Por Maximiliano
Montenegro
Guillermo Calvo, quien acaba
de asumir como economista jefe del BID (Banco Interamericano de Desarrollo),
se ha convertido en una especie de gurú para los brokers
de Wall Street desde que predijo en 1994 la crisis mexicana, conocida
como el efecto tequila. El viernes, cuando el riesgo país argentino
volvió a dar un salto mortal, echó más leña
al fuego al sembrar dudas sobre la capacidad de repagar la deuda por parte
del Gobierno si continuaba la recesión. Más aún,
sus declaraciones fueron indicadas por funcionarios de Cavallo como uno
de los motivos principales de la suba del riesgo país. En este
reportaje con Página/12, realizado el viernes, Calvo explica por
qué el riesgo país no baja y Cavallo está amarrado
por los mercados, en una situación muy complicada. Tanto
que, en su opinión, el plazo de un año que tenía
cuando asumió puede haberse acortado drásticamente.
Usted mencionó en conferencia conjunta allí en Washington
con el secretario de Finanzas, Daniel Marx, y el titular del FMI, Horst
Köhler, que la Argentina iba a tener problemas para pagar su deuda
si no había un nuevo ajuste del gasto público...
No dije nada nuevo. Lo que pasa es que había un periodista
de Bloomberg (una de las principales agencias de noticias financieras)
en esa conferencia, como pasa siempre, y lo tomó de una manera
que creó un ruido bárbaro. Dije lo obvio. En la situación
presente el riesgo país es alto porque el mercado no está
convencido de que Argentina va a poder crecer y hacer el ajuste fiscal.
Ese es un hecho, que no tiene nada de nuevo. Lo único que aporté
al análisis fue la observación de que toda América
latina se está desacelerando notablemente. Hoy los pronósticos
de crecimiento para la región son la mitad de lo que eran en diciembre
pasado. En ese contexto, uno debería pensar que Argentina tendrá
en los próximos años una capacidad de crecimiento no del
5 por ciento, como dice el Gobierno, sino más cercano al 2,5 por
ciento.
Con ese pronóstico, las proyecciones deuda/PBI, uno de los
indicadores de capacidad de repago que miran los inversores, se vuelven
alarmantes...
Exactamente. ¿Por qué está tan alto el riesgo
país? ¿Por qué no baja? Porque el mercado está
viendo esto: que Argentina no va a poder crecer al 4 por ciento, y cuando
se ajuste la nueva tasa de crecimiento, los indicadores de sostenibilidad
de la deuda se vuelven alarmantes. Sobre todo teniendo en cuenta el costo
de tasa de interés adicional del megacanje, que es como haber aumentado
la deuda en 2 o 3 puntos. Entonces, la necesidad de ajuste fiscal ha recrudecido.
El viernes el riesgo país volvió a subir fuertemente.
Hay quienes lo atribuyeron a sus palabras. ¿Usted cree que la situación
es tan precaria que sus dichos pueden detonar una nueva crisis financiera?
Me cuesta creer que sea por lo que yo dije, aunque algunos me lo
están endilgando. Pasaron otras dos cosas que me parecen importantes.
Primero, que acá llegaron noticias de que hay una fricción
creciente entre Cavallo y los gobernadores. La otra es que ayer (por el
jueves) en la última página del Financial Times hay dos
dibujitos de Nik (N.R.: en un artículo titulado No rías
por mí, Argentina, grita un presidente contra las cuerdas).
Puso en el mundo aquello de lo que venimos hablando los argentinos.
El propio Financial Times critica duramente la figura del Presidente,
a la que califica de personalidad gris y modesta. Pero, de
todos modos, resulta exótico pensar que los dibujitos de Nik tengan
tal impacto en los mercados financieros.
Los dibujitos en sí mismos, no. Pero confirman que esto ya
está en la conciencia popular. Cuando un cómico pone una
cosa así, en más de un dibujito, está diciendo que
en la conciencia popular se ha fijado la idea de que hay problemas con
el Presidente.
¿De que es un Presidente débil, dubitativo, sin decisión?
Así es. Pero, independientemente de lo que yo piense, aquí
se alimenta la información por esas cosas.
Volviendo a la economía, usted dice que el riesgo aumenta
porque Argentina no crece, pero pedir más ajuste fiscal en un contexto
de depresión económica suena contradictorio: en el corto
plazo quedó demostrado que habría más recesión.
