Nunca una buena si no viene
acompañada de una mala. Esta podría ser la queja recurrente
del presidente colombiano Andrés Pastrana. Lleva casi tres años
de gobierno con un programa estrella: el proceso de paz con las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más grande
del país. Pero como el proceso de paz se lleva a cabo mientras
la guerra no terminó, la Confederación Sudamericana de Fútbol
podría suspender la realización allí de la Copa América
(ver sección Deportes). Además, las FARC ya
dijeron que extenderán la lucha armada a las ciudades, lo que provocó
la reacción de la clase política colombiana. Entretanto,
la buena noticia es que ayer las FARC liberaron a 242 militares y policías,
luego del intercambio humanitario entre guerrilla y gobierno de la semana
pasada. Con la custodia de efectivos de las FARC, estos uniformados atravesaron
la selva del sur del país durante más de tres semanas, en
canoas y a pie, para llegar a las cercanías del municipio de La
Macarena, donde se encontraron con sus familiares.
La Macarena es uno de los cinco municipios de la zona desmilitarizada
de 42.000 km2 que en 1998 el gobierno de Pastrana entregó a las
FARC para iniciar el proceso de paz; es decir, que la entrega se produjo
en territorio rebelde. A la ceremonia asistieron el Alto Comisionado para
la Paz del gobierno, Camilo Gómez que estuvo presente en
el intercambio de prisioneros de la semana pasada los diez delegados
de la Comisión internacional que apoya el proceso de paz, integrantes
del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y los familiares
de los militares y policías liberados. Parece que las FARC querían
más pompa. Como se trata de un gesto unilateral de buena
voluntad (esto es, al gobierno en esta ocasión no entregó
a ningún miembro de la guerrilla), las FARC cursaron invitaciones
a las Fuerzas Armadas colombianas y al mismo Pastrana. Las primeras recibieron
hasta con molestia la invitación. La molestia habrá sido
mayor cuando escucharon decir al comandante guerrillero Germán
Grannobles Briceño que se trata de una derrota
para el enemigo. Estamos entregando a sus prisioneros por voluntad propia
y totalmente desarmados.
El 4 de junio, dos días después de la firma del acuerdo
humanitario entre Pastrana y el líder de las FARC, Manuel Tirofijo
Marulanda, los uniformados liberados ayer iniciaron el viaje hacia La
Macarena desde los distintos campamentos, dentro de la zona desmilitarizada,
en los que estaban presos. La mayoría de ellos habían sido
capturados hace tres años en destacamentos militares del sur del
país, como los de Mitú y Miraflores. Según sus propios
relatos, debieron hacer caminos a pie y remar en canoas por los ríos
que atraviesan la selva del sur de Colombia, como si se tratara de una
versión en pequeño de El corazón de las tinieblas
de Joseph Conrad. Anteayer, Camilo Gómez se entrevistó con
todos ellos y los médicos de la Cruz Roja les hicieron la revisación
médica. Durmieron en casillas alrededor del lugar donde serían
liberados.
Ayer, finalmente, se abrazaron con sus familias. Fue algo realmente
inhumano, esto no debe volver a pasar, por ello es necesario terminar
con esta guerra absurda, declaró un soldado. Aprendí
a darle un nuevo valor a la vida. Creo que eso es lo único bueno
que puede dejar una experiencia tan cruel como esta, expresó
otro. Muchos se quejaron de que sus superiores finalmente no habían
sido liberados. Los militares liberados van a tener un motivo adicional
de queja: luego de tres años de estar presos en la selva, tienen
apenas diez días de descanso.
Pero la alegría en La Macarena no se trasladó a Bogotá,
donde más bien se sacaban consecuencias del discurso que el número
dos de las FARC, Jorge Briceño, alias Mono Jojoy, había
pronunciado el miércoles por la noche ante los uniformados. El
monte se va a quedar solo, ya que los guerrilleros se van pa la
ciudad; una forma pintoresca de decir que las FARC van a extender
la lucha armada a las ciudades. Ya el fin de semana pasado, luego del
intercambio de 60 personas entre las FARC y el gobierno, un comando de
la guerrilla asaltó la cárcel de máxima de seguridad
de LaPicota, en Bogotá, donde al menos cien presos (algunos de
las FARC) escaparon, cinco murieron y otros 12 resultaron heridos.
