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LA LEGISLATURA APROBO EL MUSEO DE CONSTANTINI
Excepción en nombre del arte

Los diputados porteños autorizaron una excepción para el edificio del Museo de Arte Latinoamericano, que ya está casi terminado. Abrirá en setiembre con una muestra de 220 obras.

El MALBA, ubicado en Figueroa Alcorta
y San Martín de Tours, demandó una inversión de 30 millones.

Por Eduardo Videla

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, que albergará unas 220 piezas de la colección privada del empresario Eduardo Constantini –una de las más importantes del mundo en su género– será habilitado, al fin, en setiembre. La Legislatura porteña aprobó ayer una excepción a las normas edilicias de la ciudad y destrabó un largo conflicto que había forzado el propio empresario, al terminar la ampliación del edificio –en el barrio de Palermo Chico– sin que estuviera aprobado el trámite legislativo. Eso le valió una clausura de la obra y una orden para demoler lo construido en forma ilegal, dictada hace nueve días por el gobierno porteño. Una medida que ahora será revocada, aunque nada salvará a Constantini de una fuerte multa por construir sin autorización, ni al arquitecto que dirigió la obra de una suspensión de su matrícula. La ley aprobada ayer establece el acceso libre y gratuito para estudiantes de cualquier nivel, jubilados y personas discapacitadas.
Sobre el debate legislativo que concluyó ayer sobrevoló el fantasma de las excepciones irregulares otorgadas por el viejo Concejo Deliberante. A diferencia de aquellos trámites oscuros, la Legislatura sometió el tema a una doble lectura: el proyecto que le permite a Constantini construir más metros cuadrados que los autorizados tuvo una primera aprobación en diciembre, luego fue sometido a una audiencia pública, en marzo, y finalmente recibió ayer su sanción definitiva. En el medio, los legisladores pidieron un informe de impacto ambiental para conocer las consecuencias de la obra para el barrio.
Curiosamente, la Dirección de Fiscalización de Obras clausuró el lugar el 20 de junio último, ocho días antes de aprobarse el proyecto, cuando en realidad el edificio estaba casi terminado desde febrero.
La excepción fue aprobada por 34 votos contra 11 y una abstención –hubo 24 ausentes al momento de votar–. La apoyaron los legisladores de la Alianza, Encuentro por la Ciudad y Fuerza Republicana, entre otros, y la rechazaron los diputados de la izquierda y algunos peronistas, como Juliana Marino, Eduardo Valdés y Alicia Pierini.
“Estamos convencidos de que la aprobación del museo tiene que ver con el bien común, de la ciudad y de los ciudadanos”, dijo el frepasista Marcelo Vensentini, al defender el proyecto. En cambio, justicialista Juliana Marino, sostuvo que la excepción es “una vuelta a los viejos procedimientos del Concejo Deliberante, pero con nuevos mecanismos de encubrimiento”. La legisladora dijo que no se tuvieron en cuenta las críticas vertidas en la audiencia pública. Vensentini replicó que los cuestionamientos se tuvieron en cuenta, pero los calificó de minoritarios.
Algunos legisladores, como Jorge Altamira, del Partido Obrero, dijeron que el emprendimiento de Constantini “no es un museo sino una colección privada”. “Se va a convalidar un procedimiento irregular por medio de una ley”, cuestionó el legislador del PO. En cambio, el justicialista Pacho O’Donnell le quitó el tono dramático al debate: “No creo que votar a favor nos convierta en cómplices de una irregularidad, ni que oponerse sea estar en contra de la cultura. Estoy seguro de que la ciudad de buenos Aires no puede renunciar a exhibir una colección privada como la de Constantini”.
El museo, ubicado en Figueroa Alcorta y San Martín de Tours, comenzó a construirse hace tres años. Tiene en total 4700 metros cuadrados, con techos de cristal. Los ambientes son climatizados y cuentan con un sistema de control inteligente, de última generación, contra robos e incendio. La colección que se exhibirá allí incluye obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, Fernando Botero, Antonio Berni, Alejandro Xul Solar, Cándido Portinari, Emilio Pettoruti y Antonio Seguí, entre otros.
El lugar cuenta también con un auditorio con 270 butacas y un escenario, y un espacio destinado a una biblioteca especializada en arte latinoamericano. El director del museo es el mexicano Agustín Arteaga, ex titular del Museo del Palacio de Bellas Artes de México. La inversión total en la construcción es de 30 millones de pesos, sin contar el valor del terreno, y el gasto operativo se estima en 2 millones anuales. La Secretaría de Medio Ambiente calificó el proyecto como de “mediano impacto”, por lo que para concretar la habilitación Constantini deberá presentar sus estudios ambientales. “Con la aprobación de la ley queda sin efecto la clausura, pero se le aplicará una multa del 500 por ciento sobre el derecho de construcción por cada metro que construyó de más sin permiso”, aseguró una fuente de la Secretaría de Planeamiento Urbano del gobierno porteño.

 


 

POR LA MUERTE DE NATALIA MELMANN
Detienen a un policía

Anoche, la conexión policial en el caso Melmann tomó cuerpo legal: el suboficial Oscar Echenique, en disponibilidad preventiva, fue detenido sospechado de haber participado en el crimen de Natalia en Miramar. Pocos días después de la fuga del Gallo Fernández, en aquel momento único imputado por el crimen, Página/12 informó sobre sus relaciones como buchón de la comisaría local, y publicó cuatro de cinco nombres de policías que figuraban en una lista de sospechosos. Entre ellos aparecía el nombre del suboficial Echenique.
Echenique fue uno de los policías pasados a disponibilidad. Lo acompañaron más de veinte uniformados que fueron trasladados a dependencias marplatenses. Se trató de un gesto formal del ministro de Seguridad, Ramón Verón, para desinflar los ánimos de la caldeada ciudad veraniega. Ninguno de ellos fue procesado. Por entonces, el fiscal marplatense Marcos Pagella, concentraba sus esfuerzos en encontrar y procesar al Gallo Fernández, un ex convicto con oscuras relaciones con la policía y el circuito de la droga en Miramar.
Después de que el Gallo fue detenido y procesado por homicidio simple –luego recalificado como homicidio doblemente agravado–, y que la causa no avanzara sobre los policías acusados por toda la comunidad miramarense, Echenique festejó con un asado haber quedado fuera de toda sospecha. Las pruebas contra Gallo estaban concentradas en presuntos arañazos sobre su rostro. Las pericias de ADN determinaron que su piel no fue la que quedó entre las uñas de Natalia. Pero, curiosamente, Echenique presentaba rasguños dos días después del crimen.
Junto a Echenique, Pagella ordenó la detención del Mono Suárez y de Anselmini.

 

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