Por Raúl
Dellatorre
Jaqueado por el reclamo de
los gobernadores provinciales por las deudas impagas, por los mercados
especulando contra los títulos de deuda argentinos y llevando el
riesgo país a 1025 puntos, por las advertencias del economista
Guillermo Calvo sobre las dificultades futuras para afrontar los vencimientos
de la deuda, por un desempleo en alza y una fuerte sospecha de que la
reactivación no llegará antes de fin de año, ayer
el presidente de la Nación debió salir a desmentir las versiones
sobre la renuncia de Domingo Cavallo. En el trasfondo de este complicado
panorama queda la disputa entre el ministro de Economía y otros
miembros del gabinete en una pulseada por las partidas presupuestarias
y la indefinición presidencial para laudar en la controversia.
Las versiones que tuvieron como epicentro la city porteña señalaron
al canciller Rodríguez Giavarini como eventual reemplazante del
titular del Palacio de Hacienda. El ministro de Relaciones Exteriores
negó esa especie y, al igual que Fernando de la Rúa, planteó
el apoyo total a la gestión del jefe de Economía. Fuentes
cercanas a Cavallo, que no niegan la existencia de mar de fondo,
aseguran que el ministro ni siquiera amenazará con su renuncia
pero no descartan que su posición intransigente pueda seguir generando
cortocircuitos.
Desmiento todo rumor, acá hay una gran conjunción
y unidad en el Gobierno, el ministro de Economía tiene todo mi
respaldo para llevar adelante su gestión, señaló
De la Rúa a media tarde, cuando las versiones arreciaban y recalentaban
a los mercados y el ambiente político. La presión de los
mercados, a la que se sumaron las dudas planteadas por el economista jefe
del BID, Guillermo Calvo, parecían orientadas a forzar al Gobierno
a ejercer una mayor disciplina fiscal, según las interpretaciones
más livianas, o a colocar directamente al país en situación
de default cesación de pagos y orientar
hacia la dolarización como salida obligada, conforme a la opinión
de otros.
Desde el Palacio de Hacienda y su entorno hacían ayer una lectura
menos dramática. Es un problema de números,
señalaron a Página/12, aludiendo a las dificultades para
cerrar las cuentas fiscales. El tironeo con los ministerios de Salud y
Trabajo son los más evidentes. Con Héctor Lombardo, el tema
del PAMI está en la cima de un cúmulo de desencuentros.
Con Patricia Bullrich, la disputa pasa por las partidas que ésta
requiere para apagar el incendio del desempleo y que Economía le
niega. El secretario de Empleo, Horacio Viqueira, surgió esta semana
como la fuerza de choque, cuestionando incluso la rebaja en el impuesto
a las ganancias sobre sueldos medios y altos, cuando al mismo tiempo se
niegan fondos para ayudar a hogares indigentes.
Lo que dice Calvo es cierto, dicen en voz baja allegados al
cavallismo, al referirse a las críticas del economista de Maryland
porque no se bajó más el gasto público. No
necesariamente es una opinión que vaya en contra de Cavallo,
interpretan, poniendo el eje en la disputa hacia la interna del Gobierno
antes que en un ataque externo. Por su estilo, Cavallo no va a amagar
con renunciar, sino que se va a mantener intransigente en su posición
y va a dar pelea, señaló la fuente. ¿Y
qué dice el Presidente ante estas peleas por los fondos, que es
quien debería laudar?, le preguntó este diario al
allegado cavallista. Nada, fue toda la respuesta.
Hacia afuera y como expresión pública, el gabinete nacional
estrechó filas y cargó las culpas sobre los gobernadores
justicialistas, echando a rodar la versión de que sus demandas
de fondos serían responsables de la inquietud de los mercados.
El Ministerio del Interior difundió anoche que su titular, Ramón
Mestre, junto al jefe de Gabinete y Cavallo, había delineado a
última hora del jueves la propuesta que presentarán a los
mandatarios provinciales, el lunes, para cancelar una deuda de 90 millones
de pesos por cuatro cuotas pendientes del fondo fiduciario previsto paraeste
año. Hay decisión política de pagar esa deuda,
el lunes se verá cómo se cancela, fue el mensaje que
Mestre le transmitió ayer a los gobernadores aliancistas, mientras
que Chrystian Colombo hacía lo propio con los justicialistas. El
gobierno confía en que,cerrado ese frente de pelea, las aguas tenderán
a aquietarse. Interpretación que sólo se alimenta de la
baja ponderación que se le asigna al conflicto en el frente financiero
externo y al subyacente al interior del propio gobierno.
