Por José Natanson
La ajustadísima imitación
de Fernando de la Rúa en El Gran Cuñado divide
a los funcionarios del Gobierno, que no se ponen de acuerdo en cuanto
a la mejor manera de encarar el asunto. Un sector cercano a Nicolás
Gallo y que ha encontrado en Juan Pablo Baylac a su comunicador
busca instalar un debate sobre los límites y los riesgos
del humor político, con el caso de Arturo Illia como dudoso ejemplo
histórico. Otro grupo de funcionarios, más jóvenes
y que históricamente han manejado la relación con Marcelo
Tinelli, asegura que la respuesta debería consistir en minimizar
y a lo sumo burlarse del tema, pero nunca amplificarlo hasta convertirlo
en una cuestión de Estado.
La noticia de que el falso De la Rúa había alcanzado picos
de 38 puntos de rating generó alarma en el Gobierno, acentuada
por la versión de que Telefé podría poner en el aire
flashes diarios, a cualquier hora, en directo desde la casa
del Gran Cuñado. El martes, los tres voceros oficiales
salieron a desmentir cualquier tipo de censura, aunque manifestaron su
preocupación por la sátira. Ayer continuó la polémica,
a la que se sumó el gerente de Telefé Claudio Villarruel
(ver aparte).
En el Gobierno hay dos posiciones bien diferentes en cuanto a la mejor
forma de encarar el tema:
La primera, que hasta el momento ha prevalecido, consiste en no ignorar
la cuestión y salir a replicar. Baylac es el encargado de exponer
estas ideas, compartidas por el influyente secretario General de la Presidencia,
Nicolás Gallo, y por otros delarruistas históricos.
El argumento pasa básicamente por instalar un debate
sobre los supuestos perjuicios que le traería a la Argentina la
parodia de De la Rúa. Es un intento de victimización que
se apoya en la noción de investidura presidencial y
que apela al derrocamiento de Illia como el ejemplo que no convendría
imitar. Ayer, Baylac sostuvo que se está rozando la investidura
presidencial, tornando al Presidente un ser que, haga lo que haga, se
convierte en una situación burlesca. Pedro Calvo, titular
de la Comisión de Comunicaciones de Diputados y hombre cercano
a Rafael Pascual, fue un paso más allá. Hay quienes
a partir del humor buscan desestabilizar las instituciones, dijo,
como si Tinelli estuviera planificando un golpe de Estado.
Un argumento más político consiste en subrayar que las doce
imitaciones que aparecen en el Gran Cuñado son de trazo
grueso, menos dañinas que la de De la Rúa, mejor lograda
y con un rol más protagónico. No es lo mismo hacer
una caricatura de la sonrisa de (Carlos) Ruckauf, que poner a una persona
torpe, indecisa, irresoluta, señaló Baylac.
Pero ésta no es la única postura en el Gobierno. Deberíamos
reírnos del tema. Por ejemplo, salir a pedir que voten a De la
Rúa para que no tenga que quedarse en la casa con Ruckauf, (Carlos)
Menem y Emir (Yoma), explicaba ayer un secretario de Estado cercano
a Antonio de la Rúa y muy escuchado por el Presidente. Hay
que burlarse del asunto, pero nunca salir a amplificarlo, completaba.
El secretario de Cultura, Darío Lopérfido, también
era partidario de esta teoría. Desde su lugar de vocero, fue el
encargado de manejar la relación con Tinelli y con Telefé
a través de su amigo Claudio Villarruel. De hecho, hasta hace poco
tiempo la relación con Tinelli era buena: De la Rúa asistió
varias veces a VideoMatch como candidato; y en 1999 logró
que Tinelli se convirtiera en una especie de sponsor del maratón
que organizó el Gobierno de la Ciudad, comprometiéndose
indirectamente con la campaña presidencial de la Alianza.
Pero todo cambió en diciembre del año pasado. La idea de
que De la Rúa asistiera a VideoMatch para enfrentar
a su imitador se arruinó cuando fue encarado un joven que le pidió
por la libertad de los presos de La Tablada. Después del susto,
el Presidente cometió una serie de errores, levantando críticas
contra Lopérfido (uno de los autores intelectuales de la idea)
y enfriando la relación con Tinelli. A tal punto que ayer, cuandolo
consultaron por el desafortunado desempeño de De la Rúa
aquel día, Lopérfido fue durísimo. Se soslaya
que hubo una actitud de inútiles, completamente, de Telefé,
de la producción de `VideoMatch y de la propia seguridad
del Presidente.
Catarsis de
la sociedad
El gerente de Contenidos de Telefé, Claudio Villarruel,
minimizó ayer la polémica instalada en torno al Gran
Cuñado. En declaraciones a Radio Mitre, dijo que el humor
es la única forma de catarsis que tiene la sociedad
y la audiencia para pasar momentos difíciles. Aseguró
que con la imitación de Fernando de la Rúa no
se hace una evaluación sobre si el Presidente gobierna
bien o mal y estimó que el Ejecutivo debería
ocuparse de temas muchísimo más importantes.
Pero no fue el único. Además de los diversos voceros
oficiales, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, se refirió
al sketch. No me parece que sea uno de los temas centrales,
al menos en mi cabeza, en mi ministerio, en mi realidad, no es un
tema que esté en el centro del escenario, sostuvo la
funcionaria en el programa de Luis Majul Radio Show. Aunque aseguró
que nunca vio la parodia de De la Rúa, sostuvo que hay
un cierto límite que tiene que poner la sociedad, a ver si
hay ciertos temas que tiene que poner bajo el paraguas. El
camionero Hugo Moyano, que también tiene su imitador en la
casa del Gran Cuñado, consideró muy gracioso
el sketch, pero le restó trascendencia. Yo me río.
Con mi familia nos reímos. No queda otra.
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CAVALLO
DIJO QUE SU PARTIDO VA SOLO
AR sin acuerdo con el PJ
Desde que asumió como
ministro de Economía, Domingo Cavallo decidió no hacer declaraciones
sobre temas políticos. Ayer, en una conferencia que dio en la Cámara
de Comercio Argentino-Alemana, rompió el silencio que se había
impuesto y anunció que el partido que lidera participará
con identidad propia en las elecciones legislativas de octubre.
Así, de forma indirecta, dejó entrever que Acción
por la República (AR) no conformará un frente electoral
con el PJ en la provincia de Buenos Aires.
Vamos a tratar de lograr (el mayor número posible de diputados
y senadores) participando con identidad propia o en alianza con partidos
que hayan predicado siempre ideas parecidas o consecuentes con las nuestras,
dijo Cavallo. De esa manera, descartó aunque no abiertamente
que su fuerza política pueda acordar con la Alianza o repetir el
acuerdo electoral con el peronismo que permitió el triunfo de Carlos
Ruckauf en las elecciones de 1999. Pero al mismo tiempo dejó abierta
la chance de que en algunas provincias puede ser que las autoridades
de nuestro partido decidan alguna alianza. De todas formas, subrayó
que en esas alianzas se debería expresar claramente
las ideas porque se renueva el ciento por ciento de la Cámara
y nuestra fuerza es nueva y no tiene aparato.
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