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MARCELO ES EL GRAN CANDIDATO A GANAR HOY EL CICLO
El Gran Hermano te premia

El manipulador Gastón es el que menos chances tiene, entre los cuatro finalistas. Los debates mantendrán la atención hasta �Gran Hermano 2�.

Gastón y Eleonora, la pareja
más polémica de “Gran Hermano”.
Su perfil les dio poder adentro, pero
no los favoreció frente al público.

Por Julián Gorodischer

Que no se entusiasmen los que aborrecen “Gran Hermano”: su herencia queda. Esta noche, desde las 21, por Telefé, apenas termina la primera parte de una saga que tendrá su continuación en pocos días. Pocas cosas, además, quedaron al margen del seguimiento de 24 horas: hasta el presidente Fernando de la Rúa tiene ahora su acompañamiento permanente de dos cámaras. El “Gran Cuñado”, en tanto, parodia con precisión y rating increíble la escena de las nominaciones. Y se anticipan cada vez más debates, ciclos especiales de entrevistas a los ex participantes, visitas a lo de Marcelo Tinelli y Susana Giménez, como parte de una omnívora presencia.
El reality es voraz, y todavía reserva su carta más fuerte. El desenlace será el hito de la hazaña, uno de esos “encuentros esperados” (finales de Mundial, peleas por un título) que casi siempre se reservan a los espectáculos deportivos. Para sus seguidores (que arman reuniones para verlo o hinchan por un candidato) esto no es demasiado diferente a la espera ante el penal, aunque ya casi no quede intriga. Pero el “hagamos de cuenta que...” sirve para acumular tensión, antes de ese rito divertido de los silencios y las manos enlazadas, a punto de la elección de un ganador.
Claro que si no se hace un esfuerzo por cegarse a la evidencia, es muy probable (salvo sorpresas) que el ganador se llame Maguila (o Marcelo), un suplente que dedicó la estadía a defender el celo por sus hermanas (“Soy un guardabosques”, dijo), a levantar el dedo frente a la transgresión moral de los otros, y a autoexcluirse por “distinto”. El es un profe de barrio que poco tiene que ver con la “indecencia” de un encuentro grupal debajo de una mesa o las charlas con detalles genitales incluidos, en voz de Tamara. Maguila tiene un enemigo declarado que se llama Gastón, con el que sigue peleando a horas del final, y una troupe de adoradores “desde afuera” que coreó su nombre el sábado pasado, alentando un triunfo, y suele destacar sus virtudes de peleador.
Dijo Tamara, en una charla vespertina con Gastón: “Si nos votan, el país se animó”. Intuye el monotema que todo lo invade, la toma de postura. Tal vez se trate del fenómeno más atractivo en este último día. En este partido compiten dos contra dos: Daniela y Marcelo, unidos por su ingreso tardío y su verba moderada, cultivan un “dejar pasar el tiempo” que prefiere el perfil bajo y se enfrenta a los excesos. Daniela estuvo a punto de irse después de una broma pesada (le tiraron harina en su cama); Marcelo tiene sus valores claros. En la vereda de enfrente esperan, cada vez más escépticos, la desnudista y el bisexual, la antítesis que congrega rechazos en el mundo y poder en la casa. “Sería un milagro”, admitió Gastón esta semana sobre sus chances. De respetarse su fama de villano, su perfil de conspirador sin escrúpulos, será el primero que se vaya.
La incógnita más grande, tal vez mayor al nombre del millonario, es saber qué sucederá el domingo, el lunes, el martes... cuando ya no haya una casa que espiar (sólo por ahora) y aparezca el vacío. Claro que está prevista la avalancha de programas de comentarios contra la abstinencia, pero no será lo mismo. Horas y horas de tele sin ningún tedio grupal para observar, sin un baño abierto al público, sin complots ni traiciones.
Tal vez sea ésa una intriga mucho mayor que la que rodea a un ganador cantado. Quedarán, entonces, las pruebas de la mayor demostración de poder que hizo la TV en mucho tiempo: de la nada construyó este imperio que queda en Martínez y consagró famosos donde antes sólo había chicos de barrio. Puso a convivir sin mucho que hacer a doce personas, y ahora asiste asombrada a su monstruosa creación: ídolos abrumados por sus groupies, que negocian su cachet con la exigencia de una estrella y planifican sus carreras convencidos de que se los necesita para hacer buen rating. Los monstruos rompieron la burbuja y no parecen dispuestos afrenar sus pretensiones. Al menos hasta que lleguen otros, y el ciclo recomience con más fama repentina y nuevos nombres para recordar.

 

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