Mientras tanto, es la temperatura de los mercados la que sigue marcando
el nivel del conflicto político. La sensación de inestabilidad
económica y social se anota como dato de la realidad al juzgar
la confiabilidad de los bonos argentinos, pero tampoco escapa al subibaja
de las cotizaciones la especulación sobre el rumbo de la política
económica y los condicionantes que le pueden imponer al gobierno
un puñado de fondos de inversión extranjeros. Según
señaló ayer Calvo, los mercados no terminaron de digerir
las últimas medidas cambiarias resueltas por Cavallo, una
forma elíptica de decir que no le dieron su aprobación y
buscan una alternativa más rentable.
Las nuevas presiones del mercado y el grado de vulnerabilidad que generan
ponen de manifiesto que la estrategia del megacanje de bonos no fue suficiente
para lograr la ansiada estabilidad, ni despejó el camino hacia
la reactivación, como se pretendía desde el discurso oficial.
El poder financiero, bajo el ropaje de la entelequia denominada mercado,
volvió a mostrar que sigue teniendo la sartén por el mango.
Y como cantaba María Elena Walsh, el mango también.
SE
FIRMO EL DECRETO PARA PAGAR MENOS GANANCIAS
Para que la gente se anime
A un par de semanas de que se
difunda el índice de desocupación sin que ningún
integrante del gabinete nacional se muestre muy preocupado por encontrar
paliativos para los 2,2 millones de personas sin empleo, record histórico,
el Gobierno se preocupó ayer en difundir el decreto que beneficia
a la clase media y media alta con la devolución de pagos del Impuesto
a las Ganancias. Fernando de la Rúa firmó el decreto que
establece una reducción de las cargas para contribuyentes asalariados
y autónomos de Ganancias, medida que entra en vigencia con retroactividad
al primero de enero de este año.
La disposición comenzará a regir en los hechos en agosto,
cuando se perciben los haberes de julio. En su primer artículo,
el decreto modifica los importes anuales que por salario familiar quedarán
exentos de tributar:
Por cónyuge se pasa
de 2040 a 2400 pesos y por hijo o familiar a cargo se pasa de 1020 a 1200
pesos.
El monto deducible por deducciones
especiales (gastos de salud, seguros, uso de móviles, entre otras)
pasará de 4500 a 6000 pesos por año, para el caso de trabajadores
autónomos.
También se dispone incrementar
de 4000 a 20000 pesos el importe deducible del pago de intereses de créditos
hipotecarios tomados desde el primer día de este año.
Se estima, según cálculos realizados por especialistas impositivos,
que los solteros que ganen más de 1694 pesos mensuales y los casados
que perciban más de 2063, pasarán a pagar menos impuesto.
De acuerdo con los datos del INdEC, los asalariados beneficiados serían
alrededor de 500 mil personas. En el decreto no se fijaron los mecanismos
para devolver el dinero, pero en Economía sostienen que será
en una única cuota.
Con esa medida, Cavallo pretende revitalizar la demanda interna a fin
de motorizar una recuperación del nivel de actividad, pero corre
el riesgo que ante la incertidumbre sobre la evolución de la economía
ese mayor ingreso disponible no se destine al consumo sino al ahorro,
con lo que el efecto buscado quedaría en la nada.
El índice maldito
cerca del 17%
El Gobierno siguió ayer desorientado en su intento de explicar
el fuerte salto descripto por la desocupación, mala noticia
que se difundirá en las próximas semanas. Mientras
el secretario de Empleo, Horacio Viqueira, se pronunció por
la necesidad de implementar un seguro para desocupados con hijos,
su jefe, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, ni siquiera
hizo mención a esa posibilidad. Bullrich se limitó
a efectuar una convocatoria al sindicalismo a trabajar juntos
para solucionar el grave problema de la desocupación.
Esa tasa maldita se ubicará más cerca del 17 que del
16 por ciento, según los últimos informes preliminares
del INdEC en manos del ministro Domingo Cavallo. Así, el
Gobierno De la Rúa tendrá el triste record de la mayor
cantidad de personas sin empleo, que superará los 2,2 millones.
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Los
inversores tienen una agenda para el ministro
Inversores de la city piensan que la economía no crecerá
y, por lo tanto, apuestan en contra vendiendo bonos. Esa liquidación
dispara el riesgo país. Página/12 realizó un relevamiento para
saber qué quieren que haga Cavallo.
El
riesgo país tocó los 1061 puntos,
para cerrar a 1025.
