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ENTREVISTA ALEON GIECO, TRAS SU SHOW EN LA SEMANA ARGENTINA EN MADRID
“Incito a luchar por la solidaridad”

Concedió notas a numerosos medios españoles, visitó radios, chateó con desconocidos. Antes de abandonar Madrid, el santafesino habló con Página/12 de la situación argentina,
de Manu Chao y de su próximo disco, entre otros temas.

León actuó en la apertura musical
de la “Semana Argentina en Madrid”.
“En España magnificaron lo de Aerolíneas.
Es una cuestión argentina”, dice.

Por Esteban Pintos
Desde Madrid

“¡Eh, León!”, le gritan. El responde levantando su brazo derecho y con una sonrisa que no se puede ocultar aún detrás de sus lentes oscuros. La escena –pequeña, pero reveladora de la entidad del personaje– no se desarrolla en alguna calle de Buenos Aires o en cualquier ciudad argentina. Sucede en la Gran Vía, el tipo de avenida céntrica que cualquier gran ciudad que se precie debe tener. Por ahí León Gieco viene caminando después de buscar un kiosco –aquí no los hay, en verdad– para comprar chicles. Y algún argentino de los tantos que andan por aquí lo reconoce. En la mañana siguiente de su encendido show dentro de la Semana Argentina en Madrid, el intocable de la música popular argentina de las últimos 30 años luce tan contento como apurado. Al momento de leer esta nota, el lector debe saber que Gieco ya está en Argentina: así de corta e intensa fue su pasada madrileña. Aún así tuvo tiempo para ofrecer entrevistas a medios locales, pasar por radios e incluso –signo de los tiempos– participar de un chat con lectores del diario El Mundo. Cosas de Internet, alguien le preguntó sobre la cirugía estética de Nacha Guevara (!). Son los riesgos, graciosos en este caso, de su alta exposición como referente de un atractivo combo pensamiento artístico + acción argentinos.
Gieco, que siempre parece predispuesto al diálogo, se toma todo el revuelo que su presencia suele armar con mucha calma. Y responde. Habla del conflicto de Aerolíneas y la supuesta animosidad “antiespañola”, cuenta detalles de su disco Bandidos rurales (listo para ser editado), reflexiona sobre conceptos básicos como la solidaridad y la memoria, defiende a Manu Chao y la cumbia villera (“quiero grabar con uno de esos pibes, me encantan. Es la música del pueblo, aunque el negocio haya crecido por la radio y la tele. No hay que mezclar negocios con música”), piensa en voz alta sobre el “desliz” antisemita de Ricardo Iorio (con quien compartió las voces en la canción que da nombre a su nuevo disco, ver aparte) y hasta se permite imaginar, no tan en broma, pero tampoco no tan en serio, un hipotético futuro presidencial. Todo esto en diálogo con Página/12, un rato antes de salir rumbo al aeropuerto de Barajas. “No creo que mi camino sea la política. Además, con las determinaciones que tomaría si fuera presidente, me pegarían un balazo en la cabeza... Ya me ofrecieron ser político y podría haber sido diputado nacional por la provincia de Santa Fe. Pero ¿qué hago siendo diputado? ¿Qué haría si entrase a la Casa de Gobierno y lo viese a Alsogaray? Directamente vomitaría bilis”, dispara.
–¿Tanta demanda hacia su figura popular no lo cansa en algún momento?
–No hay límites para eso, es una forma de ser. Si soy así, soy así. Seguiré así hasta los 80, 90 años, Dios quiera tenga la suerte de llegar a cantar y tocar hasta esa edad, como Yupanqui o Sixto Palavecino. No me cuesta ser así. Algunos periodistas me preguntan “Bueno, pero de tanto pedido que te hacen, ¿no te sentís impotente de no poder cumplir con todos?” Digo que no, porque yo me siento bien cuando hago un trabajo. Es muy importante hacer algo por alguien, es una cuestión de vida.
–Sobre este punto, en estos momentos en Latinoamérica sucede una cosa parecida con Manu Chao. Sin embargo, algunos cuestionan su figura, su pasaporte de Primer Mundo, sus tarjetas de crédito... ¿Qué opina sobre él y la influencia de su discurso y actitudes?
–Me encanta Manu Chao, me siento identificado con él. La persona que piensa a partir de un pasaporte europeo me parece una cagada de persona. Cualquier ser humano tiene que ser libre y manifestarse como quiera, y si él adora la música lationamericana, todo bien. No es el único europeo así. No me importa que tenga diez tarjetas de crédito como dice Fito Páez. A Fito le podrá molestar, a mí no. Puede tener diez, veinte, treinta, quince casas, a mí no me importa. A mí me importan los discos que hace, que son muy buenos. Además no creo que él vaya a la Argentina con la intención de hacernos pensar determinadas cosas. Creo que Manu es un vagabundo, un trovador que tuvo la suerte de vender mucho. Y con la plata que gane, que haga lo que quiera. No tiene por qué regalársela a nadie... ¿Por qué se meten a criticar eso? Si a alguien no le gusta, que no compre el disco. Habiendo tantas cosas importantes para criticar en Latinoamérica, Banzer, Bussi, un intendente golpista en Tucumán, tantas cosas para decir ¿cómo nos vamos a meter con Manu? Hay que ser tarado, realmente. Criticar a un músico bárbaro porque tiene éxito. Parecen celosos.
–¿Cómo fue la situación de presentarse en Madrid, al mismo tiempo que hay un clima enrarecido entre España y Argentina? El conflicto de Aerolíneas...
–Creo que acá lo magnificaron, más que allá. Allá es una cuestión argentina, sabemos la trama interna y es un problema argentino, diferente a los problemas que pueden vivirse en España. De todos modos, creo que nosotros estamos, a través del canto, las actitudes y de nuestras declaraciones, en contra de todo lo que sea xenofobia. Algo horrible, pero tan antiguo como el ser humano mismo. Es lógico que los cesantes de Aerolíneas, además de protestar al gobierno argentino, se quejen ante la empresa española. Iberia tampoco es una empresa estrictamente española, es un pool de varias otras empresas con problemas aquí en España también. Pero eso de “fuera los gallegos” es un momento histérico de las luchas argentinas, digamos. No creo que los argentinos tengan problemas con los españoles, en realidad no tienen problemas con nadie. Que 7000 personas se queden sin trabajo es un grave problema en sí mismo. Con respecto a la rotura de vidrieras y cabinas telefónicas, es bien raro: no sé quiénes son los que hicieron eso. Pero todo esto habla un poco de lo harta que está la gente. La gente está harta de las consecuencias de los pocos gobiernos democráticos que tuvimos, está harta de las consecuencias de los gobiernos militares, de que no haya Justicia y que encima la TV le ceda espacios a los que defienden a los torturadores, está harta de que los nuevos jefes militares tengan el mismo pensamiento que Videla y está harta que la democracia sea un bombón de mierda envuelta en chocolate.
–¿Qué explicación se puede encontrar a este momento de la Argentina?
–Hay un concepto que nunca terminamos de aprender e incorporar en nuestro país, que es la solidaridad. Todos los grupos pelean por separado: los piqueteros en Salta, los de Aerolíneas en Buenos Aires, los maestros, los jubilados... Creo que la lucha debería hacerse común. Si los maestros piden 50 pesos de aumento, los demás deberían pelear por eso también. Que es lo que hacemos nosotros, en definitiva. Esperamos a los de la CTA que vienen caminando desde Rosario, estamos en la Carpa Blanca de los maestros y vamos a comer con ellos, estamos en la marcha de los jubilados, con los que reclaman por la impunidad de los atentados a la AMIA y la embajada de Israel, vamos a Tribunales a cantar, tenemos que comprar tierras para los indígenas y vamos y hacemos un disco. Yo incito a la lucha, Incito a la lucha de la solidaridad, porque en Argentina esto nunca se aprende. Nuestro problema es que no aprendemos hasta que la tragedia golpea tu puerta.

