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LOS PIQUETEROS DE LA MATANZA HICIERON UN ENCUENTRO POLITICO
Balance a un año del primer corte

Presididos por representantes de la Corriente Clasista y Combativa y de la Federación de Tierra y Vivienda, 300 piqueteros se reunieron en una escuela. Hablaron de su organización política, de las provocaciones de los que van a las marchas a romper teléfonos y de compañeros que van armados �a la cancha, a la esquina y al piquete también�, aunque los grupos no condonan la violencia.
Los piqueteros de La Matanza no organizan la violencia, pero saben que hay �un ambiente moral� de armas y dureza.


Por Laura Vales

“No estamos acopiando armas. No estamos preparando ninguna guerrilla. Estamos dando una pelea política y no queremos disparos de ningún lado. Dicho esto, también hay que decir lo demás: vivimos en una realidad violenta. Acá todos tienen fierros. En los barrios te matan por diez pesos. Pensar que en los piquetes no hay armas es ridículo. En los cortes aparecen pibes de los núcleos habitacionales que vienen nada más que a preguntar si va a haber quilombo y si hay que disparar contra la policía. Hay tensión, hay además viejos odios y rencores que no tienen nada que ver con organizaciones militares ni semiclandestinas.” Los desocupados de La Matanza dan esta respuesta cuando se les mencionan los informes de inteligencia que hablan del armado de una “guerra social”. El jueves por la tarde, Página/12 entrevistó a los dos dirigentes del movimiento piquetero, Juan Carlos Alderete (de la Corriente Clasista y Combativa) y Luis D’Elía, de la Federación de Tierra y Vivienda; el encomillado que abre la nota les pertenece. Poco antes, 300 delegados de barrio se habían reunido en plenario con la propuesta de debatir sobre la violencia y los disturbios ocurridos en la marcha a Plaza de Mayo. Lo que sigue resume los principales puntos de ambos encuentros.
En el último corte sobre la Ruta 3, la Federación y la Corriente movilizaron en conjunto a 150 barrios de La Matanza. Las dos organizaciones están trabajando juntas desde hace apenas un año: acordaron hacer un primer piquete conjunto el 28 de junio del 2000, para pedir más planes de empleo para la zona. Desde entonces tuvieron un crecimiento exponencial.
En noviembre consiguieron que la Nación y la provincia elevaran a 12.500 el número de programas de trabajo destinados al distrito. En febrero los desocupados de La Matanza llegaron a la Capital con una marcha de 12 horas. En mayo volvieron a la ruta, ocuparon las primeras páginas de los diarios durante más de una semana y en un nuevo acuerdo con el Gobierno agregaron un punto sobre la prisión domiciliaria de Emilio Alí. Hace diez días cerraron la tercera marcha a la Plaza de Mayo, pero el reclamo fue por otros desocupados, los de Salta. Detrás de las dos columnas centrales se alinearon sindicatos, estudiantes, partidos políticos y organismos de derechos humanos.
Cuando terminó el acto en la plaza, una veintena de encapuchados armados con piedras, palos y bombas molotv rompió vidrieras y cabinas telefónicas. En los días siguientes desde los servicios de inteligencia se ventilaron informes en los que abundan términos como “guerra social”, “tiradores con entrenamiento” y “acopio de armas”.

Las armas

¿Hay armas en los piquetes? preguntó este diario a Juan Carlos Alderete y Luis D’Elía, las cabezas de la CCC y la FTV en La Matanza. La respuesta es sí. Como en cualquier lugar del conurbano, “todos tienen fierros”.
“A nosotros deliberadamente, organizativamente, no nos parece bueno que la gente lleve armas” apunta D’Elía. “Pero que haya paisanos que vayan con su fierrito al corte de rutas puede ser. Van a la cancha con su fierrito, van a la bailanta con el fierrito. Nosotros como organización ni siquiera nos hemos puesto a discutir el punto; no queremos armas. Pero que hay compañeros armados... No están solo armados en el piquete, están armados en su casa, están armados cuando van a la esquina.”
“Hay cosas que no se pueden controlar”, agrega Alderete. “Vivimos en una realidad violenta. En los barrios se mata para robar diez pesos. Hay zonas donde se cruzan dos banditas y se dispara solamente porque a uno le pareció que el otro lo miraba mal. Incluso hasta ponerse a controlar quién tiene armas puede poner en riesgo la propia vida. Ahora, de ahí a decir lo que dicen... yo escuché a funcionarios que opinaban que los guerrillerosde los 70 se transformaron en los piqueteros de hoy, están en el disparate.”