El hecho es que parte de la clase política se quiere comer vivo
a Pastrana por la aparente libertad de movimientos y actitudes de las
FARC a pesar de tratarse de un proceso de paz. Los precandidatos presidenciales,
Horacio Serpa (liberal), Noemí Sanín (independiente), Alvaro
Uribe (conservador disidente) y otras figuras políticas dijeron
que era hora de un replanteo del esquema de un proceso de paz sin tregua
previa. En ese sentido, el gobierno de Pastrana es quien impulsa el Plan
Colombia, un programa antiguerrillas liderado militarmente por Estados
Unidos. Quizás por todo esto la liberación de los prisioneros
de las FARC, el único logro palpable de este proceso, aún
no genere demasiado entusiasmo.
EL
MONJE NEGRO, EN LA CARCEL QUE HIZO CONSTRUIR PARA GUERRILLEROS
Montesinos quedó encerrado en su laberinto
Por Carlos Noriega
Desde
Lima
Vladimiro Montesinos ya se encuentra
recluido en una de las ocho celdas de la Base Naval del Callao. Con el
chaleco antibalas que no se ha sacado en ningún momento desde su
llegada al Perú fue trasladado en la madrugada del jueves en una
camioneta policial con lunas polarizadas desde el Palacio de Justicia,
ubicado en el centro de Lima. Veinte patrulleros le dieron custodia durante
el viaje de 15 minutos. El Monje Negro del fujimorismo había amenazado
con una huelga de hambre si era llevado a esa prisión militar que,
paradójicamente, él mismo mandó habilitar bajo condiciones
extremadamente rigurosas para internar reclusos civiles.
La celda de aislamiento en la que el ex hombre fuerte del Perú
ha quedado recluido tiene dos por tres metros, no cuenta con ventanas,
tiene una litera de cemento pegada a la pared y los servicios higiénicos
junto a otra de las paredes. Tiene una sólida puerta metálica
con una rendija por la cual se les pasa la comida a los reclusos. Un pequeño
foco es toda la iluminación del lugar. El agua de los servicios
higiénicos sólo puede ser abierta desde el exterior por
los guardias. Montesinos ha quedado prisionero en su propia creación.
Fue él quien diseño este durísimo régimen
carcelario, pensando enterrar en esas celdas a los líderes
de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru
(MRTA), a quienes ordenó que sólo se les deje salir media
hora diaria a caminar por un patio, y en turnos para que no tengan contacto
entre ellos, y les limitó las visitas a una vez al mes. Estas condiciones
inhumanas se han flexibilizado con el nuevo gobierno. Ahora, Abimael Guzmán,
líder del maoísta Sendero Luminoso, y Víctor Polay,
jefe del guevarista MRTA, junto a otros cuatro dirigentes de esos grupos
subversivos, son los nuevos vecinos del ex asesor de Fujimori.
Un verdadero pánico se ha apoderado de muchos sectores ante la
revelación de que Montesinos ha decidido acogerse a la ley de colaboración
eficaz para negociar la información que tiene sobre el funcionamiento
de su red mafiosa a cambio de evitar una condena a cadena perpetua. Una
descompuesta Martha Chávez, una de las más conspicuas dirigentes
del fujimorismo, salió a decir que lo que diga una persona
no es suficiente para acusar a nadie. Como presidenta de la Comisión
de Defensa del Congreso durante la era fujimorista, Chávez jugó
un papel clave para encubrir las actividades delictivas de Montesinos.
En ese afán llegó al extremo de decir que Leonor La Rosa,
una ex agente de los servicios de inteligencia torturada por sus compañeros
hasta quedar parapléjica, se había autoflagelado para desprestigiar
al gobierno. Ahora dice que hay un intercambio de favores
entre algunas personas que han recuperado elementos que Montesinos tenía
y que los comprometían, a cambio que éste acuse a Fujimori
y a otras personas. No mencionó quienes habrían realizado
esa supuesta negociación, ni aportó ningún elemento
que respalde sus afirmaciones. Indignada y peleando con la prensa, alzó
la voz para clamar: Hay personas que decían apoyar a Fujimori
y ahora lo han traicionado.
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