Si
no fuera horrible y patético, sería ridículo, pero
siempre patético: dos adolescentes amenazaron a un hombre y a su
hijito de seis años, y se los llevaron en el auto del asaltado.
Llamaron a la esposa del secuestrado para pedirle dinero; como no tenía,
decidieron conformarse con un poco de ropa cara: la obligaron a ir a un
negocio de indumentaria deportiva donde, con la tarjeta de crédito
de ella, le compró ropa al más chico de los asaltantes mientras
el otro amenazaba con un arma al niño y al padre. Pero la policía
los vio en actitud sospechosa y consiguió detenerlos sin que se
disparara un tiro, el sábado, en Gregorio de Laferrère.
El hecho se inscribe dentro de lo que se conoce como secuestros
express, un delito que se viene repitiendo en los últimos
tiempos en el Gran Buenos Aires. En este caso a diferencia de lo
sucedido en otras oportunidades similares, el episodio muestra cómo
una acción policial puede ser capaz de interrumpir la consumación
del delito, resguardando a la vez la integridad de las víctimas
y la de los delincuentes.
El sábado, a las 5 de la tarde, un analista de sistemas, gerente
de la firma Pérez Companc, salía de su casa en la calle
Campillo al 3400, Villa Luzuriaga, con su hijito de 6 años. Los
interceptaron dos jóvenes, uno de 18 y otro de 16, que obligaron
a padre e hijo a subir a su propio auto y se los llevaron. Luego de un
recorrido de 15 minutos, llamaron a la esposa del secuestrado y le exigieron
2 mil pesos. Ella no los tenía. Le ordenaron entonces que se encontrara
con ellos en San Justo y ella fue en un remise.
Antes de que la mujer llegara, volvieron a llamarla por el celular para
cambiar el lugar de la cita, que fijaron en Isidro Casanova. Desde allí
fueron hasta el centro comercial de Gregorio de Laferrère.
Fueron bajando sus pretensiones, comentó a este diario
el subcomisario Marcelo Funes, de la Seccional 4ª de Laferrère.
Tanto bajaron sus demandas que le pidieron a la mujer acompañarlos
a la casa Millenium, de ropa deportiva, para hacer una compra con su tarjeta
de crédito.
El de 18 años se quedó en la puerta del negocio junto al
niño a quien apuntaba con una pistola oculta en un pulóver
y al padre. El de 16 entró al comercio con la mujer, como si fuera
un chico con su mamá. Compraron zapatillas caras y equipos de gimnasia;
era una compra como nunca en la vida, llegaron a los 1300 pesos.
Pero los vio la policía. El subcomisario Funes narró así
la intervención: Personal de esta comisaría, que recorría
el centro comercial, observó a una persona que tenía a un
menor agarrado y parecía tener algo escondido en un pulóver;
le resultó sospechoso y dio aviso. De inmediato se dispusieron
dos grupos operativos. El primer grupo estuvo integrado por dos efectivos,
uno de los cuales se ubicó entre el delincuente y el menor (se
refiere al de 6 años), mientras el otro le agarraba el arma y lo
reducía. Simultáneamente, el otro grupo procedió
a detener al menor (se refiere al de 16) que estaba con la mujer dentro
del local.
El asaltante de 18 años fue identificado por la policía
como Javier Esteban Escobar. La pistola secuestrada era de calibre 11.25.
El subcomisario desmintió versiones según las cuales los
asaltantes habrían obligado a sus víctimas a retirar dinero
de cajeros automáticos. Todo duró menos de una hora,
contó el subcomisario Funes.
Los dos detenidos quedaron a disposición de la jueza de menores
de La Matanza, Nilda Ferioli, y del fiscal Jorge Multedo. Según
la policía, ambos tienen antecedentes penales. Serán indagados
por los delitos de privación ilegal de la libertad y robo calificado.
|