Las molotov

Los desocupados de La Matanza están convencidos de que en los disturbios ocurridos en la última marcha a Plaza de Mayo para repudiar la represión en Salta actuó “gente pagada por el Gobierno” o directamente integrantes de los servicios de inteligencia. El tema fue uno de los puntos centrales del plenario de la CCC y la FTV. Vale la pena transcribir algunas de las frases que se escucharon y detenerse las dudas y las conclusiones de los representantes barriales.
“Entiendo que la violencia vino desde el Estado”, planteó Miriam, del María Elena. “Nosotros tuvimos que salir a reclamar y encontramos que podíamos hacer cortes de ruta y piquetes. Pero pedimos con justeza y por necesidad.”
Manuel Villalba, de El Porvenir, se acercó al micrófono unos minutos más tarde: “Yo pienso que esos no son de nosotros sino mandados por el Gobierno. Cuando aparecen personas que rompen cosas lo primero que dice el Gobierno es ‘son esos piqueteros de mierda’. Nosotros no vamos a caminar tantos kilómetros de La Matanza a Plaza de Mayo para ir a romper un teléfono o romper vidrieras. Yo le hecho la culpa a que son personas mandadas, o por el Gobierno o por algún grupo que quiere ponernos en el ojo de la tormenta para que el gobierno tenga motivo para darnos palo. Por eso estoy seguro de que esos no fueron de nosotros, aunque no pueda decir quiénes fueron porque tenían las caras tapadas. Pero los vi cuando pasaron al lado nuestro gritando ‘aguanten los piqueteros’ para que los apoyáramos o los tomáramos como héroes por romper alguna vidriera o algún teléfono”.
Y Marta, de la CCC, rubia y gordita, agrega que “también los pude ver cuando se estaban preparando en la esquina de Florida y esperaron a nuestra columna para mezclarse con nosotros. Yo trabajé toda mi vida, era una mujer acostumbrada a llevar a mi casa 600 a 900 pesos por mes. Hoy a mis 52 años tengo que salir a cortar la ruta para ganar 160 pesos. Salimos porque no nos dejaron otra cosa que hacer, porque si acá hubiese trabajo y hubiese industrias ¿quién iría a cortar la ruta?”

Tirar a los ratis

Ese fue el tono del plenario. Los casi 300 delegados de la CCC y la FTV que se reunieron en un patio de escuela son los que mueve los hilos de una red cuya dimensión suele quedar oculta, pero que atraviesa de lado a lado La Matanza y se moviliza en los piquetes: la de un centenar de comedores, centros de salud, roperos de barrio, programas de apoyo escolar, guarderías.
Esos dirigentes barriales dicen que la violencia está en el aire y que hay una suerte de recalentamiento cultural del ambiente. Que se trasluce, por ejemplo, en las letras de la cumbia villera, que hablan de matar policías y enaltecen a “los chorros de barrio”. O en las banditas de adolescentes que van al piquete a preguntar si “hay que tirarle a los ratis”. Además creen que algunas organizaciones ya están muy infiltradas por los servicios. En los cortes de ruta, como medida de rigor, se expulsa a las personas que nadie conoce y en general se desconfía de los que en las asambleas impulsan las posiciones más extremas.
“En la marcha del otro jueves aparecieron dos mujeres, muy agitativas, que se prendieron en la parte de atrás de la columna cuando íbamos caminando por la avenida Rivadavia a la altura de la plaza Flores”, cuenta Freddy Mariño. “Estaban en una actitud muy rara; los compañeros le preguntaron de qué barrio eran y ellas dieron un nombre. Pero los referentes de ese barrio no las conocían, así que las invitaron a retirarse y se tuvieron que ir. Le encargamos a una compañera nuestras quelas siguiera. Las mujeres caminaron dos cuadras por Yerbal y se subieron a un Polo rojo. Esas no eran piqueteras ni de ninguno de nuestros barrios.”

