Por José
Natanson
Primero fue la imitación
de Fernando de la Rúa que aparece en VideoMatch: buena
parte de los funcionarios del Gobierno salieron a hablar sobre el tema,
amplificando la repercusión de la parodia y dándole pie
a Marcelo Tinelli para seguir con las burlas. Pero no es el único
episodio. Ayer el Presidente afirmó que su sueldo 3500 pesos
no le alcanza para vivir e instaló un debate sobre sus gastos,
en el que otra vez el mayor perjudicado es el Gobierno. En
ambos casos fueron los funcionarios quienes potenciaron la repercusión,
lo que revela que, pese a la multiplicación de voceros, el Gobierno
está lejos de encontrar una estrategia comunicacional acertada.
De acuerdo a su declaración jurada, el patrimonio total del Presidente
araña el millón y medio de pesos. Los gastos fijos son altos
debe mantener la quinta de Villa Rosa y el piso en la calle Montevideo
y no llega a cubrirlos.
Es que, además de los dividendos que le reportan algunas acciones,
el sueldo de De la Rúa se ha reducido sensiblemente: primero por
el recorte a los salarios de la administración pública que
dispuso al principio de su mandato. Después, por la medida del
lunes pasado, cuando decidió imitar la reducción de salarios
que habían aplicado los gobernadores peronistas Carlos Ruckauf,
José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann y el jefe de Gobierno
porteño, Aníbal Ibarra. En un acto en San Juan junto al
austero gobernador Alfredo Avelín, el Presidente anunció
que podaría su sueldo a la mitad y que no cobraría aguinaldo.
Resultado: De la Rúa percibe 3500 pesos por mes (los ministros
alrededor de 8 mil), una cifra que no le alcanza para cubrir sus gastos.
Por eso, según explicó a una cronista, tuvo que empezar
a desprenderse de parte de sus acciones bursátiles, puso a la venta
dos lotes en Capilla del Señor y ha pedido préstamos personales
a algunos de sus amigos. No aclaró cuáles pero cabe imaginar
que bien podría ser su vecino de country, Fernando de Santibañes.
A diferencia de otras oportunidades, la instalación del debate
sobre las finanzas del Presidente no podrá ser endilgada a ninguno
de sus voceros: fue el mismísimo De la Rúa quien aportó
estos datos en una nota publicada ayer en La Nación.
Para colmo, la repercusión creció ayer con las declaraciones
de varios funcionarios. El secretario General de la Presidencia, Nicolás
Gallo, dijo que no es justo que esto ocurra (que De la Rúa
no llegue a fin de mes), pero estas son las realidades de hoy; hay muchas
cosas que son injustas en el país, mucho más graves.
A continuación, Gallo recordó que ni el Presidente,
ni ningún ministro o secretario de Estado tienen un centavo de
gastos reservados y que la única dependencia que cuenta
con gastos reservados es la SIDE.
El ministro del Interior, Ramón Mestre, sostuvo que en la actual
gestión las retribuciones de los funcionarios del Poder Ejecutivo
son las más bajas de la historia, comparativamente. Y cuando
le preguntaron cuanto ganaba, fue tajante: No lo sé y no
me preocupa, aseguró. Aunque no quiso hablar sobre el salario
presidencial, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, informó
que su sueldo es de 7900 y que a ella sí le alcanza para vivir.
Pero no sólo opinaron los funcionarios del Gobierno. Eduardo Duhalde
consideró que la insolvencia financiera de De la Rúa no
es fácil de entender. Yo tengo la idea de que el doctor
De la Rúa tiene muy buen pasar, que es de clase media alta. Así
que no entiendo bien el comentario, señaló el ex gobernador.
Más allá de las polémicas, es innegable que el debate
no beneficia al Gobierno: De la Rúa tiene un patrimonio de casi
un millón y medio de pesos, cobra un sueldo de 3500 y tiene muchos
de sus gastos (casa, comida, transporte) cubiertos. Admitir que con esto
no le alcanza para vivir justo en el momento en que se anuncia una nueva
suba del índice de desempleo no aportará demasiados beneficios
a la alicaída imagen oficial.
Es, en todo caso, un desacierto comunicacional. Pero no es el primero.
