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La guerra del calendario entre la
administración Bush y Ariel Sharon

El jefe de la diplomacia norteamericana, Colin Powell, discute hoy con Sharon y Arafat qué hacer primero para
volver a negociar.

El caso de colonias judías en territorio palestino como la de Gilad (foto) lo discutirá Colin Powell (foto, con Shimon Peres) en Israel.

Desde que el premier israelí Ariel Sharon y el presidente norteamericano George W. Bush se separaron el martes después de su encuentro en la Casa Blanca, también sus posiciones empezaron a verse como cada vez más separadas. El punto central de disidencia es la interpretación del calendario que se desprende del informe Mitchell –un documento cuyo objetivo último es devolver a palestinos e israelíes a la mesa de negociaciones–. El secretario de Estado Colin Powell visitó ayer Egipto y llegó a la noche a Israel, donde se encontrará hoy con Sharon y Arafat. El fin declarado de su gira es justamente discutir el calendario de la puesta en práctica del informe Mitchell.
Estados Unidos insiste en el congelamiento inmediato de la expansión de las colonias judías en territorio palestino y en acelerar el diálogo político, mientras que el énfasis israelí está puesto sobre el fin de la violencia. “Para mí, la paz debe traer seguridad”, formuló Sharon ayer después de encontrarse con los líderes del Senado, el demócrata Thomas Daschle y el republicano Trent Lott. En resumen, como señaló ayer la prensa israelí, parecía que Sharon, que anoche voló de vuelta a Israel, vuelve de su viaje políticamente debilitado frente al palestino Yasser Arafat, mientras que éste, a la defensiva desde el atentado suicida palestino del 1 de junio en Tel Aviv, sale reforzado.
Los palestinos que acusaban a la administración Bush de ser abiertamente pro-israelí cambiaron de tono. Saludaron “la evolución de la posición” del gobierno estadounidense y se felicitaron de que Bush “no se haya dejado arrastrar por los llamados a la guerra de Sharon” y haya preferido “preservar los intereses norteamericanos en Medio Oriente”, según declaró Ahmed Abderrahman, secretario de gobierno palestino, quien habló de “desaire a Sharon”. La prensa israelí compartió este punto de vista palestino. “Estados Unidos e Israel no ven la situación del mismo modo”, por decirlo “con un eufemismo”, sintetizó Hemi Shalev, editorialista del Maariv, que habló del final de “la luna de miel” entre Bush y Sharon.
Por sus declaraciones a la salida de la Oficina Oval, que ayer repitió admitiendo abiertamente diferencias a la radio israelí, Sharon privilegia los aspectos del informe Mitchell referentes a la seguridad, es decir el mantenimiento del alto el fuego. Tras su entrevista con Bush afirmó que exige diez días de calma total. Aplicada de manera estricta, esta interpretación del informe permitiría a Sharon poner a cero el contador del alto el fuego después de cada ataque palestino. Un consejero de Sharon, Avi Pazner, reiteró ayer que Israel no avanzará en la aplicación del informe “hasta que no haya un alto el fuego total, un cese total de las violencia”.
Responsables de los servicios de seguridad israelíes y palestinos celebraron este miércoles dos reuniones de seguridad, en el primer día de la nueva misión a la región del secretario de Estado Powell. Una reunión, con presencia norteamericana, tuvo lugar en Ramalá. Paralelamente, otra reunión se celebró en un lugar no precisado de la Franja de Gaza.
Powell inició su segunda misión a Medio Oriente –la primera fue en febrero pasado– reuniéndose en el balneario egipcio de Borg el Arab, cerca de Alejandría, con el presidente egipcio Hosni Mubarak, quien manifestó su apoyo al plan Mitchell. A su llegada a Egipto, Powell declaró: “Espero hacer progresos, sea por pulgadas, pies, metros, millas, o por lo que sea”, retomando una declaración de Bush el día anterior, quien pensaba que los avances eran por pulgadas antes que por millas. Al anochecer llegó a Israel, donde fue recibido por el canciller Shimon Peres.
En las reuniones que Powell mantendrá hoy con Sharon y Arafat deberá acercar las posiciones al calendario que dijo haber preparado con cuidado. Los palestinos ya manifestaron sus expectativas súbitamente reanimadas. Los colonos, por su parte, organizaron ayer una sentada delante de la Oficina del premier en Jerusalén. “Sharon tiene que aprender la lección de su visita a Washington, donde quedó demostrado que cuantas más concesionesse hacen a Bush, más aumenta el nivel de expectativas de éste”, afirmó Beni Kashriel, presidente del Consejo de los Colonos.

 


 

EL PAPA TERMINO AYER SU POLEMICA VISITA A UCRANIA
Fin de una temporada en los infiernos

El último día, el Papa tuvo finalmente un éxito en su visita a Ucrania, que fue repudiada por el patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa Alexis II. Dedicó un gran homenaje a la iglesia greco-católica, a 28 de cuyos fieles (obispos, sacerdotes, laicos y monjas) elevó a los altares en una ceremonia que congregó a cientos de miles de personas (más de un millón según los organizadores) en el hipódromo de Lvov. El cardenal Lubomir Husar, máxima jerarquía de los grecocatólicos, pidió solemnemente perdón a los ortodoxos.
Las palabras de Husar, acogido en la explanada del hipódromo por un coro de voces que gritaban “patriarca, patriarca” (título que no le ha otorgado Wojtyla para no irritar al patriarca de la iglesia ortodoxa) no serán seguramente del agrado de una parte del clero y de los fieles de la iglesia greco-católica, poco partidario de la línea suave con los ortodoxos. La antigua “iglesia uniata” está enormemente dividida en tendencias y corrientes internas, entre los nuevos conversos que han abandonado la ortodoxia, y los veteranos de la iglesia de las “catacumbas” –la de los años de la dictadura stalinista–, entre las congregaciones prorrusas y las proeuropeos. El Papa los exhortó "poner de relieve la importancia del celibato” e ilustrando la “importancia del sacramento del matrimonio”. Los sacerdotes de rito bizantino (o griego) pueden casarse, pero hay fuertes tendencias procelibato en parte para distinguirse de los ortodoxos.
En términos políticos, el mensaje del Pontífice al clero “uniata” fue claro. En el aeropuerto de Lvov, al despedirse del país y del presidente Leonid Kuchma, que ha asistido a varias ceremonias, declaró que la iglesia “ no dejará de exhortar a sus fieles a cooperar activamente con el Estado”. Para Ucrania Wojtyla desea que “se integre plenamente en una Europa que abrace todo el continente desde el Atlántico a los Urales”.

 

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