 


 

UN PROGRAMA TELEVISIVO QUE INSPIRA (AL REVES)
De Hadad a los bandidos rurales

Por E.P.
Desde Madrid

“El otro día, en su programa de televisión (que lo puse porque me dijeron que había que verlo para entender todo al revés...), Daniel Hadad dijo: ‘Estamos exportando genios e importando mendigos’. Yo le quiero decir que no estamos exportando genios. Los genios se van del país porque no tienen laburo y nadie les da pelota. Está totalmente equivocado este tipo. Pero es un buen programa para verlo al revés, ése es un tipo realmente xenofóbico.”
León engancha el comentario de televidente con una de las canciones clave de Bandidos rurales. Se llama “De igual a igual”, incluye como invitados especiales a Carlos Núñez y a Gustavo Santaolalla, y tiene una buena historia para ser contada. “Salió de la última vez que estuve aquí, hace seis meses. Los llamados ‘ilegales’ latinoamericanos me alcanzaron un diario subterráneo, donde decía: ‘Señor Aznar, si usted nos exige que en 15 días nos vayamos porque no tenemos documentos, ¿qué pasa si nosotros le pedimos que en 15 días retire sus empresas de Latinoamérica?’. De ahí viene el estribillo, que dice: ‘Si me pedís que vuelva otra vez donde nací, yo pido que tu empresa se vaya de mi país. Y así será de igual a igual’. Es así. ¿Cómo puede ser alguien tan inhumano de llamar ilegal a alguien que no tiene un documento? Si además todos los llamados ilegales que están acá, están porque hubo gente que los contrató y los hizo pasar clandestinamente para que trabajen por cero peso en los campos... Y después los abandonan, es lo mismo que pasa con los bolivianos y peruanos en la Argentina, o los mexicanos en EE.UU.”
Bandidos rurales tiene 12 nuevas canciones, participaciones de Sixto Palavecino, los hermanos Fattoruso, el cuarteto de guitarras de Alfredo Zitarrosa, Núñez, Santaolalla, Ricardo Iorio, Andrés Giménez, Chizzo, Víctor Heredia, Ricardo Mollo y Nito Mestre, además de una lujosa banda de acompañamiento compuesta por músicos de gran trayectoria en Estados Unidos (Russ Kunkel, Jimmy Johnson, Alex Acuña, Michael Thompson y David Campbell). El disco gira en torno a la leyenda de los Robin Hood de las pampas (Mate Cosido, Bairoletto, “bandidos rurales difícil de atraparles, igual que alambrar estrellas en tierras de nadie”), incluye fuertes alegatos por la memoria, cariño por Uruguay y un homenaje a las Madres de Plaza de Mayo.
En la lista de invitados resalta la presencia de Iorio, cuyo paso en falso en un tema de su último disco –reivindicando a Seineldín y otra vez atacando a los judíos– estuvo este mes en boca de medio mundo rockero.“Me enteré ahora, después de haber grabado con él", dice León. "Pero me da la sensación de que trabajo con la parte positiva de Iorio. Hay una parte oscura quizás por falta de información. Pero hay una parte de él muy interesante. Tampoco se puede pedir que un ser humano sea perfecto. No comparto que tenga una inclinación hacia Seineldín y lo que dice sobre los judíos. Pero sí comparto otro tipo de cosas: sus letras sobre gente de pueblo y esa fuerza que tiene para tocar y cantar.”

 

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