Tres semanas atrás, el Presidente fue sometido a una angioplastia:
fue todo tan sorpresivo y rápido que no hubo tiempo para que se
expandiera la alarma. Sin embargo, un par de días después
Héctor Lombardo admitió que De la Rúa sufría
arteriosclerosis y arruinó la exitosa estrategia comunicacional
que se había trazado sobre la salud del Presidente.
El segundo ejemplo ocurrió luego de que se conociera que la parodia
El Gran Cuñado, protagonizada por el clon de Fernando
De la Rúa, obtuvo picos de 38,5 puntos de rating. Como si estuvieran
sincronizados, los diferentes voceros oficiales salieron a desmentir cualquier
intento por silenciar el programa de Tinelli, aunque advirtieron sobre
los riesgos del humor político y los supuestos perjuicios
que la burla sistemática a De la Rúa traería a la
investidura presidencial. Desde luego, la ofensiva mediática
comandada por Juan Pablo Baylac sólo sirvió para potenciar
el tema (y el rating de Tinelli).
La polémica por el sueldo presidencial es parecida, aunque es probable
que perjudique aún más al Gobierno. Por lo pronto, ayer
las críticas no tardaron en llegar. Yo me quedé pensando:
¿por qué los hijos no trabajan y lo ayudan? Están
en la edad de tirarle unos pesitos al viejo, ironizó María
Elena Walsh. El día anterior, Aíto de la Rúa había
reconocido que su sueldo como titular de Educ.ar (con rango de subsecretario
de Estado) es de 5 mil pesos. También dijo que sus gastos no le
permitían aplicar un recorte como su padre.
Cita a los gobernas
El lunes, el Gobierno intentará recomponer la relación
con los gobernadores del PJ, en crisis desde que éstos cortaron
las negociaciones con el Ejecutivo. Los encargados de acercar posiciones
son el ministro del Interior, Ramón Mestre, y el jefe de
Gabinete, Chrystian Colombo, que se reunirán con los jefes
provinciales para conversar sobre la situación económica
de las provincias y la campaña electoral de octubre. Además,
presentarán a sus interlocutores una propuesta de reforma
política que aborda temas como transparencia institucional,
modernización judicial, modificación
de los sistemas electorales y financiamiento de los
partidos políticos. El diálogo se cortó
la semana pasada cuando el consejo nacional del PJ anunció
la suspensión de las negociaciones con el Gobierno. En la
reunión, Mestre y Colombo presentarán un proyecto
incluye una serie de puntos que comenzaron a debatirse el año
pasado y que habla de la modernización de las legislaturas
provinciales como uno de los temas recurrentes en la
agenda. Con esos términos se refiere a la necesidad
de convertir a las legislaturas en órganos unicamerales,
aunque subraya que esa necesidad no debe vincularse
únicamente con cuestiones de caja.
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OTRAS
VOCES
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José Nun
(politólogo)
El Presidente no es aburrido, es un bromista. Cuando fue al
programa de Tinelli no equivocó la puerta de salida, sino
que para entretenernos jugó a que se equivocaba. ¿Y
el chiste de decir que López Murphy era inamovible para pedirle
la renuncia al día siguiente? El Presidente se divierte.
Ahora, ha decidido jugar a que anda mal de plata y les tiene que
pedir prestado a los amigos. Claro que uno puede no
compartir su sentido del humor. Que un millonario como el Presidente
se queje mientras el Estado se hace cargo de sus gastos suena a
broma pesada que no hace reír. Hasta lleva a pensar que esté
hablando en serio, con lo cual revelaría que administra tan
mal sus asuntos privados como la cosa pública. O peor aún,
que empieza a vender algunas propiedades porque tampoco él
tiene mucha confianza en la política económica que
le ha impuesto a una sociedad que no lo votó para eso y que
está cada día más arruinada. Sea cual fuese
el móvil de sus lamentos, invita a recordarle un viejo adagio
italiano: Dicen que la riqueza no brinda la felicidad; imagínese
entonces la pobreza.
Franco Castiglione
(politólogo)
Hay dos cosas: una es que es muy inoportuno que el Presidente
diga esto en estos momentos. La otra, es que el Presidente no tiene
que cobrar 600 pesos, que es el salario mínimo que se necesita
para subsistir, pero no tiene que decir cuánto sufre por
el sueldo que tiene, porque es una cuestión privada y porque
tiene un patrimonio muy superior al de la mayoría de los
argentinos. ¿Qué tendría que decir el empleado
estatal que cobraba 1100 pesos y le rebajaron el sueldo? Estas cosas
desconectan a los políticos de la sociedad. Lo
que también me parece un disparate es que el Presidente cobre
la mitad que los ministros, o que haya titulares de entes o asesores
que cobren más que él. En la mayoría de los
países, es el Presidente el que más cobra. Pero acá
todo es muy disparatado.