50 chicos indigentes

La consultora Equis, de Artemio López, realizó un análisis de la situación de los niños y los adolescentes del distrito utilizando datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares. En sus conclusiones se señala que “existen 46.800 niños menores de 14 años en condiciones de indigencia por ingresos”, lo que supone que “librados a su propio sustento o el de sus hogares no pueden acceder a una dieta diaria capaz de suministrarle las calorías necesarias para realizar movimientos moderados, enfrentando severos riesgos de desnutrición infantil”.
El estudio detalla que en La Matanza, de cada 100 chicos menores de 12 años, 32 entran en la categoría de población con necesidades básicas insatisfechas y que el 24 por ciento de los adolescentes de entre 14 y 18 años habitan hogares pobres estructurales.
El trabajo infantil abarca al 6,6 por ciento de los menores de entre 10 y 14 años, lo que supone que 7 mil niños están incorporados ilegalmente al mercado laboral.
La desigualdad en el acceso a la educación es marcada. Entre los jóvenes de 20 a 24 años, el 58 por ciento no terminó el secundario. Pero si se mira sólo al subconjunto de los jóvenes pobres, ese nivel sube al 76,9%.

La desocupación

Los efectos de la desocupación se miden sin necesidad de esperar al INDEC. Cuenta Luis D’Elía: “Enfrente de mi casa vive un toba, don Andrés Escobedo. Yo tengo una costumbre; todas las mañanas, a las seis y media o siete menos cuarto, salgo a tomar mate a la vereda. Me asomo con el mate y él está siempre en la vereda de enfrente. Siempre nos decimos lo mismo: ‘¿Cómo andan los tobas?’, le pregunto desde este lado de la vereda. Y él me contesta desde enfrente:
–Bien, don Luis.
Escobedo es negrito y cuando se ríe se le ven los dientes, nada más. Así empiezo las mañanas. Pero hace dos semanas salí a la vereda y el viejo no estaba. En cambio la veo venir a la mujer, apurada, y le pregunto ¿qué pasa que anda a las corridas y no está don Andrés? Ella me pide que cruce, como con un poco de vergüenza. Y cuando estoy cerca me cuenta: es que mi marido está con tuberculosis”.
“En mi barrio murió una chica por la tuberculosis, de 21 años”, comenta Adriana Espinoza. “Hay más casos. Otra cosa que aumentó es la cantidad de suicidios y la de muertes por picos de presión.”
–En mi cuadra se mató Alegre, el de al lado de la casa de Jorge. Después murió Rosa, que tenía 51 años– agregan en la ronda.
–Y el pibe de 33 que se ahorcó.
–Se suicidan o se mueren de ataques de presión. A Rosa le llegó el telegrama de despido y a la noche murió. Le dio un pico de presión.
Todos tienen un caso similar para contar.

Salta

Las dos organizaciones de piqueteros de La Matanza tienen contactos con Salta. Incluso antes de la represión de la Gendarmería en Mosconi, hicieron un intento de mediar en el conflicto, aunque la gestión no prosperó.
La lectura que hacen desde el conurbano es que cualquier proyecto de crecimiento local tendrá como condición el poder dotar de peso político a los desocupados, sean del lugar del país que sean. Para Alderete, que además tiene familiares en Salta, todo gesto de solidaridad con los piqueteros del Norte tiene además un peso extra. Empujado por el peso del aniversario, el dirigente de la CCC no pudo evitar hacer un balance del primer año de trabajo coordinado con la FTV. “Creo que estamos ganando una discusión política y que el esfuerzo valió. Yo le digo a la gente que desde el gobierno con algunas cumplieron: blanquearon a todos los trabajadores del Estado, que de cada quince administrativos cuatro estaban en negro. Eso se consiguió en la ruta. También se consiguió que cubrieran las vacantes cuando alguien se jubila. Y la titularización de los docentes, que tenía media sanción en la Cámara de Diputados. El Gobierno se comprometió y lo ejecutó. Entonces creo que empezamos a ser un polo de unidad y nos corresponde una responsabilidad. La vida nos fue dando ese lugar, tampoco nosotros pensábamos, hace unos meses atrás, que íbamos a tener esta responsabilidad, porque hoy muchos compañeros del interior nos miran, ponen los ojos en La Matanza. A veces con Luis (D’Elía) charlamos sobre esto y yo le digo que a mí me tiemblan las patas, porque no quisiera fallarle a los que nos miran de afuera y que tienen expectativas en nosotros. Por eso la marcha fue extraordinaria y por eso la quisieron empañar con los disturbios. A mí me da bronca cuando dicen que en La Matanza estamos acopiando armas, porque acá lo único que juntamos es necesidad.”

