Por Julio Nudler
Quizás la octava banda
de este disco recién coeditado por EPSA y por el BAM (el sello
del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) lo diga todo. Ella contiene
a Leopoldo Federico en su apoteosis como bandoneonista, arreglador para
este magnético instrumento y compositor. Allí, en Eramos
tan jóvenes, se condensa una carrera única, irrepetible.
Allí, aunque también en el resto de este CD dedicado a Piazzolla,
se siente que Federico no es solamente su técnica asombrosa y la
brillante limpidez de su sonido, sino también una historia personal,
vivida como ávido aprendizaje. Su arte no es un producto de conservatorio.
Allí están presentes aquellos geniales músicos de
cuyas orquestas empezó a formar parte cuando era aún adolescente.
Están, por solo mencionar dos cimas, el Horacio Salgán de
comienzos de los 50, tan excepcional e imaginativo en sus arreglos
que los demás empalidecían al lado suyo, el Piazzolla tradicional
incluido (con quien también había tocado Leopoldo), y, como
otra cumbre, el Octeto Buenos Aires, con el que Astor, desde 1955, eligió
liberar su talento de todas las ataduras. Por supuesto que en la tanguidad
y en la emoción que transmite Federico tanto como el propio
Piazzolla sabía hacerlo también están presentes
Alfredo Gobbi, Emilio Balcarce, Osmar Maderna y Héctor María
Artola, aquellos músicos sustanciales de los que se nutrió.
También se encuentran en la singladura de Federico formaciones
reducidas de gran valor, como el cuarteto San Telmo, que codirigió
con el guitarrista Roberto Grela (grabaron en 1966), y el trío
que integró entre 1970 y 1975 con el pianista Osvaldo Berlingieri
y el contrabajista Horacio Cabarcos.
Puede presumirse que uno de los grandes méritos de Horacio Malvicino
en esta prodigiosa entrega consistió en domar la vehemencia de
Federico, que ha sido el exceso de las importantes orquestas que éste
condujo y cuya principal discografía abarca los años 1963
a 66 en el sello Columbia. Guitarrista de jazz, por encima de todas las
cosas, Malveta (que hasta supo rebautizarse Alain Debré para ganarse
el sustento) logra de Leopoldo una bienvenida actitud de serenidad y matiz,
que lo conecta mejor con la piel del oyente. Pero la contribución
de Malvicino ha sido además notable como transcriptor, al trasladar
el Concierto para Bandoneón y Orquesta, de Piazzolla, a la mínima
dotación de un trío, completado por el bajo eléctrico
de Adalberto Cevasco y la guitarra del propio Malvicino. La obra fue escrita
y estrenada en 1979. Otros dos aportes resaltantes de Malvicino quien
también integrara el Octeto Buenos Aires y, posteriormente, formara
parte del Quinteto Nuevo Tango son los arreglos de dos piezas de
Astor: Buenos Aires hora cero (de 1963) y Biyuya
(1979), además de las obras que compuso con una aproximación
muy libre al tango.
Sólo diecisiete segundos ocupa la cuarta banda del compacto, y
en ellos recoge unas palabras de Astor sobre el tema siguiente, Pedro
y Pedro, de 1981, que ese año grabó Piazzolla en un
registro que no salió a la venta. La obra se conoció al
año siguiente, y precisamente por la grabación de Leopoldo
en un LP Philips. Ahora, en el CD se lo oye a Astor diciendo: El
tema éste es bastante difícil para tocarlo en el bandoneón.
Se lo voy a mandar al Gordo Federico, que es el único que lo va
a poder tocar. Este tango constituye un homenaje de Piazzolla a
Maffia y Laurenz, imprescindibles participantes en la fundación
de la escuela decareana a mediados de los 20, y completa aquel tributo
que fue Decarísimo (1961).
De hecho, este compacto se cierra con el célebre arreglo que escribió
Federico sobre Flores negras, el clásico de Francisco
de Caro.
En su mayor parte en números: 48 de los 62 minutos
este nuevo CD reedita otro de 1995, que tomó su nombre, Made in
Buenos Aires, de un tema de Malvicino. Hay que decir que aquel disco,
grabado en el peor momento del Efecto Tequila, alcanzó poca difusión,
como suele ocurrirles a lascosas verdaderamente buenas. Es de esperar
que esta vez, con la economía igual o peor que entonces, la música
pueda más que la depresión. Lo que aporta la nueva edición
son las versiones de Pedro y Pedro, Buenos Aires Hora
Cero y Biyuya. En estos dos últimos se añade
al trío la batería de Enrique Zurdo Roizner,
cuya relación con Piazzolla se remonta a 1970. También se
agregó su batería en el primero y el tercer movimiento del
Concierto para Bandoneón.
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