Página/12
en España
Por
Esteban Pintos
Desde Madrid
¿Tormenta
antiespañola en Argentina? fue el sugerente título
de una página del diario El País, en su edición de
ayer, puesto a reflexionar sobre los últimos sucesos que relacionan
ambos países de manera poco amistosa desde la crisis de Aerolíneas
en adelante. Aquí en España, a través de fotografías
e imágenes, se pudo ver a los encapuchados destruyendo una cabina
de Telefónica, la quema de una bandera roja y amarilla, y el final
de un caliente monólogo de Enrique Pinti (que se metan Iberia
en el culo). Todo esto visto y oído (y repetido) en la semana
previa del emprendimiento conjunto de las secretarías de Turismo
y Cultura argentinas, en busca del ingreso de dinero fresco al país
a través del turismo.
Es decir: el objetivo básico de esta primera semana argentina en
Madrid encuadrada dentro del programa Turismo Cultural
era promover, a través del cine, la música y la danza, el
atractivo de Argentina como satisfactorio destino para turistas españoles.
Y sus dólares. Por eso las proyecciones de películas (según
cifras oficiales de la organización, 24 proyecciones de 12 películas
de reciente producción nacional que convocaron unos 2.000 espectadores)
y los recitales, desde el viernes 22 hasta el sábado 30 de junio,
estuvieron rodeadas de un contexto poco receptivo, aún desde la
distancia que separa intrínsecamente un acto artístico de
un problema económico-político. Este momento de tensión
en las relaciones entre ambos países (aunque suene vago y peligrosamente
generalizador) es un tema aquí, lo habla la gente en la calle,
los taxistas y también los medios.
Un indicio importante de este humor colectivo español tal vez pueda
comprobarse en la escasa cobertura que hicieron los medios locales. Apenas
un par de notas en El Mundo, algo en El País, menciones en programas
radiales de actualidad y casi nada de televisión. Tal vez
se trate del reflejo de la molestia que sintieron los españoles
viendo cómo en Buenos Aires se quemaba su bandera ¿Qué
pensarían los argentinos si eso sucediera aquí, en la Plaza
Mayor, por ejemplo?, se preguntaba y a la vez entregaba una posible
explicación el embajador argentino en España Ricardo Lafferriere,
consultado por Página/12. Para el secretario de Cultura y Comunicación,
Darío Lopérfido, esto es paradójico porque
en el momento de la crisis de Aerolíneas, estamos en un momento
de auge en el intercambio cultural entre los dos países: aquí
esta semana, y en Buenos Aires una muestra histórica, de Picasso,
Dalí, Miró, Barceló.
Enojados o no, tal vez indiferentes por propia decisión, lo cierto
es que los medios españoles no se ocuparon de los espectáculos
exhibidos en Madrid. Sin embargo, el público sí. Sobre todo
en los shows de música y de danza, con Julio Bocca,
desde el martes y hasta el sábado pasado. Fueron cinco funciones
a sala llena, en teatros y clubes de rock y jazz: unas 6000 personas presenciaron
las performances de Víctor Heredia, León Gieco, Mercedes
Sosa (folklore), Babasónicos, Attaque 77, Divididos (rock), Javier
Malosetti, Fats Fernández, Dino Saluzzi (jazz), Fernando Samalea,
Adriana Varela, Julio Bocca, el quinteto Piazzolla (tango), Leo García,
María Eva Albistur, Antonio Birabent, Ariel Rot y Fito Páez
(pop). En todos los casos y desde sus diferentes propuestas, cada uno
mereció aplausos, ovaciones en algunos notorios casos (Sosa, Gieco,
Divididos, Varela, Páez). También esta semana significó
el primer paso en una plaza históricamente difícil para
la música argentina, por ejemplo para Divididos, Fats Fernández
o Leo García. En otros, reafirmaron su prestigio ya ganado Mercedes
Sosa, Adriana Varela, Julio Bocca, Dino Saluzzi y Fito Páez.
En el repaso final, si de música se habla, quedaron varias imágenes.
El final a tres voces de Víctor Heredia, León Gieco y Mercedes
Sosa. Herediacantando Encuentro en Cajamarca y Taki
Ongoy II, o Gieco Cinco siglos igual, aquí en
España. El potentísimo show de Divididos que convirtió
este Arena de Madrid en una sucursal de Cemento. El silencio respetuoso
que acompañó cada interpretación de Fats Fernández.
Los tangos que se cantó Adriana Varela, o los que bailó
Julio Bocca. El show de Fito Páez en La Riviera, haciendo Los
Mareados y Ciudad de pobres corazones con igual intensidad.
Según cifras estimativas, se gastaron unos 180.000 dólares
en la realización de esta semana: Cultura se hizo cargo de los
cachets de los artistas, y Turismo de los pasajes. Del resto, alquiler
de salas, hospedaje de la delegación de artistas, infraestructura
técnica, se ocuparon la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores)
y la empresa Telefónica. Enfrentando posibles críticas sobre
el inoportuno momento (de crisis económica en Argentina) elegido
para este festival en España, Lopérfido retruca: Me
parece una crítica de gente que está desactualizada respecto
de lo que son las industrias culturales en el mundo. Yo pienso en términos
de industria: estamos hablando de bienes culturales exportables. Para
los que piensan que Argentina debe tener una política exportadora
sólo en el agro y que la Secretaría de Cultura se tiene
que ocupar de hacer un concierto para veinte pitucos, como sucedía
antes, claro que esto que hacemos es cuestionable. Para los que pensamos
que el país puede tener futuro en la muestra de contenidos culturales,
gastamos demasiado poco. Creo que en realidad el país debería
gastar veinte veces más en estas cosas.
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