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La bicicleta bomba hizo su debut
madrileño atacando a un general

Con heridas graves, pero sin peligro para su vida, se saldó un atentado de ETA contra un general de ejército. Hubo 19 heridos más.

Una toma de la destrucción causada por la bomba.
El artefacto estalló cuando
el general salía de su casa.

Por Carolina Bilder
Desde Madrid

ETA eligió ayer una de las calles más transitadas de la ciudad, repleta de comercios, cientos de coches y mucha gente en las veredas, para reaparecer en Madrid por tercera vez en lo que va del año. A las 8.30 de la mañana intentó asesinar al general Justo Oreja Pedraza, un alto funcionario del Ministerio de Defensa español, activando por control remoto un paquete bomba colocado en una bicicleta justo cuando éste pasaba por el lugar. Siete horas después, las sirenas, el caos y los sobresaltos se reprodujeron a unos centenares de metros cuando, después de que los etarras hicieran explotar parcialmente el coche que habían utilizado por la mañana para escapar, la policía hizo estallar una bomba trampa que descubrió escondida en el baúl de ese mismo vehículo.
La tragedia pudo haber sido mayor porque unos minutos antes de la detonación, el general Oreja Pedraza, de 62 años, estaba acompañado por su mujer y uno de sus cuatro hijos. Esta vez no hubo muertos, pero la bomba dejó 20 heridos, más de 70 viviendas afectadas y una sucursal del Banco Bilbao Vizcaya totalmente destruida, según explicó Fernando Macías, jefe del Departamento de Control de Edificación del Ayuntamiento de Madrid.
El Ministerio del Interior no tiene dudas respecto de que Oreja Pedraza era el objetivo del atentado de ETA porque los terroristas activaron el paquete bomba por control remoto justo cuando el general pasaba por donde estaba apostada la bicicleta Mountain Bike cargada con cuatro kilos de explosivos, junto a una sucursal del Banco Bilbao Vizcaya, en el número 138 de la calle López de Hoyos. Según fuentes de la investigación, los etarras habrían estado vigilándolo a poca distancia y conocían cada uno de sus movimientos. Por eso esperaron a que, como cada día a esa hora, el general bajara de su piso para comprar el diario.
Justo Oreja Pedraza es un militar graduado en Derecho, Sociología y Ciencias de la Información, que ascendió a general de brigada en 1997 y fue destinado al Cuerpo de Intervención General del Ministerio de Defensa español. Según relató ayer su hermano, no llevaba escolta porque no se consideraba un objetivo de ETA. “Nunca ha tenido miedo de sufrir un atentado y nos decía al resto de la familia que no temiéramos”, contó Angel Oreja Pedraza a la prensa, luego de considerar que su hermano fue víctima del atentado por ocupar un alto mando del Ejército y “quizá, también, por apellidarse Oreja y ser relacionado con el ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja”. A su vez, el ministro de Defensa español Federico Trillo indicó que el general tomaba medidas de autoprotección, mientras los vecinos declararon que algunas veces les había comentado que por su condición de militar podría ser un objetivo de ETA, aunque “no quería que su vida se viera alterada por este hecho”, dijo uno de ellos.
Oreja Pedraza fue trasladado al Hospital de la Paz y según el parte médico su pronóstico es grave, si bien su vida no corre peligro. Tiene lesiones en todo el cuerpo, traumatismo craneal y quemaduras en la cara, los brazos, loas piernas y el tórax. El director médico del hospital, Joaquín Díaz Domínguez, afirmó en una rueda de prensa que “podría perder la falange del meñique de la mano izquierda”. El resto de los heridos, que suman 19, fueron atendidos en distintos hospitales públicos. Todos están fuera de peligro, a excepción de una mujer que hasta ayer a la tarde continuaba con pronóstico “grave”.
No es la primera vez que ETA utiliza una bicicleta bomba para sus atentados, aunque su “modus operandi” más habitual es la colocación de coches bomba. En 1990, los etarras asesinaron al policía nacionalIgnacio Pérez Alvarez haciendo explotar un artefacto colocado en un bicicleta. Siete años después, en 1997, se valieron de una motocicleta para atentar contra el concejal del Partido Popular Manuel Zamarreño.

 


 

ISRAEL BAJO SU EXIGENCIA A UNA SEMANA EN CALMA
Observadores sí, observadores no

En Washington, el premier israelí Ariel Sharon salió el martes de entrevistarse con George W. Bush en la Casa Blanca diciendo que diez días de calma conmoverían Medio Oriente. Ayer, tras una reunión de alrededor de dos horas en Jerusalén con el secretario de Estado norteamericano Colin Powell, dijo que con siete días basta. “Después comenzará un período de distensión de seis semanas”, añadió Sharon, y después vendrán las “medidas creadoras de confianza”, que prefirió no detallar. Según Powell, el líder palestino Yasser Arafat también ha dado en la tarde de ayer su acuerdo sobre este calendario. Y la Casa Blanca desmintió la alegría de los palestinos que habían entendido que Powell pedía observadores internacionales.
En su informe, publicado el pasado 21 de mayo, la comisión presidida por el ex senador norteamericano George Mitchell, preconizaba el cese de la violencia. A esto debía seguir un período de calma y, a continuación, medidas destinadas a restablecer la confianza entre ambas partes –entre ellas la suspensión de la colonización israelí– y, en último lugar, negociaciones para hallar una solución definitiva al conflicto.
Por un momento, ayer pudo parecer cierto: el Secretario de Estado norteamericano Colin Powell se había colocado abiertamente al lado de los palestinos al apoyar en Ramala, tras entrevistarse con Arafat (antes de encontrarse con Sharon), el envío de observadores internacionales a los territorios autónomos, a pesar de la conocida oposición de los israelíes, que se niegan a que se despliegue en la zona fuerzas extranjeras. Después llegó la aclaración. “No hay modificación de la posición estadounidense”, dijo en Washington el vocero de la Casa Blanca Ari Fleischer, y añadió que Powell se refirió a “una especie de función de supervisión”. Fleischer recordó que esto es parte del acuerdo de Wye Plantation para Medio Oriente firmado en 1998, y que israelíes y palestinos tienen que acordar ese tipo de supervisión. El ministro palestino de la Información, Yasser Abed Rabbo, se había felicitado de que Powell hablara “por primera vez positivamente de supervisión internacional”.
La visita de Powell ha sido acogida con muestras de desconfianza y protesta de los radicales palestinos. “Arafat no cedas a las presiones americanas”, cantaron millares de voces en la ciudad asediada de Kalkilia, pero también en la capital Gaza, Ramala o en los campos de refugiados de Jan Yunes, Jabalia o Balata. Mientras se desencadenaba la ofensiva diplomática continuaban ayer registrándose sobre el terreno numerosos incidentes; el más preocupante de todos en el norte de Cisjordania en la zona de Jenin, donde un vehículo de colonos fue tiroteado por francotiradores, que mataron a una mujer. Arafat pidió su arresto. El atentado coloca una vez mas a los colonos en pie de guerra, dispuestos a continuar presionando sobre Ariel Sharon, para que actúe con contundencia contra los palestinos y ponga fin a la tregua.

 

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