Por Sergio Moreno
Nuestra misión
en Argentina no trabaja con una organización a la que no le tiene
confianza, dijo el funcionario de la CIA a su eventual contertulio,
un agente de la SIDE enviado para ablandar la dura posición norteamericana.
La desconfianza que la central de espionaje más poderosa del mundo
ha acuñado con su par local no mengua a pesar de la decisión
política de Carlos Becerra, el Señor 5 de Fernando de la
Rúa, de tratar de recomponer los lazos con los americanos. Flaco
favor le ha hecho a esa intención la designación como delegado
de inteligencia en el consulado argentino en Miami de Román Albornoz,
ex asesor de Fernando de Santibañes cuando el banquero conducía
la SIDE y claro exponente del Grupo Sushi, núcleo al que acusan
en Langley de ser el causante del deterioro de las relaciones. Albornoz,
quien fuera eyectado de la secretaría luego de intentar una operación
en contra del por entonces ministro del Interior Federico Storani, aterrizó
en la ciudad donde se ha mudado Antonio de la Rúa líder
sushi luego de abrir una consultora de imagen. El nombramiento cobra
sentido en esa cercanía, más si se tiene en cuenta que la
SIDE ya tiene un agente a cargo de su delegación en la ciudad norteamericana.
¿Por qué no nos tienen confianza? preguntó
el espía argentino.
Porque no; la confianza se tiene o no se tiene, es un valor en sí
mismo. A ustedes, no le tenemos confianza, replicó el funcionario
norteamericano.
La ruptura de la relaciones entre ambos servicios de inteligencia se produjo
cuando Página/12 publicó una foto del jefe de estación
en Buenos Aires de la agency, Ross Newland. Hasta ese momento, las dos
agencias de espionaje habían mantenido una serie de confrontaciones
que llegaron, incluso, a que los americanos acusaran a los argentinos
de hacer seguimientos sobre sus agentes en el Río de la Plata.
La CIA achacó a la SIDE de la filtración de la fotografía
y, especialmente, al por entonces jefe de Contrainteligencia Alejandro
Brousson, un militar rescatado por los sushis, principalmente por el número
dos de la secretaría, Darío Richarte.
La designación de Albornoz en el consulado de Miami se produjo
hace poco más de un mes. Viejo colaborador de Germán Abdala
en ATE y, luego, en el Grupo de los Ocho fundado por Carlos Chacho
Alvarez, Albornoz mutó con brutalidad de la militancia antimenemista
a los cantos del discurso ultraliberal de De Santibañes mediante
un puente tendido en su momento por Patricia Bullrich, en los fragores
de la campaña aliancista de 1999. Su designación en la central
de inteligencia criolla como asesor del banquero fue un corolario natural
de esa relación. Los crujidos que se produjeron a temprana hora
entre el entonces ala política del gobierno aliancista
y el Grupo Sushi (del cual De Santibañes fue mentor y guía
más que espiritual) llegaron al paroxismo cuando Storani descubrió
que un fax enviado a la agencia oficial Télam tuvo su origen en
el despacho de Albornoz. El fax reproducía una nota periodística
de un medio del interior que sostenía que el dinero para pagar
los sobornos en el Senado era el equivalente a un supuesto faltante en
los ATN que manejaba la cartera de Storani. Fredi descubrió la
maniobra bastante burda, en rigor de verdad- y exigió la
cabeza del asesor de De Santibañes. Albornoz fue relevado de su
sillón, pero siguió cumpliendo sus funciones de asesoramiento.
División Miami
Miami es sede del Comando Sur estadounidense. También lo es de
la delegación de la DEA la gigantesca oficina antidroga
desde donde se monitorean las operaciones sobre Latinoamérica y
la puesta en marcha del Plan Colombia. Para los argentinos, Miami fue
la capital del déme dos en épocas dictatoriales
y ha devenido en uno de los destinos de la diáspora de la clase
media que busca en el exterior algún futuro laboral. Y tambiénes
el sitio que eligió el hijo varón mayor del Presidente para
afincarse, abrir su consultora de imagen y marketing (a la cual bautizó
Justamente), y continuar su romance con la estrella pop Shakira.
A esa glamorosa ciudad llegó Albornoz, gracias a la influencia
que Antonio y De Santibañes aún mantienen en la Secretaría
de Inteligencia argentina.
En Miami, la SIDE había designado a su hombre que llegó
a la ciudad semanas atrás, Víctor de Martino, proveniente
de la delegación que los espías argentinos tienen en Montevideo.
De Martino es un viejo dirigente radical que llegó a la SIDE durante
el gobierno de Raúl Alfonsín cuando el organismo era conducido
por Facundo Suárez.
Los americanos no quieren entender de amistades y cercanías de
Albornoz y Antonio, se infiere y han hecho saber que no tratarán
con el ex asesor del banquero amigo del Presidente. Para evitar el choque,
en la SIDE elaboraron una coartada: Albornoz será el enlace con
los organismos de inteligencia de los doce países del Caribe que
son atendidos por la delegación de la central en Miami.
Enroque colombiano
Los movimientos en la secretaría no terminaron ahí. Héctor
Cayetano Silva es un antiguo dirigente del radicalismo porteño.
Durante 15 años dictó clases en la Escuela Nacional de Inteligencia
(ENI). Y también en la facultad de Derecho de la UBA. Allí
tuvo a dos alumnos especiales: Antonio y Fernando Aíto
de la Rúa, los hijos del Presidente. Cuando la Alianza llegó
al poder fue designado delegado de la SIDE en Colombia.
Tras el traslado de De Martino a Miami, la delegación en Montevideo
había quedado vacante. A efectos del espionaje, la capital uruguaya
es considerada un buen destino: excelente relación con las autoridades
locales, la plaza es chica y manejable. Además, es la encrucijada
sensible desde donde se monitorean las operaciones de inteligencia que
se realizan en la Triple Frontera argentina-brasilera-paraguaya, una zona
sospechada de ser un santuario del terrorismo islámico.
A ese lugar, cerquita de Buenos Aires, será trasladado Silva, antiguo
profesor de Antonio y Aíto.
Fastidio
Las últimas maniobras sushis en la Secretaría de Inteligencia
han complicado la tarea de recomponer las relaciones con el gran hermano
del Norte. La decisión de arreglar está dijo
a Página/12 un funcionario de la SIDE, pero ellos todavía
no nos creen. Según comentó el informante, Becerra
estaría fastidiado con los movimientos y con el hecho de que aún
no controla el cien por cien del organismo del cual es el responsable
político.
Está fastidiado, dicen de Becerra. No obstante, en
la secretaría comentan que ahora el Señor 5 ha conseguido
respaldo político del secretario general de la Presidencia, Nicolás
Gallo, el titular del Banco Nación, Enrique Olivera, y en el senador
José María García Arecha, los tres viejos militantes
del delarruismo histórico, los tres enfrentados al Grupo Sushi.
En parte, a esa alianza estratégica responde la designación
de varios comisarios de la Policía Federal cercanos a la UCR que
pasarían a revistar en la antigua dirección de Contrainteligencia,
ahora a cargo de Víctor Cipolla, otro radical cercano al Presidente.
La incorporación de los comisarios Rafaini y Gesto estarían
en consonancia con este nuevo alineamiento del poder alrededor de De la
Rúa.
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