En Argentina el represor Alfredo
Astiz sólo fue condenado por apología del delito. Pero la
Justicia internacional no se cansa de perseguirlo. Fue condenado en ausencia
en Francia y reclamado en España. Ahora, el fiscal italiano Francesco
Caporale pidió su detención y extradición, así
como la del capitán de fragata Jorge Vildoza, prófugo desde
mediados de la década del `80. El ministro de Justicia del nuevo
gobierno conservador italiano deberá decidir si tramita la solicitud.
El paso dado por Caporale y el juez Claudio Tortora es inusual para la
Justicia italiana, ya que en ese país se puede condenar en ausencia.
Así ocurrió el año pasado con el ex general Carlos
Guillermo Pajarito Suárez Mason, el general Santiago
Omar Riveros y otros cinco militares argentinos. Pero en esta ocasión
el fiscal y el juez consideraron que existe peligro de fuga,
de hecho Vildoza se escapó cuando fue citado a declarar por la
apropiación del hijo de la desaparecida Cecilia Viñas, que
tenía en su poder. Los otros imputados en esta causa son el dictador
Emilio Eduardo Massera y los represores Antonio Vañek, Jorge El
Tigre Acosta y Héctor Febres. Pero ellos no pueden huir,
todos están en prisión por su responsabilidad en la apropiación
de menores durante la última dictadura.
El Angel Rubio, Gastón subjefe del
grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada y
sus compañeros son perseguidos penalmente en Italia por la desaparición
de tres ciudadanos de ese país en Argentina, Angela María
Aieta madre del dirigente peronista Juan Carlos Dante Gullo
y Juan Pegoraro y su hija Susana, que parió en la maternidad clandestina
que funcionó en la ESMA.
Angela María nació en Italia y llegó a Argentina
cuando tenía cinco años. Fue secuestrada en su casa el 5
de agosto de 1976. Varios sobrevivientes de la ESMA la vieron en ese lugar
pero recién este año la familia pudo acceder a un testigo
que estuvo colchón de por medio con la mujer y que
presenció el momento en que la sacaron del campo, aparentemente,
para matarla. Angela María intuyó su destino y pidió
que denunciaran que había estado prisionera en la ESMA. Desde
el movimiento de los derechos humanos da tranquilidad poder también
reivindicar aquello más cercano. Ahora el Gobierno y la sociedad
argentina tienen que poner el hombro, aseguró a Página/12
Gullo, cuyo hermano Jorge también está desaparecido.
El 18 de junio de 1977 en la estación de Constitución fueron
secuestrados Juan y Susana Pegoraro. La mujer estaba embarazada de cinco
meses. Su esposo, Rubén Bauer, desapareció el mismo día
en La Plata. Los Pegoraro fueron llevados a la Base Naval de Submarinos
y Buzos Tácticos de Mar del Plata y en octubre fueron trasladados
a la ESMA, donde Susana dio a luz y escribió una carta para que
su mamá cuidara de su beba. La niña no llegó con
su abuela. Las Abuelas de Plaza de Mayo suponen que es la joven que fue
anotada con el nombre de Evelyn por el marino Policarpo Vázquez,
pero como ella se niega a hacerse los análisis de sangre esto no
se pudo confirmar.
Tenemos esperanza de que el nuevo gobierno de centro-derecha de
Silvio Berlusconi apoye explícitamente a la magistratura, como
lo hizo el gobierno pasado, en defensa de sus ciudadanos y del principio
de que los crímenes de genocidio no pueden quedar impunes,
aseguró la ex parlamentaria italiana Francesca Rizzo durante una
conferencia que se hizo en el Senado de ese país, en la que la
presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, anunció
la decisión de Caporale y Tortora.
Por los crímenes que cometió en la ESMA Astiz nunca fue
juzgado en Argentina. En 1990 un tribunal francés lo condenó
en ausencia a cadena perpetua por el secuestro y desaparición de
las monjas Alice Domon y Léonie Duquet. También se encuentra
acusado en el proceso que tiene a su cargo el juez Baltasar Garzón
en Madrid y en una causa iniciada en Suecia por el asesinato de la joven
Dagmar Hagelin. Vildoza, en cambio, tiene unviejo pedido de captura. El
niño que tenía en su poder recuperó su identidad
pero, hasta ahora, el represor pudo eludir a la Justicia.
SERVINI
DE CUBRIA AVANZA EN EL CASO PRATS
Tras cinco uniformados chilenos
La jueza María Servini
de Cubría procesó a cinco ex jefes de la policía
secreta chilena (DINA) por el atentado que en 1974 mató en Buenos
Aires al general Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert. En esta
causa también está implicado el dictador Augusto Pinochet,
a quien la magistrada interrogaría próximamente en Chile.
Manuel Contreras Sepúlveda, que fue jefe de la DINA, y Pedro Espinosa
Bravo fueron considerados por Servini de Cubría jefes de la asociación
ilícita que organizó el ataque y responsables de doble homicidio
agravado. Los hermanos Raúl y Jorge Iturriaga Neumann y José
Octavio Zara Holger, fueron procesados por ser parte de la banda y por
haber estado implicados en los asesinatos. Además, Servini de Cubría
trabó un embargo para los imputados hasta cubrir la suma de un
millón de pesos para cada uno de ellos. Tanto Espinoza Bravo como
Contreras están detenidos en Chile por el crimen del ex canciller
chileno Orlando Letelier, cometido en Washington, en 1976.
En octubre del año pasado la justicia argentina solicitó
la captura internacional, con fines de extradición, de Pinochet,
los ahora procesados y de Mariana Callejas, esposa de Michael Townley,
testigo protegido de Estados Unidos que aseguró que junto a su
mujer colocó y activó la bomba que mató al general
Prats y su mujer. En noviembre último, por ese atentado, fue condenado
a reclusión perpetua el ex agente de la DINA Enrique Arancibia
Clavel.
La defensa de Pinochet cuestionó la investigación que tramita
Servini de Cubría con el argumento de que los tribunales argentinos
carecen de jurisdicción. Pero la Cámara Federal respaldó
las investigaciones que se siguen aquí y a la jueza Servini de
Cubría, quien en los últimos meses viajó a Chile
junto al fiscal Julio Alvarez Berlanda para interrogar a los cinco procesados.
En su fallo, la Cámara consideró que el asesinato de Prats
y su mujer era imprescriptible porque se trataba de un crimen de lesa
humanidad.
La defensora oficial Silvia Otero Rella solicitó que antes de que
la jueza y el fiscal viajen a Chile a interrogar a Pinochet, se reclame
a las autoridades judiciales de ese país que ordene la realización
de un exhaustivo examen psico-físico al encausado, con el
fin de determinar si se encuentra en condiciones de cumplimentar
el acto procesal y si no existen algunas de las causales de inimputabilidad
prevista en nuestro ordenamiento jurídico.
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