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Un currículum brillante pero con una mancha de la dictadura militar

El médico Nicolás Bazán tiene antecedentes impecables, excepto por su paso por la universidad de Bahía Blanca en la dictadura.

Por Victoria Ginzberg

Nicolás Bazán es un médico argentino reconocido. Trabaja en la Universidad de Louisiana, en Estados Unidos, y durante su carrera acumuló publicaciones y premios. Por su trayectoria científica y académica, el Consejo Directivo de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) propuso que se le otorgara el Doctorado Honoris Causa, la máxima distinción que da la institución. Pero en el inmaculado currículum de Bazán hay una mancha que se formó entre 1975 y 1981, durante su paso por la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, de la mano de la intervención del gobierno de Isabel Perón, primero, y de la dictadura militar después.
El 7 de marzo de 1975, Bazán fue designado director interventor del Departamento de Biología –que equivalía al puesto de decano– y director interino del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Universidad Nacional del Sur (UNS). Era la intervención de Remus Tetus que, como Alberto Ottalagano en la UBA, había sido nombrado por el ministro de Educación Oscar Ivanissevich, para “depurar” la universidad. Durante ese período, en Bahía Blanca fueron cesanteados decenas de profesores y trabajadores no docentes. Y el 3 de abril de 1975, mientras estaba repartiendo volantes, fue asesinado por miembros del cuerpo de seguridad del rectorado el estudiante David Nolver Cilleruelo.
Tres meses después del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el médico fue confirmado como director interino del Instituto de Investigaciones Bioquímicas, que dependía directamente del rector, el capitán de Navío Raúl González. Bazán siguió en ese cargo hasta marzo de 1981, cuando fue cesanteado. A diferencia de otros docentes y no docentes echados de la facultad, tuvo la posibilidad de ser indemnizado.
Bazán se recibió de médico en la Universidad Nacional de Tucumán y realizó una tesis de investigación en Harvard. Entre muchos honores y premios que obtuvo en su carrera figuran las medallas de oro que le otorgaron la Sociedad Argentina de Neuroquímica y la Fundación italiana Giovanni Lorenzini y el premio al mérito del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Además es miembro de la academia de medicina de Córdoba, de la Real Academia de Ciencias y de la Real academia de Medicina de España, es doctor Honoris Causa de la Universidad de Tucumán. También es Consejero Científico de la Secretaría para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, que dirige Adriana Puiggrós, donde llegó de la mano del ministro de Economía, Domingo Cavallo.
Hace tres semanas el Consejo Directivo de la Facultad de Farmacia y Bioquímica propuso a la comisión de Enseñanza del Consejo Superior de la UBA el nombre de Bazán para que sea distinguido con el Doctorado Honoris Causa. Para algunos miembros de ese organismo los brillantes antecedentes académicos no son suficientes si no están acompañados por un comportamiento indiscutible en términos éticos. Es que la Universidad Nacional del Sur sufrió su más terrible operativo de “limpieza” en agosto de 1976, mientras Bazán era director del Instituto de Investigaciones Bioquímicas que dependía del rectorado. En ese momento, el jefe del Quinto Cuerpo del Ejército, general Acdel Vilas, denunció la “infiltración marxista” en la universidad. La “pesquisa” realizada en Bahía Blanca terminó, según el diario La Razón de la época, con “17 detenidos y la conformación de una nómina de acusados prófugos que incluía al ex rector de la UNS y ex ministro de Cultura y Educación de la Nación, Gustavo Malek”. Vilas destacó “la labor realizada y la inestimable colaboración de las autoridades de la intervención militar en esa casa de estudios para llevar a buen término la investigación”.

 

 

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