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Por Claudio Zlotnik
Otro día de furia en
los mercados. A las 11, el índice que enloquece al Gobierno, el
riesgo país, trepaba a 1061 puntos, el nivel más alto después
del megacanje, operación que, en teoría, iba a tranquilizar
a las fieras. A esa hora, los operadores, hipnotizados frente a sus pantallas,
leían cables de las agencias de noticias internacionales con las
últimas declaraciones de Guillermo Calvo, que ponía en duda
la solvencia fiscal de la Argentina. También sobre las disputas
entre el gobierno nacional y los gobernadores del justicialismo. Y, como
postre, se hacían fuertes los rumores sobre la renuncia de Domingo
Cavallo. Se viven jornadas de histeria entre los financistas y cualquier
versión acelera la corrida. Finalmente, el riesgo país terminó
en 1025 puntos (15 sobre el cierre anterior), los títulos perdieron
entre 2,0 y 2,5 por ciento en promedio y las acciones cayeron 1,8 por
ciento, acumulando una baja del 6,5 por ciento en el mes. A su vez, la
tasa interbancaria saltó al 9,25 por ciento anual. A la hora de
sugerir políticas para que bajen el riesgo país y las tasas,
los corredores y analistas bursátiles repiten una receta ya conocida:
ajustar el gasto público. Como si esa medida supuestamente salvadora
no formara parte del mismo menú que dejó a la economía
en terapia intensiva.
En medio de las turbulencias, Página/12 se comunicó ayer
con seis protagonistas del mercado: dos analistas bancarios, dos operadores,
un consultor y un economista de un banco de inversión de Wall Street.
Las preguntas fueron las mismas para todos ellos:
-¿Por qué el riesgo no baja?
-¿Qué medidas harían falta tomar para salir de la
crisis?
El diagnóstico fue coincidente:
Los bonos no se recuperarán
hasta tanto no haya señales concretas de que la economía
se está reactivando. Respecto de las propuestas, ganó el
ajuste por amplia mayoría. Salvo el economista que trabaja en Nueva
York, los demás se inclinaron por esa vía.
Los financistas son insaciables. Mediante distintos golpes de mercado,
impulsaron sus recetas mágicas a prueba de fallas. Festejaron cada
ajuste, las privatizaciones y cada medida rescatada de los manuales de
la ortodoxia. El objetivo fue siempre el mismo: disminuir el déficit
fiscal para, de esa manera, asegurarse el cobro de los servicios de la
deuda. Aun cuando existe consenso en que el ajuste retrae el consumo,
ahondando la depresión económica, los voceros de los inversores
de títulos públicos (bancos, AFJP, compañías
de seguro y fondos de inversiones internacionales) claman por un achicamiento
adicional del gasto para garantizar los pagos de la deuda. En ese marco,
entonces, el riesgo país funciona como un termómetro que
mide la (des)confianza en la capacidad fiscal de la Argentina.
¿Qué reclaman ahora los inversores? En la compulsa realizada
por este diario surgió una agenda con muchas (y conocidas) medidas
disciplinadoras.
Ajuste del gasto. Este es el
principal reclamo. Las ideas van desde reducir de 3000 a 11.000 millones
de pesos (tal como propusiera Ricardo López Murphy). Existirían
varias alternativas para llevar a cabo esa poda: una nueva rebaja salarial
para los funcionarios públicos, despidos en la plantilla de la
administración (FIEL calculó que deberían ser 94.850)
y hasta la disminución de legisladores provinciales y municipales.
Agustín Etchebarne, de la consultora Delphos, pidió directamente
que como se hizo en Alemania, se pague una parte de los salarios
públicos con bonos. De esa manera se cubriría el déficit
fiscal. Eso sí, esos títulos tendrían un rendimiento
del 6 por ciento anual.
Privatizaciones. Primero en
la lista figura el Banco Nación. Después, el PAMI y la Anses.
Y los bancos provinciales aún no administrados por privados.
Flexibilización laboral
y desregulación de las obras sociales. La primera, ya convertida
en ley, aún no fue reglamentada. Lo mismo sucedió con el
decreto sobre las obra sociales sindicales.
Gasto de la política.
Los dirigentes deberían dar una señal contundente de ajuste
en su propio bolsillo. Tendría que ser en base a un gran acuerdo
de unidad nacional entre los principales partidos políticos.
Cumplimiento de las metas con
el FMI. Incluso, garantizar que habrá equilibrio de las cuentas
públicas en el 2003.
Todos los consultados coincidieron también en que estas medidas
deberían anunciarse en conjunto, buscando un shock de confianza.
El ajuste es imprescindible para mantener la Convertibilidad. Es
el costo de mantener el uno a uno entre el peso y el dólar,
coincidieron los analistas. Por ahora, Cavallo se inclinó por una
receta relativamente heterodoxa para salir de la recesión. ¿Quién
ganará la pulseada?
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