Por eso me parece que la estrategia de Cavallo tiene sentido. Yo
la apoyé. No es el momento de hacer el ajuste. Cavallo en este
momento está tratando de hacer una reactivación de corte
keynesiano, no por mayor gasto, sino por una devaluación fiscal,
para mejorar la competitividad de algunos sectores.
Pero si usted pide bajar el gasto público para dar señales
de que se va a poder pagar la deuda, está pidiendo más ajuste...
Pero no estoy pidiéndolo ahora. Lo que el mercado pide es
que le aseguren que va a haber ajuste a futuro. ¿Cómo se
hace eso? No es fácil. No es fácil convencer al mercado
con promesas. En especial, porque Cavallo tiene un año de gracia.
Eso era lo que muchos pensaban: que Cavallo tenía un año
de gracia. Pero después de la reacción adversa de los mercados
a los sucesivos paquetes del ministro, pareciera que para muchos esos
tiempos se acortaron. Hoy (por el viernes) hubo rumores de que Cavallo
renunciaba, los que incluso tuvieron que ser desmentidos por el Presidente...
Eso he visto. No lo sé. Veo cuando me toca a mí, como
me ocurrió esta mañana, que en los mercados es muy fácil
que se creen rumores de algo que no existe. Ahora, usted me pregunta si
ese año de gracia no se ha acortado. No lo sé, pero a lo
sumo es un año de gracia. Y ahí está el dilema: ¿qué
grado de maniobra tiene Cavallo para hacer promesas cuando a lo sumo tiene
este plazo?
¿Y cuál es la respuesta?
Personalmente, creo que la estrategia de tratar de reactivar devaluando
fiscalmente y esperar un poco con el gasto me parece bien. Pero como no
hay tiempo, la pregunta es qué pasaría si se reduce el gasto.
Yo veo el caso de Brasil: fue exitoso porque hizo un ajuste fiscal equivalente
al 3 por ciento del Producto. Luego que eso pasó, bajaron las tasas
de interés y pudo hacer un ahorro fiscal adicional. Entonces, pudo
hacer un flor de ajuste fiscal gracias a esa combinación.
Pero en Argentina, después de tres años de recesión,
no parece haber ningún espacio político ni social para seguir
ese camino. Apenas se reduce una partida de gasto público estalla
un conflicto social. Hay cortes de ruta en varios puntos del país...
Claro. Yo le digo como economista: uno hace las cuentas y dice por
qué le funcionó a Brasil, porque pudo hacer el ajuste. Nosotros
no podemos hacerlo, lo entiendo perfectamente. Entonces, lo único
que queda es esta estrategia de Cavallo, de apostar todo a la expansión
ahora, y a lo mejor hacemos el ajuste después. El problema es que
esta estrategia está puesta en duda hoy, tiene un problema serio
de credibilidad. Por eso está medio amarrado, en una situación
muy complicada.
¿Cuánto se soporta un riesgo país arriba de
los 1000 puntos?
El sector público tiene su blindaje financiero, entonces
puede aguantar. El sector privado no lo tiene, entonces no va a haber
inversión y, con estas tasas de interés, no hay duda que
tampoco va a haber crecimiento. La economía va a seguir ahí,
planchada, con más recesión.
Los mercados tienen hoy una visión negativa de
lo que puede llegar a pasar. ¿Su pronóstico cuál
es?
Mi pronóstico es un signo de interrogación. La estrategia
de Cavallo es buena. Pero si tengo una crítica es que Cavallo es
hiperactivo, y está cambiando de política todas las semanas.
Si uno está en el negocio de exportar, y le dieron un dólar
atractivo, la pregunta es: ¿Cavallo me lo va a mantener, me lo
va a cambiar? No se sabe, porque se está todos los días
innovando. ¿Me conviene lanzarme a invertir, o me voy a hacer cola
alministerio para conseguir un plan de competitividad? Este estilo de
hacer política económica es lo que le quita efectividad
a la estrategia. Y abre un signo de interrogación sobre el futuro.
¿Hay alguien que ahí, en Washington, o en Nueva York,
esté imaginando que hay alguna alternativa a Cavallo?
Cuando la gente acá se pregunta qué pasa si Cavallo
se tiene que ir, se agarran la cabeza. No piensan en ninguna alternativa
prolija hacia adelante. Se agarran la cabeza.
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