presentó un repertorio como siempre ecléctico y respetuoso,
yendo del clasicismo folklórico en el cuál es reina casi
vitalicia (Primavera de Lapachos, Agitando pañuelos,
Esa musiquita) a la siempre emotiva Gracias a la vida
y de ahí saltar a una perla de su reciente producción discográfica,
todavía sin editar: la versión de Himno de mi corazón,
de Miguel Abuelo. Antes del final-final a tres voces ya descripto, había
provocado puestas de pie general con sus calientes interpretaciones de
María, María y Dale alegría a mi
corazón.
MURIO
EL ACTOR PABLO LIZASO
El Enzo de Chiquititas
La sorpresiva muerte del actor
Pablo Lizaso, de 34 años, que formaba parte del elenco de la obra
infantil Chiquititas, pone en duda el estreno de la puesta teatral en
Buenos Aires, que estaba previsto para el próximo sábado.
El actor, que interpretaba el papel de Enzo, murió de un paro
cardiorrespiratorio no traumático durante un ensayo de Chiquititas,
que se llevaba a cabo en las instalaciones del teatro Gran Rex. Según
informó una vocera de Cris Morena, responsable general de Chiquititas
en sus versiones teatral, televisiva y cinematográfica, luego de
la muerte del actor ocurrida durante un ensayo, se resolverá
si se posterga el estreno una semana o si se hará este sábado
con un reemplazante. Lizaso se destacaba no sólo por su trabajo
como actor sino también como bailarín y cantante, y se recuerda
su labor, entre otros, en la exitosa comedia musical La bella y la bestia.
El actor murió de manera repentina, causando gran conmoción
en el joven elenco de la pieza. Lizaso tenía un papel muy importante
en la versión televisiva de Chiquititas, donde hacía
de mayordomo del hogar Rincón de Luz, además de aparecer
como el permanente confidente de las chicas. Las versiones teatrales de
Chiquititas sumaron en los últimos cinco años más
de un millón de espectadores, lo que reportó una recaudación
total de más de 20 millones de dólares.
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