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Dibujitos animados para recuperar la infancia

�El Oso Yogi�, �Los autos locos� y �La hormiga atómica�, entre otros, volverán a la pantalla a través de Boomerang, un canal de cable destinado a reflotar viejos clásicos.

Por Patricia Chaina

La moda retro llega al mundo de los dibujos animados. Para saciar la nostalgia de quienes pasaron la barrera “veintipico” y estimular la imaginación de quienes viven hoy su edad de la inocencia, llega Boomerang, un canal de cable dedicado a los mejores dibujos del estudio HannaBarbera. Son 24 horas de programación destinada a devolverles brillo a personajes como “El Oso Yogi”, “Scooby Doo”, “Tiro Loco McGraw”, “Los autos locos”, “La hormiga atómica”, “Johny Quest”, o el mismísimo “Huckleberry Hound”, este canal estará disponible a partir de hoy por el sistema satelital en Sky, y en el cable, a través de Multicanal.
Boomerang es un desprendimiento de Cartoon Networks y a su vez, un intento por revitalizar las míticas series del género ubicándose dentro del mercado local como un canal Uniseries para chicos, y no tan chicos.
La nostalgia juega aquí un rol protagónico, dándole utilidad a las videotecas de Hanna-Barbera y MGM entre otros archivos a disposición de su casa matriz, la Turner Broadcasting System. “Estos dibujos nacen en una época donde la ingenuidad empapaba los pliegos de diseño”, explica en diálogo con Página/12 Iwao Takamoto, septuagenario creador de Scooby Doo, Penélope Glamour, y de la arquitectura de la era del espacio de “Los Supersónicos”, entre otros emblemas de esa generación de cartoons. El nacimiento del dibujo animado en la TV coincide con el diseño de sus primeros bocetos. “Penélope surge por la necesidad de incluir a una mujer en ‘Los autos locos’. Me piden una idea y en una hora diseño con muchas curvas, ojos grandes, rulos en el pelo y volados en la ropa, el boceto. Utilizo todos los clisés de la estética femenina que se me ocurren y agrego colores: lavanda, rosa furioso. ¡Listo! Era un tiempo sin grupos de testeo. Además el dibujo remitía a algo más carnal que el diseño geométrico de hoy. Se nos permitía crear de manera muy libre, hoy sería imposible. Eso se transmite y creo que es parte de la emoción que se siente al ver estos clásicos”.
La época en que Takamoto ingresa a los grandes estudios de Hollywood, promediando el siglo XX, estuvo signada por el desarrollo de la TV como entretenimiento. De hecho, él había formado parte de Disney en películas como Cenicienta, Peter Pan o La Dama y el Vagabundo, antes de llegar a Hanna-Barbera. “Tenía 15 años y un block donde diseñaba mis bocetos, en el bolsillo, permanentemente”, recuerda. “Después –cuenta– en los años 50 la animación da un vuelco de la mano de dos creativos por demás talentosos: William Hanna y Joseph Barbera, quienes armaron un estudio para satisfacer al mercado de la TV con tiempos y costos afines a esa nueva industria”.
De la animación cuadro a cuadro a la hipertecnología de la era digital, el cartoon desarrolló una variadísima gama de productos. A Takamoto le fue destinado un lugar de privilegio en ese recorrido a partir de la creación de figuras como Scooby Doo. “A los animales los dotábamos de características humanas y fueron efectivos reflejando lo que la gente hacía –reflexiona– más allá de que el diseño que utilizábamos les permitía mostrar esa característica. Además se mantenía la línea de lo políticamente correcto: son reverentes y respetuosos, pero expresamente graciosos. Producto también de algo especial, trabajábamos en un espacio donde realmente reinaba el buen humor”, detalla.
“Scooby Doo fue creado a partir de un modelo vivo”, explica el hombre cuyos ojos rasgados le hacen honor a su apellido. “Un Gran Danés que tenía una amiga mía –continúa– al que doté de las características totalmente contrarias a las de la naturaleza del Gran Danés. Así nació Scooby Doo”, recuerda. Despliega una hoja y en un minuto completa un cuadro del perro más famoso del universo animado en la TV, de aquella época en la que todavía la magia Pokemon no se había inventado.

 

 

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