El Indice de Percepción
de la Corrupción (IPC) que anualmente da a conocer la organización
no gubernamental Transparency International y que señala
para los inversores internacionales cuál es el costo de hacer negocios
en cada país ubicó a la Argentina en el lugar 57 sobre
91 naciones analizadas. En América latina, donde los países
considerados fueron 18, Argentina quedó en el puesto número
11. La puntuación obtenida fueron 3,5 puntos en un indicador donde
el 0 indica la máxima corrupción y el 10 la mínima.
En escala local esto significa un concreto aplazo en transparencia, o
un buen resultado en corrupción.
Argentina mantuvo en 2001 la misma calificación que en 2000, pero
igual su posición relativa bajó del lugar 52 al 57 en un
ranking donde en general los países con ingreso per cápita
más altos ocupan los puestos de mayor transparencia. A pesar de
la persistencia de la baja calificación, Argentina mejoró
su posición en los últimos años. En las postrimerías
de la era menemista se pasó de 2,8 puntos en 1997 a 3,0 en el 98
y el 99. El cambio de gobierno trajo una mejora de medio punto que
ya lleva dos años, pero los 3,5 puntos actuales están lejos
de alcanzar los 5 necesarios para abandonar la lista de los países
considerados corruptos. Este piso sólo es superado en América
Latina por Chile, que con 7,5 puntos se acerca a los niveles de corrupción
controlada (más de 8), Trinidad y Tobago y Uruguay.
El carácter indicativo que presenta el IPC sobre como es percibido
por el resto del mundo un país en cuanto a su transparencia, un
dato que se traduce directamente en los mayores o menores costos de hacer
negocios en dicha estado, se debe a su confección. Los resultados
surgen de 14 tipos de encuestas cruzadas realizadas por 7 instituciones
internacionales, entre ellas el Banco Mundial, el World Economic Forum
y Price Waterhouse & Coopers. Los sujetos de investigación
son empresarios exportadores, analistas de riesgo y académicos.
A los empresarios se les pregunta por cuál es su experiencia concreta
en la realización de negocios con el país bajo análisis,
si debieron o no pagar sobornos para facilitar sus operaciones y, en ese
caso, cuál fue la magnitud de dichos costos adicionales.
La investigación también incluye a analistas de riesgo de
prestigio internacional los mismos que consultan los empresarios
que toman decisiones de inversión y académicos especializados
en temas vinculados con la corrupción. El resultado alcanzado intenta
presentar así un cuadro completo de cómo es visto el país
por quienes realizan, o consideran realizar, negocios en él.
Lo notable en el caso argentino es que, a diferencia de la propia percepción,
su lugar en la lista es similar al de naciones asiáticas como China,
africanas como Ghana, o centroamericanos como El Salvador. En América
Latina se encuentra por debajo de naciones como Colombia o Perú.
El director para Argentina de Transparencia Internacional (TI), Christian
Grünberg, dijo a Página/12 que Argentina, a pesar de
haber mejorado levemente su situación desde el gobierno anterior,
no logró despegarse de los países con imagen corrupta.
Para TI la corrupción se define como el abuso de la función
pública para el beneficio privado.
Ya a escala mundial, el presidente de TI, Peter Eigen consideró
que nunca antes los niveles de corrupción percibidos habían
sido tan altos, tanto en los países desarrollados como los que
se encuentran en vías de desarrollo. El IPC de 2001 muestra
que hay una crisis de corrupción a nivel mundial. Los
91 países incluidos en el ranking son aquellos en los que se pudieron
hacer al menos 3 de las 14 encuestas propuestas (en Argentina se utilizaron
9). De ellos sólo 36 obtuvieron un puntaje por encima de los 5
puntos. Y de este grupo apenas 3 fueron de Latinoamérica, donde
la estrella indiscutida fue Chile.
Nuevo
índice: riesgo empresa
Las prácticas
poco transparentes recargan costos y tienen efectos adversos en la competitividad
de las empresas, concluyó una encuesta de la consultora Arthur
Andersen y el Instituto de Auditores Internos de la Argentina. La encuesta
fue realizada entre los participantes del 60º Congreso Internacional
de Auditoría Interna Buenos Aires 2001.
Russell Gates y Alberto Piedrafita, directores de Risk Consulting de Arthur
Andersen, sostuvieron que el riesgo empresa es un indicador relevante
al igual que el riesgo país para inversores y mercados de capitales,
en el momento de decidir una inversión. Por lo que en
este sentido, los programas de gestión de riesgo serán claves.
De acuerdo con la encuesta, la falta de transparencia en las prácticas
empresarias afecta directamente la capacidad para atraer inversiones y
la competitividad como consecuencia de costos adicionales por actos irregulares
ó fraudes. El 97 por ciento de los consultados consideran
crítico el rol futuro del auditor interno en la prevención
de prácticas poco transparentes y actos fraudulentos. A su vez,
el 83 por ciento de los consultados afirma que estas prácticas
recargan costos y tienen efectos negativos en la competitividad de la
empresa. Más del 82 por ciento señala también que
una empresa con menos transparencia reduce sus posibilidades de atraer
nuevos capitales para el desarrollo de nuevos proyectos. Sólo el
32 por ciento de los encuestados tiene un programa de gestión integral
del riesgo integrado a los planes estratégicos.
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