Por Cristian Vitale
Fue a comer una pizza
por ahí, viene en dos minutos. La puntualidad inglesa de
Steve Hackett tranquilizaba a Patricia, su agente de prensa, antes de
la entrevista. En efecto, el guitarrista no se atrasó un segundo:
a las 14, cordial y sosegado, estaba dispuesto a contestar todo acerca
de su segunda visita a la Argentina. Espero que esta sea una buena
estadía, tal como sucedió en mi primer viaje. Estoy seguro
de que el público y yo vamos a disfrutar como aquella vez,
pronosticó antes de viajar a Rosario para dar el primer show, ayer,
de una gira que involucra presentaciones en el Teatro Real Córdoba
(hoy), Teatro Bristol de Martínez (mañana) y el Teatro Coliseo
(el domingo), a Chile, Brasil, Venezuela, Costa Rica y México.
Para todo rocker con cierto conocimiento, es casi una obviedad que el
hombre es el brillante guitarrista que acompañó a Peter
Gabriel, Phil Collins, Mike Rutherford y Tony Banks en el mejor Genesis,
aquel de los antológicos discos destructores de púas en
el mundo progresivo-progresista de los 70: basta con citar Selling England
by the pound (1973), Foxtrot (1973) o The lamb lies down on Broadway (1974).
Pero ese hombre había estado paseando solo a metros del Obelisco
en medio de una multitud de celulares y personas, y nadie lo había
reconocido.
Ajeno a tal indiferencia, Hackett insiste: Me gusta el público
argentino porque está abierto a todas las tendencias musicales.
Lo importante no es el género, sino la capacidad para captar la
belleza de la música. Coautor de todos los temas de Génesis
entre Nursery Crime (1970) y Seconds out (1977) -.año de su renuncia
al grupo, entonces liderado por Collins, Hackett es también
uno de los solistas de rock más prolíficos en cuanto a la
producción de discos: desde su debut con The voyage of acolyte
-.una joyita sinfónica allá por 1975, hasta el presente
editó la nada despreciable suma de 22 trabajos, entre los cuales
se destacan el excéntrico Defector (1980), el intimista Bay of
Kings (1983) y una conspicua revisión personal de su Génesis
(Genesis Revisited, 1997).
¿Tiene algún disco favorito en su carrera solista?
Es muy difícil elegir uno. Me gusta mucho Spectral mornings
(1979), soy fan de ese disco. Sin embargo, en los shows no toco ningún
tema de ese álbum. No quiero ir muy atrás en mi carrera
cada vez que hago un recital.
Efectivamente, el repertorio a presentar en sus shows argentinos está
más ligados a sus últimas producciones -.en el caso de Darktown
(1999) o Sketches of Satie (2000) más cercanas al jazz fusión
y la música clásica-, que combinará con infaltables
perlas de su célebre ex grupo: Voy a tocar bastantes canciones
de Genesis, sin olvidar lo nuevo, relata.
En estos tiempos, ¿aún se puede definir el rock progresivo
como género?
Creo que la música progresiva es parte de la nostalgia. Está
en nuestra memoria. Para el resto de los integrantes de Genesis, por ejemplo,
la música pop es más importante. Sin embargo, a mí
me sigue gustando tocar instrumentos. Conservo esa costumbre.
¿Hay una especie de fin de la historia en la
música, dada la desaparición del concepto progresivo?
No creo que haya que llevarlo a ese extremo. Pero es cierto que
la música no tiene el mismo sonido de aquel entonces, y que se
perdió cierta belleza estética en las canciones. Y también
es verdad que hoy hay más músicos que prefieren los sintetizadores
a los instrumentos.
¿Cómo era el Hackett del Genesis de los 70 y
cómo es el de hoy?
Sigo siendo el mismo, aún me siento un músico progresivo.
Aún busco la magia en la música, exactamente igual que en
los 70. Pero ahora, la búsqueda está más vinculada
al jazz y a la música clásica que al rock sinfónico.
Recientemente estuve escuchando música húngara y me influyómucho.
Existen tremendos músicos de jazz y de folk en ese país.
Son fantásticos y universales.
¿Le gustaría volver reunir aquella formación
de Genesis?
No sé si es posible volver a reunir al Genesis de los 70.
Cada uno está preocupado en sus propios quehaceres. Pero, por lo
menos, me encantaría juntarme al menos un día con ellos.
Es imposible olvidar a un cantante tan maravilloso como Peter Gabriel.
Pero soy consciente que la vida es distinta, los caminos son distintos
y la sensibilidad cambió mucho en todos nosotros.
Aquí en Argentina, los fans dicen que el verdadero Genesis
fue el que integraron usted, Gabriel y compañía....
Cuando estaba en el grupo, Phil (Collins) era un baterista genial,
que aportaba su talento para que el feeling entre nosotros se mantuviera
vivo. Creo que después, cuando el grupo se inclinó hacia
el pop y él empezó a cantar más seguido, perdió
la magia que lo había caracterizado.
¿Cómo ve al rock británico en la actualidad?
No es un momento muy feliz para el rock en Inglaterra. Hay principalmente
música pop programada y en estos días, ser un grupo en Inglaterra
significa, por definición, acompañar al cantante. Para encontrar
música bien tocada hay que recurrir al jazz o a la clásica.
¿Cuál es su mirada del pasado entonces? ¿Es
nostálgico?
Depende. Los 70 fueron una buena época, pero no me
gustaría vivirla de nuevo. De elegir una década serían
los 60, incluso la época anterior al Flower Power. Los tiempos
de Revolver (The Beatles, 1966), de Clapton con John Mayall and the Bluesbreakers,
de Jimi Hendrix y la joven Marianne Faithfull. Me encantaría revivir
los tiempos de la inocencia del rock, cuando las drogas eran todavía
solo un ámbito para experimentar.
Tango cool
¿Qué opina de la música argentina?
Mi referente musical argentino es sin dudas Astor Piazzolla.
Disfruto mucho con su música, Tengo el álbum que hizo
con Gary Burton (El nuevo tango, de 1986). Y recuerdo haberlos visto
tocar en vivo esos temas en un festival de jazz, canciones como
Vibrafonísimo, Pequeña Italia
y Sueño de Laura. El tango de Piazzolla es diferente,
es cool, es muy bueno.
¿Sabe algo sobre el rock argentino?
Lo siento, pero no. No conozco nada.
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