Atilio Borón
(politólogo)
Son declaraciones sorprendentes. Corresponden a un asunto
privado, que no tiene entidad discutir en público, como nadie
discute otros aspectos de la vida íntima de De la Rúa.
Aparte, crean una cierta zozobra en la gente, que se pregunta: Si
no puede manejar su economía doméstica, ¿cómo
hará entonces para solucionar la crisis del país?.
La verdad es que el Gobierno no tiene una política
comunicacional. Ha estado improvisando todo el tiempo, y ha cometido
un error gigantesco en meterse en ese discurso absurdo sobre la
tinellización de la figura de De la Rúa.
Es una tomada de pelo que esas sean las preocupaciones del Gobierno,
en un país que vio pasar el blindaje, el megacanje, y tres
ministros de Economía en una sola semana.
Rosendo Fraga
(director del Centro de Estudios Unión por una Nueva Mayoría)
No ha sido una semana feliz para la política de comunicación.
Primero fue el debate sobre el humor político, y luego el
anuncio de la rebaja del salario presidencial y de que el Presidente
tenía que vender valores propios para poder vivir. Probablemente,
fue un intento de dar una señal de cercanía a la gente,
en momentos en que se anticipa que el desempleo está superando
el 16 por ciento. Pero un país con un salario
promedio de 570 pesos, y con la sexta parte de la población
sin ningún tipo de trabajo, el anuncio de que el Presidente
no puede vivir con su salario rebajado no hace más que generar
en la opinión pública un mayor escepticismo. La comunicación
es un instrumento de la política y de la acción de
Gobierno, pero no puede sustituirla y esto deben asumir quienes
tienen hoy a su cargo la comunicación de la gestión
oficial.
Jorge Rivas
(diputado del ARI)
Es surrealista todo esto. Me da vértigo que un Presidente
se queje de sus ingresos, cuando tenemos un país con 14 millones
de personas por debajo de línea de la pobreza. También
hay que decir que no hay que ser demagógicos, porque el Presidente
debe cobrar un sueldo acorde al cargo que ocupa. Pero todos sabemos
que no cobra sólo tres mil pesos, porque si tiene un patrimonio
declarado de un millón doscientos mil pesos, debe tener otros
ingresos además de su sueldo. Otro punto es la
política comunicacional del Gobierno; las comunicaciones
y los mensajes oficiales son erráticos porque reflejan lo
errático que es el Gobierno. O todos los voceros de este
Gobierno son ineptos, o comunicar aciertos de esta gestión
es algo muy difícil.
Luis Farinello
(candidato a senador por el Polo Social)
Esas declaraciones demuestran que De la Rúa y su entorno
tienen un estilo de vida distinto al del pueblo. A lo mejor lo que
dice es verdad, no tiene que decirlo. Seguramente para su estilo
es lógico tener ese nivel de ingresos, pero demuestra que
a los pobres los conocen sólo por fotos, o por números.
Y a la pobreza hay que sentirla, palparla, olerla. Imaginante la
reacción del pobre que escucha lo que dice De la Rúa
y lo compara con lo que tiene. Hay que tener en cuenta que en las
casas pobres los viejos toman un mate cocido para que los chicos
puedan comer bien. El Gobierno está lleno de incongruencias.
No saben dónde están parados. No tienen un estilo
coherente para resolver las cosas.
Carlos Raimundi
(diputado del Frepaso)
Veamos: el dinero no te alcanza en función del nivel
de vida que tenés. Si tenés más de una casa
y mucho personal de servicio, es probable que 3500 pesos no te alcancen.
Pero por otro lado, no está mal que el Presidente perciba
lo que significa la crisis económica, aunque sea a su nivel.
Tal vez sirva para conectar a los políticos con la angustia
de la gente que gana un cero menos que lo que gana De la Rúa
y con la angustia de los desocupados. Más allá de
lo anecdótico, esto podría servir para ver si el poder
se conecte con las decisiones concretas que tienen que tomar millones
de argentinos.
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