 

OPINION
Por Claudio Lozano *

Los que quieren dar cátedra

Con un desparpajo inusitado, custodiado por Martínez de Hoz y por Moneta, y aplaudiendo a Domingo Cavallo, la Asociación de Bancos Argentinos con Escasany a la cabeza reclamó un orden político previsible y racional. Como si los intereses que representan y los personajes que allí se dieron cita nada tuvieran que ver con la Argentina actual y como si sus enunciados ideológicos transformados en políticas de Estado no hubieran redundado en esta historia de desindustrialización-recesión-desempleo y endeudamiento externo, pese a todo creen que pueden seguir dando cátedra sobre lo que debe hacerse en el país. Quienes construyeron esta Argentina con 14 millones de pobres y quienes lograron la difícil tarea de que en un país hecho de pan mueran cotidianamente pibes por hambre, reclaman racionalidad. Quienes en la práctica le han robado el futuro a los argentinos, y que en concreto, han hecho de la previsibilidad de sus negocios el fundamento del desempleo y de la inestabilidad laboral, siguen sugiriendo como toda solución a nuestros problemas una mayor reducción del gasto público, una más profunda flexibilización laboral y la privatización del sistema de salud. Con la hipocresía de quienes se saben impunes reclaman la vigencia de la ley frente a los cortes de rutas y las demoras en los aeropuertos, mientras claman por impunidad para los responsables del lavado y de los circuitos ilegales de dinero negro procedente de la coima de las privatizaciones. Siguen hablando y hay que escucharlos. Hay que estar atentos porque pretenden ganar la batalla acerca del sentido y de las causas que explican la crisis actual. En un contexto donde parece obvio el fracaso de las políticas neoliberales en la tarea de organizar nuestra sociedad, ellos intentan decir que el problema aquí son los políticos y la política. Los mismos políticos y la misma política que por su trama de corrupción les resultó funcional al objetivo de consolidar el presente orden, comprando voluntades, silenciando oposiciones y violentando el Estado de Derecho. Hoy, el discurso de la Seguridad y el referente al costo de la política se dan la mano para configurar los núcleos de sentido en los que pretenden afirmar su intervención y legitimidad los ganadores inocultables de este “impresentable modelo argentino”. Pretenden así promover una reconfiguración del sistema político que sea capaz de restituir el orden en nombre de la Seguridad, reprimiendo la demanda popular, y que denunciando el costo de la política encuentre nuevas excusas para profundizar el rumbo del ajuste perpetuo. El debate de la Argentina es otro. Evidencia de manera palpable la contradicción flagrante entre ajuste y democracia. En tanto se profundice un rumbo que degrada el empleo y los ingresos de la población, el deterioro de las instituciones públicas se debe acentuar, ya que los representados deben ser expulsados del escenario de las decisiones y las instituciones deben se absorbidas por el interés privado. Contradicción que para resolverla de manera favorable al interés de las mayorías, requiere profundizar la democracia para limitar y desmontar las reglas del ajuste perpetuo. Por eso, para que no nos sigan robando el futuro, un conjunto amplio de organizaciones sociales y políticas hemos asumido la tarea de conformar un Movimiento cuyo objetivo es sostener un programa de emergencia social capaz de garantizar que ningún hogar en la Argentina continúe en situación de pobreza. Objetivo éste que sólo puede lograrse recuperando la esencia de la democracia, es decir, la presencia, participación y compromiso de los representados. Para esto, impulsamos una Consulta Popular Nacional que avale nuestro programa de redistribución progresiva del ingreso y que sintetizamos en la necesidad de establecer un seguro de empleo y formación para todo jefe de hogar desocupado, y en instituir una asignación universal por hijo para toda la población menor a los 18 años.

* Secretario de Estudios y Formación de la CTA

 

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